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El avance insuficiente de las obras del Nou Camp Nou ha obligado al Barça a recular en su intención de regresar a casa para disputar el Trofeo Joan Gamper, el último revés en una larga cronología de retrasos y problemas entre el club y la constructora Limak, encargada del proyecto.

Inicialmente, la directiva de Joan Laporta prometió volver al feudo culé en noviembre de 2024, pero las sucesivas complicaciones han ido provocando una catarata de promesas incumplidas sobre nuevas fechas de retorno y está por ver si los culés logran empezar la temporada en su estadio.

Las prisas trascienden lo simbólico y repercuten en lo económico y lo deportivo. El club necesita generar ingresos para satisfacer a los acreedores que lo rescataron tras la crisis provocada por la pandemia y para recuperar su capacidad de maniobra ante las reglas de fair play de La Liga.

El Barça se resigna ahora a intentar volver al Camp Nou con un aforo limitado para el duelo liguero ante el Valencia previsto para el fin de semana del 13 de septiembre, aunque el club ya ha abierto la puerta a iniciar el torneo doméstico en Montjuic si persisten los retrasos.

El problema llega en el ámbito europeo. La UEFA estipula en su normativa que todos los partidos de la fase de liguilla de la Champions se han de disputar en un único estadio que ha de inscribirse antes del sorteo del próximo 28 de agosto.

Por tanto, el Barça se arriesga a inscribir el Camp Nou y no poder cumplirlo, o inscribir Montjuic y perder una gran cantidad de ingresos de explotación de su nuevo estadio hasta la fase de eliminatorias.

Palcos VIP

Para los blaugranas, el regreso al Camp Nou es una cuestión de vida o muerte en lo económico, y no solo por los más de 200 millones de ingresos de explotación que supondría el salto de Montjuic al nuevo estadio blaugrana.

Con el objetivo de mejorar su margen de maniobra en el fair play financiero y poder fichar jugadores bajo la regla 1:1 de LaLiga, vendió anticipadamente 475 palcos VIP del futuro estadio por unos 100 millones de euros a dos empresas de Oriente Medio.

El objetivo era que La Liga reconociese la maniobra como un ingreso efectivo y que se aumentase su límite salarial para inscribir nuevos jugadores.

Sin embargo, La Liga y los auditores solo contabilizan este dinero como ingreso real cuando los palcos están operativos, es decir, con el estadio abierto y disponible para sus compradores.

Al mantenerse el Camp Nou cerrado y los palcos sin terminar, estos fondos no computan y el Barça sigue sin poder inscribir a Joan García (el fichaje hasta ahora). La situación también ha truncado las llegadas de Nico Williams y Luis Díaz por el miedo a repetir otro caso Olmo.

Cronología

El proyecto del Espai Barça fue presentado en 2014 bajo la presidencia de Bartomeu. El objetivo: reformar el Camp Nou y convertirlo en el estadio más grande de Europa (104.000 espectadores), construir un nuevo Palau, y contar con 40.000 metros cuadrados para ser explotados deportiva y comercialmente.

En 2022, Joan Laporta regresa a la presidencia y el Ayuntamiento de la ciudad condal otorga los permisos para iniciar las obras. Entonces, llegó la polémica por la adjudicación.

La constructora turca Limak se llevó el premio por delante de otras empresas como FCC o Ferrovial gracias a su promesa de terminar la obra antes que los demás gracias a la utilización de componentes prefabricados.

La decisión generó mucha polémica entre los expertos por la falta de experiencia de la empresa ante una obra de tal calibre. El objetivo era regresar en noviembre de 2024, coincidiendo con el 125 aniversario del club.

"Volveremos con el 70% del aforo, seguro. Si no sucede, habrá consecuencias para Limak, como una penalización de un millón de euros por día de retraso. Sin embargo, no ocurrirá: trabajan a muy buen ritmo y siempre cumplen con los plazos de sus obras”, dijo Laporta cuando anunció el acuerdo.

El 1 de junio de 2023 comienzan las obras y empiezan a surgir problemas por límites que el Ayuntamiento marca en los permisos de trabajo para evitar cortes de tráfico o problemas de ruido.

El Ayuntamiento dejó claro que solo permitiría el trabajo nocturno o en fines de semana de manera excepcional y amenazó con sanciones, pero el club quería acelerar las obras trabajando las 24 horas del día y los siete días de la semana.

El consistorio autorizó el trabajo durante todo el día en algunas ocasiones durante los días de diario o permitió el trabajo algunas horas del fin de semana para intentar paliar los reiterados retrasos, pero nunca cedió del todo ante los deseos del club.

Además, fueron surgiendo problemas inesperados: proveedores que van a la quiebra, retraso en la llegada de materiales, dificultad para encontrar mano de obra o denuncias de los operarios por abusos, despidos improcedentes e impagos de las subcontratas.

Ante la imposibilidad de regresar en la fecha estipulada (noviembre de 2024), la directiva evitó señalar a Limak y atribuyó el retraso a causas fuera de su alcance, insistiendo que no había que precipitarse y centrándose en la gran temporada culé con Montjuic como hogar.

El Gamper

Finalizada la temporada, el Trofeo Joan Gamper (10 de agosto) era la fecha elegida por Laporta para regresar con un aforo parcial de 60.000 espectadores, en una operación anunciada a bombo y platillo. Después, se rebajó a 30.000 aficionados.

Sin embargo, la falta de certezas fue creciendo poco a poco y se demostró que el anuncio no se había basado en criterios técnicos ni legislativos.

El Ayuntamiento confirmó que el estadio no cumplía los requisitos para obtener la licencia de primera ocupación y el club se vio obligado a posponer la vuelta al Camp Nou.

El consistorio recalca que las ordenanzas municipales sobre seguridad y accesibilidad deben cumplirse de forma literal y que no hará ninguna excepción a pesar de la presión mediática o institucional por tratarse de un caso singular.

Para poder otorgar la licencia, quedan obras por finalizar, tanto en las gradas como en los accesos. Después, el Ayuntamiento ha de enviar una comitiva de expertos para realizar las pruebas de seguridad requeridas para la obtención de la licencia con la que se podría reabrir el estadio de forma parcial.

Las consecuencias de estos retrasos ya se sienten en lo económico y en lo deportivo, aumentando el descontento entre los aficionados y maniatando al club en el mercado de fichajes. Actualmente, comienza a coger fuerza la idea de retrasar el regreso a enero de 2026.

Joan Laporta, presidente del Barça, y Nihat Özdemir, presidente de Limak, en los asientos Vip del Camp Nou

Compensación

El contrato original entre el FC Barcelona y la constructora contemplaba una penalización de un millón de euros por cada día de retraso respecto a la primera fase (noviembre de 2024).

A día de hoy, este retraso equivale a más de 200 millones de euros potenciales de compensación para el club. Sin embargo, el Barça ha decidido no reclamar esta compensación ya que la causa de los retrasos se consideran ajenas al control de Limak.

Las partes han preferido exhibir cordialidad en su relación y el Barça ha priorizado acabar las obras cuanto antes en lugar de una confrontación legal que podría paralizar o poner en riesgo la fase final de remodelación.