A excepción de la derrota ante el Atlético de Madrid en la última jornada del campeonato, el Real Madrid había registrado un inicio de Liga fulgurante con seis victorias consecutivas, siete contando el partido ante el Olympique de Marsella en la Champions.
No obstante, en el vestuario no existía ese ambiente de armonía y felicidad que provoca encadenar una victoria tras otra. A Vinicius no le importaba hacer público su malestar cada vez que Xabi le sustituía durante los encuentros o cuando le dejaba en el banquillo; mientras que la 'rebeldía' de Valverde por no querer jugar en el lateral a pesar de las bajas de Carvajal y Trent han provocado un nuevo quebradero de cabeza en el tolosarra.
Y es que en el Real Madrid, como en el resto de equipos, no llueve a gusto de todos. Los malabares que está haciendo Xabi para mantener enchufada a toda la plantilla van a ser cada vez más difíciles de hacer tras el parón de selecciones cuando lleguen tres nuevos refuerzos.
La competencia en el vestuario del Real Madrid es máxima dado el mensaje que lanzó Xabi Alonso en su llegada al banquillo del Real Madrid: "Jugará el que lo merezca", y hasta ahora son solo seis los jugadores que cuentan con la máxima confianza del tolosarra, por lo que hay cinco puestos en juego.
Diseñar el once titular para cada partido va a ser cada vez más complicado para Xabi Alonso. Y es que si ante el Villarreal recupera a Militao, tras la vuelta del parón de selecciones tendrá a su disposición a Carvajal, Trent y Mendy, por lo que Rüdiger será el único que seguirá en la enfermería.
Un nuevo reto
El gran desafío que se abre para Xabi Alonso en las próximas semanas no está únicamente en los rivales de entidad a los que se enfrentará el Real Madrid (Juventus, Liverpool y Barça), sino en cómo gestionará un vestuario cargado de talento y también ego.
Con la llegada de los 'fichajes', el técnico tolosarra se encontrará con un puzle de difícil encaje, ya que tendrá que equilibrar jerarquías, rotaciones y estados de forma en un calendario asfixiante.
Los jugadores del Real Madrid celebran uno de los goles en la victoria ante el Kairat Almaty.
El regreso de Militao y la inminente disponibilidad de Carvajal, Trent y Mendy presentan a Xabi Alonso un abanico casi completo en la zaga. Si bien Asencio y Fran García han rendido con solvencia en los laterales, la jerarquía de Carvajal y la inversión hecha por el club en Alexander-Arnold convierten esa zona en una de las más complicadas de gestionar.
En el centro del campo, el rompecabezas es todavía más complejo. Valverde ha demostrado que su mejor versión aparece en posiciones interiores, pero su "rebeldía" a jugar en el lateral tensiona la planificación del tolosarra.
A esto se suma la competencia con Ceballos, Tchouaméni, Bellingham, Arda Güler, Brahim, Camavinga y Franco Mastantuono. Con siete jugadores de primer nivel para apenas cuatro puestos en la mayoría de sistemas, cada decisión de Xabi será observada con lupa.
En ataque, el foco estará puesto inexorablemente en Vinicius. El brasileño ha hecho públicas sus quejas cada vez que ha tenido que abandonar el campo temprano, lo cual obliga al entrenador a manejar con guantes de seda la situación para evitar un conflicto mayor.
Endrick comienza a pedir minutos tras haberse recuperado de su lesión y Rodrygo quiere consolidarse tras múltiples altibajos. Con tantas opciones ofensivas y la obligación de mantener a todos enchufados, Xabi Alonso deberá alternar fórmulas: desde un tridente clásico hasta sistemas más rompedores que permitan encajar a sus máximos talentos.
Un horizonte peligroso
El otro gran condicionante será el calendario. El Real Madrid no tendrá apenas margen de error ni descanso con la Juventus, el Liverpool y el Barcelona en el horizonte inmediato. Estos encuentros no permiten grandes experimentos, por lo que Xabi deberá decidir rápido qué once tipo se ajusta mejor a escenarios de máxima exigencia.
La rotación, sin embargo, será obligatoria para evitar nuevas lesiones y gestionar las cargas de trabajo. Aquí entrará en juego la capacidad del técnico para convencer a sus jugadores de que todos tendrán protagonismo en un esquema donde la meritocracia es la norma.
Bellingham, Vinicius y Mbappé celebran un gol en el derbi.
Más allá de la pizarra, el reto pasa por el manejo psicológico. Xabi Alonso se enfrenta a uno de los exámenes más complejos de su carrera en los banquillos: mantener la armonía de un vestuario donde no siempre llueve a gusto de todos y todos los futbolistas quieren jugar.
Su capacidad para transmitir un discurso claro y coherente será clave para evitar que las tensiones se transformen en fracturas internas. Si lo consigue, el Real Madrid no solo tendrá una plantilla amplia, sino un bloque sólido capaz de competir con garantías en los tres frentes más exigentes de la temporada: La Liga, la Champions y la Copa del Rey.
