En la barra del bar se tiende a juzgar, a criticar, a hacer de entrenador y a sentar cátedra. Y lo mismo ocurre en Twitter, que viene a ser lo mismo, pero sin borrachos (a menudo, bastante más lúcidos). Sin embargo, la vida -o el fútbol- no se resuelven ni con un par de cervezas ni con unos cuantos tuits. Por ese motivo, y aunque muchos opinen lo contrario, ser seleccionador no está al alcance de cualquiera. Ya lo decía Arrigo Sachi tras su etapa como técnico de Italia: “Yo siempre tuve razones para elegir a uno u a otro jugador, pero la mayoría de las veces había voces discordantes”. Y eso, precisamente, es lo que le ocurre a Del Bosque, que una vez más ha apostado por Cesc frente a lo que pueda pensar la opinión pública. ¿Por qué? He ahí la cuestión. En teoría, está en su peor momento, pero Vicente lo ha preferido a él antes que a Saúl o a Isco. Y, salvo sorpresa, tendrá minutos en el amistoso de este martes contra Georgia (20:45 horas).



Vicente del Bosque, obviamente, tendrá sus razones. Para él ha sido un fijo en las convocatorias de la selección. Contó con Cesc en Sudáfrica 2010, en la Eurocopa de 2012 y en Brasil 2014. Y, aunque no con los mismos resultados en todos los torneos, el centrocampista casi siempre ha respondido. Como falso ‘9’, como mediapunta, escorado a la izquierda o donde el seleccionador se lo pidiera. El catalán ha aceptado su rol en todas las ocasiones y lo ha ejecutado casi a la perfección. Excepto en el último Mundial, cuando, tras disputar tan solo unos minutos en el partido contra Holanda y quedarse en el banquillo ante Chile, Fàbregas y el seleccionador tuvieron un rifirrafe en el entrenamiento. Agua pasada, según parece.

Cesc Fàbregas, entrenando con la selección JAN HETFLEISCH EFE



Aquella discusión en Brasil podría haber sido su defunción futura en la Roja. Del Bosque, al fin y al cabo, tras aquella eliminación temprana en el Mundial, ha tenido todo a su favor para renovar la plantilla y, por ende, dejar a Cesc fuera de por vida, tal como hizo con Fernando Llorente, que jamás volvió tras el Mundial de Sudáfrica 2010. Sin embargo, ha optado de nuevo por llamarlo. Justo cuando nadie creía que podría entrar en los planes para este verano, Fàbregas volverá a estar en una gran cita. Y puede que esta vez, además, lo haga como titular.



Cesc, que fue promesa de la Masía, futuro Platini -eso dijo Arsene Wenger de él- y el nuevo Xavi, podrá finalmente ejercer de sustituto del de Terrassa. Sin ser el mismo tipo jugador, pero, al menos, ocupando su posición. Pero para que eso sea posible tendrá que jugarse el puesto con Thiago y Koke, dos centrocampistas con menos experiencia que él, pero que vienen de una mejor temporada con sus respectivos equipos. El jugador del Bayern, tras ganar el doblete (Copa y Bundesliga), y el del Atlético, tras ser uno de los máximos asistentes de Europa (17) y como vigente subcampeón de la Champions.



MÁS MINUTOS QUE SAÚL E ISCO



Vicente del Bosque, pese a todo, decidió a última hora contar con el jugador catalán y dejar fuera de la lista a Isco y a Saúl. Una decisión discutible si se comparan sus temporadas en lo individual y lo colectivo. Cesc, con su equipo décimo en la Premier, es el que más minutos ha disputado de entre los tres (3.951 minutos), pero Isco da más asistencias (12) y Saúl anota más goles (9). Por tanto, la decisión del técnico salmantino se basa únicamente en su creencia de que a la Roja le viene mejor contar con el ex del Barcelona que con los otros dos.

Cesc Fàbregas abraza a David Silva. JAN HETFLEISCH EFE



Mencionado todo lo anterior, toca volver a hacerse la pregunta inicial: ¿Por qué lo convoca? En este caso, por varios motivos. El primero de ellos, porque es junto a Iniesta y Busquets el jugador que mejor conoce el estilo de la selección; en segunda instancia, porque es capaz de adaptarse fácilmente a cualquier posición del centro del campo hacia delante; y en tercer lugar, porque él fue aquel penalti contra Italia en la Eurocopa de 2008, el pase en el gol de Iniesta en el Mundial de 2010 y el ejecutor de la pena máxima contra Portugal en la Eurocopa de 2012. Es decir, porque tiene esa flor -o suerte- que necesita cualquier equipo.



Todo lo anterior justifica su convocatoria, pero el resto dependerá de él. Este martes, en Getafe, tendrá una nueva oportunidad de reclamar su sitio en la Roja y acabar con el runrún que despierta su figura. Y la realidad es que lo tendrá fácil, pues Georgia viene de perder dos partidos seguidos ante Eslovaquia (1-3) y Rumanía (1-5). Una oportunidad inigualable para que dé un paso al frente y se perfile como titular en esta selección, máxime cuando Koke se acaba de incorporar y Silva está tocado. Por tanto, es una certeza que tiene la confianza del técnico, a partir de ahí le resta una Eurocopa para contestar a la pregunta inicial por sí solo.

Cesc Fàbregas, concentrado con la selección. JAN HETFLEISCH EFE

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