El regreso del FC Barcelona a su estadio vuelve a aplazarse por enésima ocasión, esta vez por un error técnico que pocos habrían imaginado: la instalación del nuevo sistema de videovigilancia tuvo que ser corregida después de detectarse que las cámaras habían sido colocadas en dirección equivocada. Este fallo, aparentemente menor, ha terminado por agravar el ya complejo calendario de obras del Camp Nou.
Un fallo de diseño que complica la reapertura
Según reveló el periodista Xavi Espinosa, el error se detectó durante la fase de pruebas del sistema, cuando los técnicos comprobaron que las cámaras no cubrían adecuadamente las zonas de acceso, pasillos y graderíos. El fallo de diseño, atribuido a un problema de coordinación entre arquitectos y el equipo de obra, obliga ahora a reajustar la red completa de vigilancia, con un coste superior al medio millón de euros.
Fuentes citadas señalan que el Ayuntamiento de Barcelona ha paralizado la aprobación de la licencia de ocupación parcial, indispensable para reabrir el estadio a una capacidad aproximada de 45.000 espectadores. Las autoridades municipales insisten en que el sistema de seguridad debe cumplir todos los protocolos antes de autorizar el regreso del público, especialmente en un recinto que aún se encuentra en obras.
Otros medios apuntan que el error no solo afecta a la orientación de las cámaras, sino también al ángulo de cobertura y la calibración de las torres donde se instalaron. En algunos casos, los dispositivos apuntaban directamente hacia áreas exteriores o muros estructurales, lo que impide su función de vigilancia efectiva.
Los ingenieros deberán ahora reubicar decenas de cámaras y calibrar el software que las conecta al sistema central de control del estadio.
Más retrasos en una obra marcada por la presión
Los problemas no se limitan al sistema de videovigilancia. Las obras en el techo retráctil, las gradas superiores y las zonas VIP aún no están terminadas, y los equipos de inspección han señalado múltiples deficiencias que deben ser corregidas. Este conjunto de incidencias ha provocado que los plazos previstos, que apuntaban a finales de 2024 o inicios de 2025, vuelvan a revisarse.
A ello se suma la enorme presión financiera que pesa sobre el proyecto: la remodelación completa del Camp Nou, integrada dentro del Espai Barça, supera los 1.500 millones de euros y depende en gran parte de financiación externa. Cada mes de retraso implica pérdidas por ingresos no percibidos en taquilla y hospitalidad, lo que ha generado inquietud entre acreedores e inversores.
Un regreso cada vez más incierto
Mientras las obras continúan, el FC Barcelona mantiene su calendario de partidos en el Estadi Olímpic Lluís Companys y en el Estadio Johan Cruyff, sedes que han asumido la actividad del primer equipo y de la cantera.
