“Empieza la Peprevolución”, titulaba la revista alemana Kicker su previa de la Premier League. Y lo hacía con argumentos sólidos. Ellos saben, de primera mano, que Guardiola modificó muchas cosas cuando aterrizó en Múnich. Y los aficionados del City, al fin y al cabo, tienen la esperanza de que haga lo mismo en el Etihad Stadium. El problema es que los paradigmas no se cambian de un día para otro. Toda revolución necesita tiempo, incluso cuando ésta es futbolística. Y la del técnico español está todavía por germinar. O al menos, eso se deduce tras su primer partido contra el Sunderland (2-1). Una victoria que, a pesar de todo, deja dudas.



El equipo de Pep, de momento, se parece más al que dejó Pellegrini. En su primer partido, apenas si ofreció alguna variante respecto al de la temporada pasada. El City, como mandan los cánones estéticos de Guardiola, mantuvo la posesión. Pero hasta ahí llega su influencia. Porque al Manchester le faltó velocidad, ritmo y pegada. Se puso primero por delante, pero lo hizo fruto de un penalti cometido sobre Sterling. El jugador inglés cayó en el área y Agüero anotó su primer gol esta temporada con un tanto desde los once metros.



Inaugurado el marcador, poco más ofreció el City en toda la primera mitad. Como con Pellegrini, sufrió para sacar la pelota desde atrás, algo que debería cambiar cuando entre Gündogan en la rotación. Pero hasta entonces tendrá que hacerlo Fernandinho, que está lejos del nivel que se requiere en un club grande. O Silva, por momentos, más retrasado de lo habitual, lejos del área, donde mejor se encuentra. Problemas, en cualquier caso, que forman parte del reto que tiene por delante Guardiola. Al fin y al cabo, en Múnich se inventó un mediocentro (Lahm), por tanto, no descarten que en los próximos partidos Pep se saque algún conejo de su particular chistera.



Con esos problemas de por medio, el Manchester de Guardiola consiguió tener la posesión, pero no mantener el control del partido. Y entonces apareció el Sunderland, en su primera ocasión en todo el partido. Borini aprovechó un fallo de la defensa del City y se la puso a Defoe. Y el delantero, con 33 años y después de regresar de su aventura futbolística en Toronto, batió a Willy Caballero con un disparo colocado. Un síntoma de que los Sky Blues tienen todavía mucho que mejorar. Y, sobre todo, que la defensa, talón de Aquiles del conjunto de Pellegrini, necesita afianzar su zaga -incluso cuando se han gastado 55 millones de euros por Stones-.



Sin embargo, el gol en propia puerta de McNair al final del partido le permite a Guardiola respirar tranquilo. El resultado, sacrosanto tranquilizante en el fútbol, le deja a Pep tiempo para trabajar. La revolución tendrá que esperar. Si alguien creía que era inmediata, estaba equivocado. El técnico español tiene mucho trabajo por delante. Ganó contra el Sunderland, eso sí, pero contra un equipo que se ha gastado 15 millones de euros en fichajes -por los casi 200 de los Sky Blues-. Pero esto sólo es el principio. 

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