Los sueños, ya saben, sueños son. Y como tal se acaban. No siempre del mismo modo, pero lo hacen. Ya sea porque suena el despertador o porque algo perturba la paz de la noche. Lo cierto es que llega la hora y, en un segundo, toca volver a luchar contra la dura y cruda realidad. Eso lo sabe cualquiera y lo experimentó Islandia en sus propias carnes en el choque contra Francia (5-2). Casi sin esperárselo, de pronto, la selección entrenada por Laberbäck se vio con los ojos como platos, con sudores fríos e inmersa en una auténtica pesadilla. Y lo peor de todo: sin poder hacer nada. Porque el equipo de Deschamps, que ha ido de menos a más en este torneo, terminó de explotar ante la teórica ‘cenicienta’ de la Eurocopa, a las puertas de las semifinales y con todos sus hombres en estado de gracia [Estadísticas y resultado: 5-2]



Lo bueno de los sueños, por otra parte, es que se disfrutan. Y mucho. Tanto que, en muchas ocasiones, pueden seguir recordándose eternamente con la perspectiva que ofrece el tiempo. Al fin y al cabo, Islandia hizo lo que nadie se esperaba: debutó en la Eurocopa, se clasificó para octavos y consiguió acabar con Inglaterra en cuartos de final. Y con eso, para una selección casi ‘amateur’, es suficiente. Y poco importa cómo cayó ante Francia o los goles que recibió. Lo que ha hecho el equipo de Lagerbäck es histórico, y como tal quedará reflejado de por vida.



Lo de Francia, en cambio, es otra cosa. Para el equipo de Deschamps la victoria era una obligación. Y, una vez hechos los deberes, su gran reto pasa por superar a Alemania en semifinales. Ese es el partido que lleva esperando la anfitriona desde que comenzó la Eurocopa, el que la conduzca a la final de su torneo. Y pensando en eso salió al Stade de France, buscando una goleada que se terminó por concretar.



Ante la perplejidad de los jugadores islandeses, que en algún momento del partido podrían haber pensado qué hacían allí, Francia se adelantó con una jugada de tiralíneas: Matuidi se la puso por encima de la defensa a Giroud y él sólo tuvo que rematar a placer. Eso, que ocurrió nada más empezar el partido, se mantuvo como tónica durante todo el encuentro. Sin que el equipo de Deschamps bajara el pistón, los goles se fueron sucediendo uno detrás de otro sin importar quién era el autor. Así, apareció Pogba para hacer el segundo de cabeza, Payet para colocarla pegadita al palo, Griezmann para ponerla picadita por encima del portero y Giroud para cerrar la manita.



En definitiva, Francia hizo lo que se esperaba de ella e Islandia se fue con la cabeza bien alta, marcando dos goles y después de ser el equipo de todo el continente durante esta Eurocopa. Ahora la pelota cambia de tejado y el sueño lo viven los franceses, que estarán en semifinales. O lo que es lo mismo: a dos partidos de ganar el campeonato. ¿Se despertarán inmersos en una pesadilla? Eso ya se verá. En cualquier caso, siempre es mejor seguir en la nube que bajar de repente a la tierra. Se las verán con Alemania, que sigue sin despertar desde el Mundial y amanece como vigente campeona. Casi nada.

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