No se espera carbón por el Bernabéu en el inicio del 2017 y sí vítores y fiesta en su primer partido del nuevo año, el que le enfrenta este miércoles (21:15 horas) a la telaraña de Sampaoli, a un Sevilla que amenaza la calma blanca para atragantar a más de uno el roscón de Reyes. 

El gran 2016 ya dejado atrás abre un año con varias incógnitas que no tardarán mucho en tener respuesta. Por ejemplo, hasta cuándo llegará el récord de partidos. O si el Madrid tiene equipo para aguantar tres competiciones. O si a los blancos les interesa la Copa. O si se despeñarán como años anteriores tras el parón navideño. Y qué mejor manera que contestar a todo esto que con el Sevilla de Sampaoli como juez.

No tardaremos mucho en saber si el Madrid de 2017 será igual de consistente que el del pasado año. Este triple duelo ante un Sevilla hecho a la medida de un Sampaoli que ha logrado que su equipo haya aguantado más de cuatro meses el ritmo de Madrid y Barça, sirve rápidamente para examinar si lo del Madrid va tan en serio como parecía.

Los caprichos del calendario han llevado a que madrileños y sevillanos se tengan que ver las caras tres veces en diez días, en mitad de la búsqueda del récord de imbatibilidad de los blancos, ahora en 37 partidos y a dos de los que consiguió el Barcelona de Luis Enrique el año pasado.

El primero de los duelos será este miércoles en el Bernabéu, ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Ocho días más tarde, tras la jornada de Liga, volverán a enfrentarse en el Pizjuán en el partido de vuelta y el domingo 15 cerrarán la 'borrachera' de duelos con el partido de Liga.

Zidane, ante la última idea que le queda por ganar

La diferencia entre ambos estilos será una prueba importante para examinar al Madrid, que a pesar de su larga racha de partidos sin perder, terminó el año con más dudas de las que pueden mostrar los resultados, recurriendo al descuento en encuentros a priori fáciles como contra el Deportivo o a la prórroga en la final del Mundial de Clubes ante el Kashima japonés.

Será la segunda vez que Zidane se enfrente a Sampaoli, dos entrenadores con muy pocas cosas en común y que muestran dos caras muy distintas, con unos estilos totalmente opuestos. Ambos ya se vieron a inicios de agosto, en la Supercopa de Europa, el que fue el primer partido oficial de Sampaoli con el Sevilla. Entonces el club andaluz ya dejó algunos de los rasgos que más tarde ha ido explotando el exseleccionador chileno: el Sevilla es un equipo muy rocoso, intenso, fiable y bien trabajado en todas las líneas, sin ningún desequilibrio. Eso sí, a Samapoli le sigue faltando corregir el problema que el Sevilla arrastra incluso antes de que llegara él: los malos resultados lejos del Pizjuán.

El contraste de estilos hará que, en caso de que el Madrid supere favorablemente estos diez días de bastante exigencia, la figura de Zidane se convierta casi en inmune. El francés ganó al Atlético de Simeone en el Calderón, sacó un punto ante el Barcelona en el Camp Nou, aguantó en Alemania ante el Dortmund, pero quizá todavía le falte una victoria ante el que se ha erigido como una de las sensaciones de la temporada.

Porque el Sevilla es el equipo en la que más se nota la mano de su entrenador, en el que los jugadores son la perfecta prolongación del técnico en el campo. Frente a la tensión continua a la que tiene sometida Samapoli al Sevilla, mezclada con un gusto por el control del balón, Zidane ofrece juego directo y ofensivo, con más disparos que regates y con un juego que acaba en un delantero centro, algo de lo que carece el equipo andaluz. Cabe reseñar, eso sí, que donde más puede crear problemas Sampaoli al Madrid es en el Pizjuán, donde seguramente él lleve el control del partido, y que todavía se desconoce cómo rinde su Sevilla en los campos de los grandes, ya que es su primer gran enfrentamiento a domicilio.

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El Madrid se enfrenta al Sevilla pero también a su propia cabeza. No han sido los parones navideños últimamente buenos para los blancos. Precisamente este miércoles cumple justo un año Zidane al frente de la nave madridista: un 4 de enero de 2016 fue presentado con pocos honores, fruto de la situación pésima que vivía por entonces el club. El año anterior, con Ancelotti en el banquillo, en el primer partido del 2015 perdió en Mestalla y fue el inicio de un mes de enero desastroso, con eliminación en la ronda de Copa que ahora afronta este Madrid. Aunque parezca mentira, el club de Chamartín no pasa de los octavos en Copa desde 2014, cuando ganó la competición.

Lesiones y rotaciones para un largo enero

Enero viene siendo ya en los últimos años el mes reservado para la Copa. En todas las semanas habrá fútbol y los octavos, cuartos y semifinales se jugarán del tirón, desde esta misma semana hasta el 8-9 de febrero, cuando ya se conozcan los equipos que jugarán la final, prevista para más de tres meses después, el 27 de mayo. Es por ello que un calendario tan cargado (y más si se pasa de ronda), obliga a unas necesarias rotaciones y más tras dos semanas de inactividad. Pero lo peor para Zidane es que ni puede decidir los cambios, ya que las lesiones se lo imponen.

No estarán este miércoles ni Pepe ni Ramos, ambos aquejados de molestias musculares. Tampoco jugarán Lucas Vázquez y Kovacic, que llegaron tocados tras las vacaciones debido a las lesiones que arrastran del Mundial de Clubes, ni Cristiano, que sorprendentemente se quedó fuera de la convocatoria.

Lo más seguro es que Zidane apueste por su centro del campo preferido, con Casemiro (si juega N'Zonzi se podrá ver una gran lucha en la medular entre dos stoppers), Modric y Kroos, y arriba la duda estará en el sustituto del todavía lesionado Bale y del propio Cristiano. ¿Oportunidad para Mariano?

A pesar de la hora, que limita la afluencia de ese público que normalmente no puede acudir al estadio, se espera un gran ambiente en un Bernabéu que festejará el Mundial de Clubes y el Balón de Oro de Cristiano. En la víspera de la noche de Reyes, nadie esperará carbón, pero sí algún que otro susto con Sampaoli, para un Real Madrid que tiene una prueba muy relevante para juzgar si la solidez del 2016 se mantiene en 2017.

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