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Con la apertura del mercado de fichajes ha vuelto a quedar de manifiesto las dificultades que atraviesan los clubes de LaLiga para poder inscribir a las nuevas incorporaciones. A falta de poco más de dos semanas para el comienzo del campeonato, la situación para algunos equipos es crítica.

En esta crisis sistemática que afecta al fútbol profesional español, el Barça y el Sevilla son los casos más dramáticos. El club azulgrana vio limitada su capacidad de fichar a Nico Williams por el miedo del jugador a que se repitieran los casos de Dani Olmo y Pau Víctor, mientras que Joan García y Rashford aún no están inscritos. Todo depende de la regla 1:1.

El escenario económico del Sevilla le condiciona cada paso, ya que tiene el límite salarial más bajo de toda LaLiga. La saturación de la plantilla y los altos salarios de varios futbolistas, la mayoría de ellos descartados para la causa, dificultan mucho cualquier operación.

El problema trasciende a estos dos grandes clubes. Según datos recientes, hasta 15 equipos de Primera y Segunda División se encontraban al límite con plantillas de 16 jugadores o menos inscritos oficialmente. Esta situación recurrente se debe a las estrictas normas del control económico implementadas por LaLiga.

Los equipos excedidos en su límite salarial solo pueden fichar el 60% de lo que liberen en ventas o reducciones salariales. Esta restricción, aunque transitoria (aumentada desde el 50% en noviembre de 2023), sigue siendo insuficiente para muchos clubes que arrastran problemas financieros estructurales.

La situación del Barça

A 1 de agosto de 2025, el club catalán no ha podido inscribir a ninguno de sus fichajes de verano: Joan García, Marcus Rashford y Wojciech Szczęsny permanecen sin licencia para competir. La situación es especialmente preocupante considerando que el Barça ha gastado 27,5 millones de euros en estas incorporaciones, la cifra más baja desde el regreso de Laporta a la presidencia.

El club azulgrana aún no cumple con la regla 1:1 del control económico de LaLiga, que permite destinar cada euro ingresado en uno de gasto. Para resolver esta situación, el Barcelona necesita certificar los 100 millones de euros de los asientos VIP del Camp Nou, ingresar 40 millones pendientes de esta operación y cerrar la venta de algún jugador importante.

El presidente del Barça, Joan Laporta, y el vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, durante el Inter-Barça

Por su parte, el Sevilla FC atraviesa una situación aún más crítica. El club hispalense cuenta únicamente con 12 jugadores disponibles para comenzar LaLiga, ya que no puede inscribir a ninguno de sus fichajes. Jugadores como Akor Adams, Rubén Vargas, Gabriel Suazo y Alfon González, que han generado expectación durante la pretemporada, siguen sin estar disponibles oficialmente.

La situación del Sevilla es particularmente grave al tener el límite salarial más bajo de toda LaLiga: apenas 684.000 euros, una cifra que lo sitúa por debajo incluso de equipos de Segunda División. Esta restricción extrema es consecuencia de las importantes pérdidas económicas sufridas por no clasificarse para competiciones europeas.

LaLiga ha intentado mitigar el problema introduciendo nuevas normativas para la temporada 2025-26. Los clubes con dificultades financieras tendrán un límite salarial mínimo garantizado del 30% de su facturación en Primera División y del 40% en Segunda.

Además, se permite inscribir provisionalmente hasta tres jugadores (uno por traspaso y dos libres) aunque no se tenga límite salarial suficiente. Sin embargo, estas medidas parecen insuficientes para resolver los casos más graves.

El impacto en la competición

La nueva regla de "inscripciones a cámara lenta" permite registrar jugadores temporalmente, pero obliga a los clubes a generar el margen necesario durante la temporada, trasladando el problema al ejercicio siguiente.

Esta situación genera múltiples problemas que van más allá de lo meramente administrativo. Los entrenadores se ven obligados a preparar el inicio de temporada con plantillas incompletas y sin conocer exactamente con qué jugadores podrán contar.

Balde en el partido ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Europa Press

Algunos equipos han tenido que recurrir a futbolistas del filial para completar convocatorias en las primeras jornadas. La credibilidad del sistema también se ve comprometida cuando clubes históricos como Barcelona o Sevilla no pueden inscribir a sus fichajes estrella.

Esta situación ha generado críticas sobre si las normativas de LaLiga, aunque bien intencionadas para garantizar la sostenibilidad financiera, no están resultando contraproducentes para la competitividad del fútbol español.

En Segunda División, la problemática se reproduce con características similares. Equipos como Levante, Almería, Granada, Oviedo y Huesca han superado sus límites salariales. La situación es especialmente compleja para los clubes recién ascendidos o descendidos, que deben ajustar drásticamente sus estructuras económicas.

El Huesca tiene el peor límite salarial de Segunda División con 2,568 millones de euros, aunque esta cifra sigue siendo muy superior a la del Sevilla. Esta comparación ilustra la gravedad de la situación en algunos clubes de la máxima categoría.

La cuenta atrás

Los clubes más afectados trabajan contrarreloj para resolver sus situaciones antes del cierre del mercado el 1 de septiembre. En el caso del Barça, la validación de la operación de los asientos VIP y la venta de algún jugador importante podrían permitir alcanzar la regla 1:1 a mediados de agosto.

Para el Sevilla, la resolución pasa necesariamente por acelerar la salida de jugadores con fichas altas o la venta de activos como Juanlu Sánchez o Loïc Badé. Sin embargo, el tiempo se agota y existe el riesgo real de que algunos equipos inicien la competición sin poder alinear a parte de sus plantillas.