La noche del 17 de septiembre de 2019 se escribió con letras doradas en el Signal Iduna Park. Ansu Fati, con apenas 16 años y 321 días, saltaba al césped para romper una marca que parecía eterna. El español se convertía en el jugador más joven del Barça en debutar en Champions.
Aquella noche en Dortmund, el dorsal 31 brillaba en su espalda juvenil mientras compartía delantera con gigantes como Suárez y Griezmann. Messi esperaba en el banquillo, convaleciente de una lesión, mientras el niño prodigio ocupaba su lugar natural en el once titular.
Los nervios traicionaron al debutante durante los primeros compases del partido. La magnitud del escenario intimidó a quien parecía inmune al miedo. Valverde lo retiró en el minuto 59, pero el récord ya estaba consumado: superaba a Bojan Krkic por 12 meses exactos.
Tres meses después llegó la revancha perfecta. En el Giuseppe Meazza de Milán, contra el Inter, Ansu necesitó apenas 90 segundos para silenciar a ochenta mil gargantas italianas. Con 17 años y 40 días se convertía en el goleador más joven de la Champions, pulverizando un récord de 1997.
El mundo del fútbol tenía un nuevo prodigio. Sus primeros meses fueron un vendaval de récords y promesas. Todo parecía escrito para una carrera de ensueño que apenas había comenzado a florecer. El niño de Bissau había conquistado Europa antes de cumplir la mayoría de edad.
Descenso a los infiernos
Pero el destino tenía otros planes. El 7 de noviembre de 2020, durante un Barça-Betis en el Camp Nou, un pinchazo en la rodilla izquierda cambió para siempre su historia. El diagnóstico fue demoledor: rotura del menisco interno. Lo que parecía una lesión rutinaria se convirtió en un calvario interminable.
La primera operación optó por suturar el cartílago dañado, preservando la integridad de la rodilla. Una decisión lógica para un jugador de apenas 18 años. Pero el fracaso de la sutura obligó a pasar por quirófano hasta en tres ocasiones más. Cuatro operaciones, 305 días de baja solo por el menisco.
El sueño dorado se desmoronaba con cada recaída. Las lesiones musculares se sucedieron tras cada intento de regreso: bíceps femoral, fascitis plantar, nuevos problemas que parecían no tener fin.
En total, 644 días perdidos por lesiones desde su debut profesional. Casi dos años completos alejado de su hábitat natural.
Ansu Fati se duele en el suelo.
La cesión al Brighton en 2023-24 tampoco devolvió la magia perdida. Cuatro goles en 26 partidos reflejaban la sombra de lo que fue. La confianza se había evaporado junto con su explosividad juvenil. El niño prodigio luchaba contra sus propios fantasmas en la costa inglesa.
Regreso sin éxito
Su regreso al Camp Nou en la temporada 2024-25 fue más decepcionante que su propia ausencia. Hansi Flick apenas contó con él: solo 158 minutos en 11 partidos, sin goles ni asistencias. Las palabras del alemán fueron lapidarias: "Lo de Ansu Fati es una pena".
Su último partido oficial llegó el 3 de mayo de 2025 contra el Valladolid. Solo pudo completar 45 minutos antes de ser sustituido en el descanso. Era su despedida silenciosa del Barcelona, aunque nadie lo sabía entonces. Seis meses después seguía sin pisar un terreno de juego oficialmente.
El acuerdo con el Mónaco llegó como una tabla de salvación. Una cesión con opción de compra por 11 millones y renovación hasta 2028. El club del Principado diseñó un plan específico de recuperación, con la paciencia como virtud principal. Nueve partidos sin convocatoria para asegurar su puesta a punto.
"Ansu está un poco más cerca de volver, pero necesitamos aumentar gradualmente su carga de trabajo", explicaba Adi Hütter. El técnico austriaco ha mostrado una cautela ejemplar. Nada de prisas, nada de riesgos innecesarios. La recuperación física y mental requiere tiempo y delicadeza.
Ansu Fati posa como jugador del Mónaco.
Este jueves 18 de septiembre, exactamente seis años después de su debut histórico, Ansu Fati podría regresar a la Champions League contra el Brujas. La ironía del destino quiere que la competición que lo encumbró sea también el escenario de su posible redención.
Del niño que hizo callar el Signal Iduna Park al hombre de 22 años que busca una segunda oportunidad. De los récords europeos a los meses de silencio. La historia de Ansu Fati es la de un talento que rozó la cima demasiado pronto y pagó el precio más alto.
