Recordaba Cristiano Ronaldo hace unas semanas, en un acto publicitario en Lisboa, que el momento más duro de su carrera llegó con el cambio de su Madeira natal por la capital de Portugal. Era 1997, un chaval de 11 años. El Sporting de Portugal le había fichado por 25.000 euros y se había hecho con una promesa que ya destacaba. No era otra cosa que la construcción de una futura estrella mundial, esa que ahora vuelve, cual hijo pródigo, a esa Lisboa que tanto le marcó con la visita del Real Madrid al José Alvalade (20:45 horas)

El cambio fue tormentoso por momentos pero provechoso a la larga. Cristiano acababa con la 'saudade' de su familia a base de mejoras en el equipo de la capital, no sin sustos ni castigos en unos años en los que también creció como persona. El Sporting no tenía entonces "La Academia", la ahora instalación más moderna y mejor equipada de Europa, así que durante aquella época de obras, se quedaba en una residencia con otros chicos de la cantera.

Le asignaron, como a todos, un psicólogo y un tutor para controlarle, en el fútbol y en los estudios. Miguel Paixo, uno de sus íntimos, de esos amigos que le acompañan todavía a todos lados, estuvo con él aquella etapa. "Perdía al ping-pong y siempre le quedaba una moneda para seguir hasta que ganaba", recordaba Paixo en el mismo acto publicitario. Fue quizá ese el inicio de la competitividad que acompaña a CR7, una institución ya en el Sporting, en todo Portugal, y su mejor futbolista de toda la historia.

Seis años después de la llegada a Lisboa, saldría de Portugal dirección Manchester en una de esas decisiones que marcan el rumbo de un equipo y de un jugador. Ferguson le cazó y, pese a acordar previamente una cesión de un año en el equipo portugués antes de marchar a Inglaterra, rompió esa idea y se lo llevó de inmediato. Venía el United de jugar ante el Sporting en la inauguración del nuevo José Alvalade (2003) y de que Cristiano destacara con dos asistencias. "Los chicos (por los futbolistas del United) no han parado de hablar en el vestuario de él", decía entonces Ferguson. "En el avión de regreso, me presionaron para hacerle venir. Es uno de los jugadores jóvenes más excitantes que visto nunca", añadía.

Cristiano Ronaldo (Sporting Lisboa) vs Manchester United

Ese Sporting-United en el Alvalade fue el primero y último de Cristiano con el equipo portugués en el nuevo estadio. Como si de un símbolo se tratara, el actual jugador del Real Madrid se convirtió en un enlace entre el antiguo y el actual Sporting, él fue el empujón a la recuperación del club, porque el actual equipo lisboeta poco se parece al de hace unos años, ese que llegó a coquetear con la quiebra, con directivos inmersos en casos de corrupción, baile de entrenadores (el banquillo verde llegó a tener una media de duración de seis meses) y viéndose superado hasta por el Sporting de Braga como tercer equipo de Portugal.

Cristiano es una figura más idílica que otra cosa en el segundo equipo de Lisboa (el Benfica, por títulos, es indudablemente, el primero), porque futbolísticamente poco aportó, ya que cuando él explota ya es en el United: sólo jugó una temporada en el primer equipo, la 2002-03, quedándose ese año a 27 puntos de la primera plaza del Oporto de Mourinho. Eso sí, fue y sigue siendo el único futbolista en la historia del Sporting que jugó en los juveniles, en el filial y en el primer equipo. Pero es la figura a la que se aferra el Sporting para recuperar el honor, para fomentar el fútbol en sus categorías inferiores y para enseñar a los niños que ahí tienen a un modelo que, gracias a su paso por el equipo, es hoy lo que es.

Son precisamente los jóvenes y su cantera el mayor activo del Sporting, con la mencionada Academia y con un historial admirable: formó a dos Balones de Oro (Figo y Cristiano), además de Futre, o la hornada de los Quaresma, Nani, Moutinho, Simao Sabrosa, Miguel Veloso... Medio equipo de la Portugal campeona de Europa este verano es producto del Sporting.

13 años después, vuelve otro Ronaldo

Cristiano salió hace 13 años de Lisboa y muy poquito queda del "otro Ronaldo" como recogía la prensa por entonces. No sólo cambió futbolísticamente, algo obvio, sino que también ha visto un importante cambio en su físico. Ya no es ese chico delgado sin tableta que no protagonizaba anuncios en calzonzillos ni el que se colaba en las instalaciones del club para ver los entrenamientos del equipo de atletismo, una de las más de treinta secciones que tiene el club, entre las que están, por ejemplo, las de billar, golf, paintball, ping-pong, taekwondo o ajedrez.

Indudablemente, el '7' del Real Madrid será titular en su segunda visita al José Alvalade, primera con los blancos tras la que hizo en 2007 con el United. Jugará, y más ahora que su figura está reforzada. Además, Zidane por fin se mojó y dejó clara su predilección por la BBC, a pesar de que si algo dejó claro el Calderón es que Cristiano también juega bien sin Benzema. "No es que la BBC sea innegociable, es que los tres son los mejores. Todos son los mejores, pero la BBC un poco más", llegó a decir el técnico francés, que aseguró también que "Cristiano nos tiene malacostumbrados" con tanto hat-trick.

La parte verde de Lisboa, que tiene a Cristiano en todos lados y ahora incluso se puede dormir con la cara del ídolo presente (inauguró un hotel en pleno centro de la capital hace pocas semanas), preparará un recibimiento a su hijo más internacional con una sorpresa que ni han querido desvelar. Jorge Jesús, el excéntrico entrenador del Sporting, se relamió con la idea de que Cristiano, tras acabar su contrato con el Real Madrid, volviera a Portugal. "Sería ideal que regresase, pero estamos soñando muy alto", dijo. Por ahora, y eso es seguro, regresa como visitante. El 'filho' vuelve a casa el día en el que puede dejar al Madrid ya en octavos y, automáticamente, fuera de la máxima competición a su exequipo. El Alvalade se engalana para recibir a Cristiano, el futbolista al que formó convertido ya en estrella.