La renovación de Nico Williams ha sido la última carpeta que Joan Laporta ha terminado guardando en un cajón junto con el resto de expedientes que han terminado en importantes batacazos.
Hace unos días, por medio de Deco, el club hablaba abiertamente sobre la posibilidad de incorporar al extremo del Athletic. De hecho, su llegada a la Ciudad Condal se daba como segura, sin embargo, seguirá diez años más en Bilbao después de haber prolongado su contrato.
Este movimiento refleja la última derrota de un Joan Laporta que está protagonizando importantes fiascos desde que llegara a la presidencia del Barça en marzo de 2021. Al presidente azulgrana le queda un año antes de volver a convocar elecciones y mucho deberán cambiar las cosas para ser reelegido.
Su gestión será recordada principalmente por: la salida de Messi; el caso Negreira; las palancas; el despido de Xavi -leyenda del club-; las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor; además de los problemas con respecto a la reapertura del Camp Nou a causa de las obras.
Más allá de esta temporada, los resultados no han sido ni mucho menos brillantes a nivel deportivo y la paciencia de la afición ya se está empezando a agotar después de que desde el club se venda tanto humo.
La promesa a Messi
Laporta se hizo de nuevo con la presidencia del club en 2021 con la renovación de Messi como promesa electoral. La buena relación que mantenían el directivo y el jugador fue un motivo de peso para que el aficionado del Barça se posicionara en su favor en detrimento de Víctor Font.
Por activa y por pasiva el presidente prometió su renovación. "Cueste lo que cueste" llegó a decir. El resultado terminó siendo las lágrimas de Messi en la rueda de prensa en la que se despedía del club.
Laporta aludió a razones económicas como la urgente reducción de la disparada masa salarial para justificar la partida de Messi, mientras que el argentino comunicó que ya habían acordado una rebaja del 50% de su sueldo.
El presidente que pasó a la historia como el dirigente que perdió al mejor jugador de la historia del Barça ha tratado de reconciliarse con el argentino en los últimos años, aunque sus intentos han sido en vano. Messi no estuvo en el 125 aniversario del club, a pesar de haber recibido la invitación.
"Tenía muchas ganas, mucha ilusión de poder volver, pero, por otro lado, después de haber vivido lo que viví y la salida que tuve, no quería volver a estar otra vez en la misma situación: esperar a ver qué iba a pasar y dejar mi futuro en mano de otro, por así decirlo de alguna manera", confesó en Mundo Deportivo.
El hecho de que el Fútbol Club Barcelona, uno de los equipos más poderosos y prestigiosos del planeta, tuviera a sueldo al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante casi dos décadas hizo tambalear todos los cimientos del deporte rey en nuestro país.
José María Enríquez Negreira llegó a recibir entre los años 2001 y 2018 cerca de siete millones de euros por parte del club culé. Lo hizo además bajo el mandato de diferentes presidentes en la planta noble del Camp Nou, muestra de que aquello estaba sistematizado.
José María Enríquez Negreira, Joan Laporta y un árbitro en un fotomontaje
Joan Laporta nunca admitió responsabilidades sobre este caso, pese a ser uno de los presidentes implicados en su primera época al frente del club catalán, y siempre buscó la idea de la confrontación y de la búsqueda de enemigos.
Sin embargo, fue él quien cuadriplicó el pago a Enríquez Negreira, que pasó de cobrar 145.000 euros a 573.000 euros.
La venta del patrimonio del club
La segunda etapa de Joan Laporta como presidente del Barça está resultando bastante más compleja dado los frentes abiertos que tiene el club, sobre todo a nivel económico.
Bartomeu dejó una deuda de 1.350 millones de euros según la asesoría contratada por el actual presidente, una situación que dejó al Barça "en la UCI", en palabras de Laporta.
Cuando las cosas se ponen feas en la Ciudad Condal, Joan Laporta recurre a la vieja confiable, el recurso que siempre puede usar ante situaciones límite: las palancas.
El presidente del Barça ya ha realizado seis operaciones en las que ha vendido el patrimonio del club para lidiar con una situación trágica. No obstante, las cuentas del club siguen sin estar saneadas.
Joan Laporta interviene durante un acto del FC Barcelona
Es por ello que el fichaje de Nico Williams no se ha llegado a producir. El jugador quería unas garantías de que no le pudiera pasar lo que sucedió con Dani Olmo y Pau Víctor, cuyas licencias caducaron y tuvo que intervenir el Consejo Superior de Deportes (CSD).
Esta desconfianza se incrementó cuando escuchó hace unos días a Javier Tebas, presidente de LaLiga, asegurar que el Barça no estaba en la regla 1:1.
Aquí es donde aparece de nuevo el problema de las palancas, las obras del Camp Nou y el Joan Gamper. Hace unos días, la patronal invalidó el ingreso de los 100 millones de euros por la venta de los asientos VIP, ya que aún no estaban terminados.
Ahora el Barça quiere presentarlos en agosto porque de lo contrario no podría estrenarlos hasta la cuarta jornada después de haber recibido el permiso de LaLiga de disputar los tres primeros partidos de visitante.
Nico Williams con Lamine Yamal antes de un partido de Liga
Dentro de este cúmulo de despropósitos, lo mejor que hizo Laporta fue no acceder a las presiones del jugador y meter la cláusula liberatoria que pretendía si no podía ser inscrito.
Porque si finalmente no arreglaba el tema del 'Fair Play' entonces sí que hubiera sido un ridículo de espanto. La negativa de Nico no llega a ser un ridículo, aunque sí un golpe bajo que deja tocado al presidente.