Los sueños son más crueles si se acaban al final. Es mejor despertarse a tiempo y no llevarse el golpe del desengaño. Todo un año vibrando y soñando para llegar al final exhaustos y caer cuando más duele. Es lo que le viene pasando al Celta los últimos años, que tras remar y remar, se queda anclado en semifinales. [Narración y estadísticas: Celta de Vigo 0-1 Manchester United]

Todo el mérito que está acumulando no se ve nunca premiado. Tras eliminar en Copa un año al Atlético y otro al Madrid en cuartos, perdió los dos años en semis, primero ante el Sevilla y después ante el Alavés. Esta temporada volvió a llegar al penúltimo escalón del camino en Europa, pero otra vez se ahogó ahí. Eso sí, todavía le queda una oportunidad para vengar toda la mala suerte de estos años.

Perdió el cuadro gallego ante un Manchester United que se paseó por Balaídos usando su nombre más que su juego. Pesó más la historia que la actualidad. El Celta se achicó, le pudo la presión y no hizo todo aquello que le venía valiendo para llegar precisamente hasta aquí. Sergio Álvarez pudo con todo, fue el mejor, pero el meta gallego se quedó a las puertas de una actuación sublime, ya que falló en el lanzamiento de una falta de Rashford que, por su palo, se le coló. Fue la única diferencia que hizo el Manchester en Balaídos: un balón parado que entró gracias a la calidad de su joven talento.

Se agotaron las ideas de un Celta que tendrá que volver a buscar la clasificación a domicilio, allí donde mejor ha rendido en esta Europa League. Ganó en Donetsk, ganó en Krasnodar y empató, que era lo que le valía, en Genk. Ahora en Old Trafford solo le vale ganar y, además, con una especie de proeza. El 0-1 de este jueves es un duro golpe a un sueño que parecía más real este año.

Tendrá que cambiar mucho este Celta para pasar a la final. No vale con las buenas intenciones. El United tiene nombre, tiene experiencia y sabe jugar en estas alturas. El Celta, por ahora, no. Los ingleses tuvieron mucho más ocasiones y perdonó la goleada. A eso se tendrá que agarrar los gallegos. A pesar de jugar mal, les queda un poco de vídeo. Los de Berizzo merecen el premio de una final, pero no lo logran nunca por no saber dar el último paso. Sería una pena que todo, otra vez, acabara así.

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