Hubo un Leicester que intentó ganar la Premier League -y lo consiguió-. Hubo un Atlético de Madrid que buscó comerse el continente a bocados -y se quedó a un penalti de hacerlo-. Hubo todo eso y, ahora, salvando las distancias, hay una selección, la de Islandia, que ha dado un paso importante en busca de su sueño, aunque éste sea menor que el de los dos equipos anteriores. Su objetivo, al fin y al cabo, siempre fue plantar cara y, si acaso, luchar por agarrar algún punto. Y, una vez concluido su primer partido en una Eurocopa, pueden gritar bien alto que su empate contra Portugal (1-1) es todo un éxito -para ellos y para cualquiera-.



Toca decir, por evidente, que la culpa, en gran parte, fue de la selección de Santos. Portugal -en ningún caso- puede ni debe caer con Islandia, contra una selección menor, con peores jugadores -en eso todo el mundo está de acuerdo- y debutante en una Eurocopa. Sin embargo, así lo hizo. Sin juego ni argumentos sobre el campo. El conjunto luso sólo pudo sacar un empate. Es decir, naufragó en un inicio de campeonato que se presumía asequible, pero que demostró ser cuanto menos peligroso.



La cruz, sin embargo, tardó en llegar. Portugal, en un principio, plantó cara, jugó bien y se adelantó primero en el marcador con una combinación al más puro estilo Barcelona: Vieirinha se la puso a André Gomes y éste se la dejó a Nani dentro del área para que hiciera el primero. Y, a partir de ahí, se gustó. Sin echarse atrás, pero con Ronaldo desaparecido. Porque si algo diferencia al conjunto luso del resto es que Cristiano es, teóricamente, el segundo mejor jugador del mundo. Un portento que no terminó de explotar ante Islandia, pegado a la banda, pero vagando, sin ver balón ni encontrar una oportunidad para sacar pecho. Y así, pues claro…



Islandia, desde su inferioridad, empezó a crecer. Poco a poco intentó hacer daño en las contras y, al final, acabó llevándose el gato al agua. Bjarnason apareció en el segundo palo y empaló una pelota caída del aire para hacer el empate y, de paso, para que su rival entrara en un estado de pánico. Y no sólo eso, sino que además estuvo a punto de llevarse la victoria gracias a un disparo de Finnbogason que se marchó por encima de la portería.



Con este resultado, Portugal necesita ganar sus dos próximos partidos. Pero, evidentemente, no lo tendrá fácil. Sobre todo, si sigue a este nivel y si Ronaldo no consigue despertar a los suyos ni recuperar su capacidad para decidir partidos. Sin él, Portugal es una más. Ni candidata ni favorita. Una más. Con él -si vuelve- será otra cosa. En cualquier caso, tiene dos partidos para reaparecer -por su bien y el de su selección-.

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