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De repente saltaron las alarmas en Barcelona. Lo que inicialmente iba a ser una artroscopia sin demasiadas complicaciones, de repente se volvió en una auténtica pesadilla. Gavi pasó por quirófano para ser intervenido de sus molestias en la rodilla y los doctores se encontraron un panorama inesperado.

El menisco estaba peor de lo que se vaticinaba, así que los especialistas tuvieron que hacer unas maniobras más profundas. El resultado de todo ello, el futbolista del Barça estará entre cuatro y cinco meses de baja, un auténtico palo tanto para él como para el club, que pierde a uno de sus puntales.

Se trata de otro problema grave de rodilla para Gavi, que con apenas 21 años acumula un currículum con una lesión del ligamento cruzado y esta nueva intervención que demuestra que algo no funciona bien.

Gavi y Lamine Yamal conversan sobre el césped de Son Moix. EFE EFE

En el Barça hay preocupación con esta evolución negativa, y quién más, quién menos se pregunta si no estaremos asistiendo a otra carrera increíblemente prometedora lastrada por las lesiones. Gavi es uno de los grandes talentos contemporáneos del fútbol, pero la excesiva carga de partidos parece haberle pasado factura.

Precisamente en el barcelonismo tienen muy presente lo ocurrido 'hace dos días' con Ansu Fati. El delantero maravilló al mundo con 16 años, rompió todos los récords de precocidad y ha terminado saliendo del club por segunda temporada ante la falta de continuidad. El debate sobre la precocidad, la excesiva carga y las lesiones, vuelve a azotar con fuerza.

Gavi y la rodilla

Gavi tenía 17 años cuando un buen día de 2021 Ronald Koeman decidió apostar por él. "¿Quién es ese chaval?" Se preguntaba más de uno. Con poco tiempo se encargó de dejar marcado su nombre a fuego en la memoria de todos.

Pasó de ser juvenil a jugarlo prácticamente todo en el Barça en aquella temporada 2021/2022. Liga, Champions, Europa League... Con el primer equipo disputó la friolera de 48 encuentros y más de 3.100 minutos.

La diferencia física entre la alta competición y de dónde venía Gavi era evidente, pero aún así aguantó con mucho mérito todo el curso sin resentirse. También disputó el Mundial con España.

La temporada siguiente fue similar. Superior en cuanto a números y desgaste, incluso. 49 partidos con el Barcelona y 3.500 minutos. Gavi era inamovible, demasiado quizás. Tanto, que el debate sobre si estaba siendo expuesto a demasiada carga física empezó a rodearle.

Quizás por este excesivo estrés, o quizás no, a la tercera temporada llegó el desastre. En noviembre de 2023, con el curso empezando, Gavi se rompió el cruzado y su carrera se detuvo en seco. Ahí dijo adiós a la temporada, esta vez con tan sólo 15 partidos en sus piernas.

Después de estar casi un año parado, en octubre de 2024 regresó listo e ilusionado. Tenía unas ganas locas de volver a competir, así que poco a poco fue cogiendo el ritmo. Acabó disputando 42 partidos, pero la carga de minutos fue muy inferior a la de otros años, con apenas 1.700. La mitad de lo habitual.

Gavi, durante un partido con el Barça. REUTERS

Le costaba a Gavi tener la continuidad necesaria y le faltaba la chispa del jugador que era antes de la lesión. Esta temporada 2025/2026 se presentaba como un gran examen para él, pero el guion se ha torcido a las primeras de cambio.

El centrocampista había jugado tan sólo 2 partidos de Liga y entonces llegó su lesión de rodilla. Parecía que iba a ser algo leve, quizás en cuatro semanas podría estar pisando un terreno de juego, pero el mazazo cayó de manera demoledora.

Otros cerca de cinco meses tendrá que estar sin jugar Gavi. Es decir, al menos media temporada que se va al garete cuando apenas acaba de comenzar. Una segunda lesión grave en la rodilla con apenas 21 años y la incertidumbre sobre su futuro flotando en el ambiente.

Ansu Fati, el espejo a evitar

Parece complicado no girar la vista hacia lo que le viene sucediendo a Ansu Fati. Ahora cedido en el Mónaco y casi olvidado por el barcelonismo, sigue siendo propiedad culé pese a su segunda salida temporal del club.

La historia de Ansu y la de Gavi guardan ciertos paralelismos por diversas cuestiones. Una de ellas, la precocidad con la que ambos debutaron. Otra, la irrupción derribando la puerta abajo. Otra más, las lesiones.

Ansu jugó su primer partido oficial con el Barça el 25 de agosto de 2020 cuando tan sólo tenía 16 años, 9 meses y 25 días. Ernesto Valverde le dio la alternativa a aquel futbolista que no dejaba de ser en realidad un crío.

Ansu Fati, bajo la atenta mirada de Flick. REUTERS

De cero a cien, aquel curso terminó jugando 33 partidos con el primer equipo y anotando 8 goles. Se convirtió en el niño prodigio al que mimar, pero la temporada siguiente empezó a cambiarlo todo drásticamente.

Una rotura del menisco le dejó fuera de juego prácticamente toda la temporada 2020/2021, y tras este año aciago el siguiente no fue mucho mejor. Las lesiones musculares se cruzaron en su camino, desesperaron a todo el mundo, y le dejaron jugando apenas 500 minutos en todo el curso.

Después de dos temporadas muy complicadas, en la 2022/2023 Ansu Fati recuperó algo de normalidad. Esta vez sí que le respetaron las lesiones y pudo jugar 51 encuentros, aunque no terminó de encontrar su sitio y una regularidad como titular. Había perdido algo después de tanto tiempo.

Por eso el Barça decidió cederle el año próximo al Brighton, donde tampoco brilló, mientras que el año pasado demostró ser apenas una sombra de lo que fue de vuelta al Barcelona.

Por eso, ahora trata de reencontrarse -de momento sin suerte- en el Mónaco. Es el fiel reflejo de una carrera prometedora, de un talento en bruto explotado quizás antes de tiempo, que se ha convertido casi en un juguete roto por las lesiones. Ese camino que Gavi quiere evitar.

"Voy a volver las veces que haga falta para defender al Barça", ese es el último mensaje de Gavi tras conocer su nueva lesión. No descansará tranquilo hasta que vuelva a jugar con su equipo.