El pasado viernes, durante el partido entre España e Israel (4-1) correspondiente a la fase de clasificación para el Mundial de Rusia, muchos aficionados se preguntaron por qué El Molinón no presentó el cartel de no hay billetes. La pregunta, sin embargo, no responde a la lógica. Puede, simplemente, que los aficionados quisieran emplear su tiempo libre en hacer otra cosa -como Cesc, que se fue al cine a ver una película con su familia-. Al fin y al cabo, se preveía una victoria cómoda de la selección y la ciudad está acostumbrada a ver encuentros de Primera. El caso es que al estadio, que tiene un aforo para 30.000 personas, tan solo acudieron 23.000. Algo que, obviamente, llama la atención.



No es la primera vez que esto ocurre en Asturias. Hace dos años, cuando la selección absoluta jugó contra Eslovaquia en el Carlos Tartiere (casa del Oviedo durante el resto del año), la afición tampoco respondió. Entonces, fue para albergar un partido oficial de clasificación para la Eurocopa de Francia y tan solo se vendieron 19.874 entradas (la mitad del aforo). Sin embargo, y a pesar de que las entradas estaban entre 20 y 45 euros (como en Gijón), el estadio no se llenó para ver a la 'Roja'. ¿Por qué? La pregunta, de nuevo, no tiene una explicación. En cualquier caso, la situación no sólo se circunscribe a esa región: la selección en sus últimos 10 partidos, sólo ha llenado en Alicante, en un partido contra Inglaterra, y en León, en dos ocasiones. 

Los jugadores de la selección celebran un gol en el Molinón. EFE



En cualquier caso, tras las imágenes de las 'calvas' en estos estadios, muchos aficionados, en otras regiones, se han podido preguntar: ¿por qué en Asturias sí y en mi provincia (en la que igual sí se llenaría el estadio, aunque fuese más pequeño) no juega la selección? Pues bien, la duda es razonable: la selección absoluta, en los últimos 30 años, no ha jugado en 20 provincias. Y mientras, ha pasado por otras con frecuencia. ¿Por qué? En este caso, sí hay una explicación. Al menos, en parte.



Dos criterios distintos



La UEFA y la FIFA le exigen a la Federación Española de Fútbol -según reconocen desde la institución- que los estadios que acojan partidos oficiales de selecciones tienen que cumplir varios requisitos: aforo para 9.000 personas, una luz determinada, un espacio adecuado para la prensa y unos cánones de seguridad que no pongan en peligro la celebración del partido ni en riesgo las condiciones de los aficionados. Por esa razón, algunas provincias donde no hay estadios con esa capacidad no podrán albergar jamás un partido oficial de la ‘Roja’. Y es normal.



En los amistosos, en cambio, es diferente. No hay ningún criterio específico, sino que sólo se atiende a lo deportivo. Es decir, la selección española absoluta podría jugar en cualquier parte de España. Por ejemplo, en Soria, a donde no ha ido en los últimos 30 años. O en cualquiera de las otras 19 provincias que no ha pisado durante el mismo período de tiempo.



A todo esto, hay que añadirle una salvedad: para que un partido de la absoluta se celebre en cualquier parte de España, la ciudad en cuestión -o la diputación- debe mostrar su interés por albergar un partido de la selección. Y, obviamente, tener un estadio con unos estándares mínimos para que el partido se pueda celebrar sin problemas. Eso, aunque no existan unos criterios, es obvio y debería ser comprendido por cualquier aficionado. Tanto como que se deberían exigir unos criterios determinados  -aunque sea para facilitar que toda decisión se tome sobre una base racional previamente consensuada-. 



Sevilla, la ciudad que más ha visto a la Roja



En total, 37 ciudades de 27 provincias han visto jugar a la absoluta en su territorio en los últimos 30 años. Entre ellas, la ciudad que más veces ha acogido partidos de la selección ha sido Sevilla (28), seguida por Madrid (15) y Valencia (12). Estas forman el top 3. Pero también hay ocho localidades que sólo han visto pasar a la ‘Roja’ una vez en los últimos 30 años (para ver los datos exactos, mirar el gráfico adjunto en el texto).



Como particularidad, en los últimos 30 años, la selección ha jugado en Barcelona en tres ocasiones (2000, 2002 y 2004), pero no lo ha hecho desde entonces debido al debate territorial. Y, en el País Vasco, aunque todavía no ha jugado, sí que lo hará en la Eurocopa de 2020, que ha elegido al nuevo San Mamés como sede del campeonato continental.



Comentado lo anterior, lo que está claro es que los partidos oficiales tienen (y deben) celebrarse en campos de primera con independencia de que estos acaben colgando el cartel de no hay billetes. Pero, en cuanto a los amistosos, qué es preferible: ¿que el campo sea grande y esté medio vacío? ¿Que sea pequeño y esté lleno? ¿Que toda España tenga la opción de ver, en algún momento, a la selección? ¿Que, simplemente, como en Inglaterra o en Francia, se opte por una sede fija? Ese es el debate. La pelota, en cualquier caso, está en el terreno de Villar (o de quien le sustituya tras las elecciones). 

Los jugadores de la selección celebran la victoria. EFE