James Rodríguez no está teniendo un comienzo fácil en su nueva aventura en Qatar. Hace poco tiempo que ha llegado al Al Rayyan, donde además lo hizo arrastrando una serie de problemas físicos, seguramente provocados por su falta de minutos en la Premier League con el Everton de Rafa Benítez

No obstante, esas molestias ya pasaron y James es el nuevo líder de este club qatarí. Sin embargo, las cosas no le van muy bien. En su último partido, el colombiano fue víctima del juego duro de sus rivales, el Al Arabi, quienes se ensañaron de forma clara contra él.

Tanto fue así que en los últimos minutos del choque, el cafetero recibió una durísima falta que le hizo estallar. Un oponente se lanzó contra él cargando y chocando contra su pecho de manera violenta, lo que dejó al colombiano dolorido durante varios minutos. James, cuando pudo recomponerse, exigió al árbitro una sanción más dura para su agresor, pero esta fue su perdición. 

El árbitro del choque lo que hizo fue mostrarle la cartulina amarilla a James por protestar y por pedir la amonestación de un rival. Con cara de sorpresa, James cortocircuitó al ver la reacción del colegiado y perdió los nervios por completo. Tuvo un ataque de ira que estuvo a punto de terminar de la peor manera posible. 

Como si estuviera poseído, James se fue a por el árbitro de manera insistente, zafándose de todos sus compañeros, como si quisiera agredir al trencilla. Los momentos de tensión estaban siendo espeluznantes pues James estaba fuera de sí y no había manera de pararle y contenerle. Llegó a coger del brazo al árbitro, pero más compañeros acudieron en su ayuda para evitar males mayores. 

La expulsión de James

El colombiano no dejó de protestar la acción y pocos segundos después de ver la primera cartulina amarilla veía la segunda, lo que le hizo estallar definitivamente perdiendo la cabeza. Su propósito no era otro que pedirle explicaciones al árbitro, pero eso sí, de manera muy agresiva, una situación en la que pocas veces se le ha visto a James. 

En vista de que la situación solo podía ir a peor, James consiguió serenarse y morderse la lengua para no hacer una locura. Aplaudió insistentemente las decisiones del árbitro de forma irónica y se quitó la camiseta en pleno terreno de juego antes de marcharse a los vestuarios visiblemente cabreado, aunque sin hacer más gestos. 

Así fue como terminó para James un partido difícil en el que recibió multitud de entradas y de patadas por parte de sus adversarios y en el que dio la asistencia para el gol del Al Rayyan, que terminó cayendo por 2-1 frente al Al Arabi. Mal día sin duda para un James que terminó desquiciado con la actuación del colegiado y con el trato recibido por sus rivales, quienes ven en él a una estrella herida a la que hacer daño y con la que se ensañaron de manera evidente, tratando de pararle con faltas una y otra vez sin darle ningún respiro. 

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