El FC Barcelona tiene un nuevo frente abierto ahora mismo que tratar. Este escapa de los límites deportivos y por primera vez no tiene nada que ver con el estado de las cuentas, pero sí con un asunto más peligroso todavía. En las últimas semanas se ha producido un repunte de violencia de grupos ultras relacionados con la entidad azulgrana. 

Eso ha provocado que tanto el club de la Ciudad Condal como las instituciones encargadas de la seguridad que colaboran y trabajan estrechamente con el equipo se hayan puesto manos a la obra para intentar atajar cuanto antes estos contratiempos que han surgido. Así lo han comunicado los Mossos d'Esquadra, quienes han decidido poner en marcha un nuevo dispositivo de seguridad para intentar erradicar los brotes de violencia y descontrol que se han producido en los últimos meses. 

Unos actos que no han recibido mucho calor mediático, en parte por la actuación del club, pero que generan una gran preocupación dentro de los Mossos, ya que no quieren que el Camp Nou se convierta en el epicentro de comportamientos violentos y de nuevas trifulcas con peleas y heridos. La alarma se ha encendido en Barcelona y en el Barça, ya que temen que se vuelva a activar de manera constante la presencia de la facción más violenta de los ultras del club, los Boixos Nois

El botín incautado a los Boixos Nois junto al material de carácter supremacista. Policía Nacional

Preocupación con los ultras

Desde este pasado martes, cuando el FC Barcelona disputaba en la Ciudad Condal un partido de Liga contra el Celta de Vigo, los Mossos han decidido poner en marcha un nuevo dispositivo para actuar contra los incidentes que se han producido en los últimos partidos que el equipo jugaba en casa. En esta ocasión, lo de menos fue el triunfo de los culés por 3-1 que les sirve para afianzarse en la segunda posición de la tabla. 

Los Mossos han informado recientemente de que en los últimos partidos que ha disputado el Barça en su estadio se ha detectado un aumento de las acciones violentas protagonizadas por grupos ultras. Las víctimas de estas agresiones han sido tanto seguidores de otras aficiones como la propia policía. Una situación que les urge erradicar cuanto antes para no tener que lamentar males mayores en el futuro. 

Además, el temor de los Mossos en estos momentos es que esos grupos ultras decidan reorganizarse una vez más para formar facciones más grandes y formar el regreso de los temidos Boixos Nois. El grupo más radical de la hinchada culé ha permanecido en cierto modo en el ostracismo en los últimos años después de que Joan Laporta trabajara enérgicamente por su expulsión del Campo Nou durante su primera etapa en la presidencia. 

Uno de los mayores miedos que tiene ahora mismo la policía es que decidan volver a situar su cuartel general de operaciones en los aledaños del Camp Nou. Eso traería lógicamente un aumento de la violencia por la presencia de dotaciones de los Mossos y también de grupos de aficiones rivales camino del coliseo culé. De momento, en los últimos registros han incautado armas prohibidas y objetos peligrosos escondidos cerca del estadio. 

La investigación se lleva desarrollando durante meses y los incidentes más graves se produjeron en la visita de Galatasaray turco en la Europa League. Así lo definieron en los Mossos: "Se produjeron agresiones indiscriminadas con armas prohibidas y objetos contundentes por parte de individuos de grupos radicales contra seguidores del equipo contrario en las inmediaciones y accesos del estadio". Además, también hubo heridos dentro de la policía. 

El despliegue policial evitó acciones aún más violentas con varias lanzas artesanales. En el duelo de Europa League contra el Eintracht, que supuso la eliminación de los culés, sucedieron situaciones parecidas. En la previa del choque, los Mossos d'Esquadra detectaron una gran bolsa llena de palos escondida y otros objetos contundentes como bates de béisbol. También se han producido situaciones similares contra aficiones como la del Benfica o la del RCD Espanyol. Durante estos últimos meses se han producido hasta cinco detenciones y hay varias personas que están siendo investigadas y seguidas de cerca. 

Imagen de los radicales Boixos Nois.

La vuelta de los Boixos Nois

Los Boixos Nois siempre han sido conocidos por ser el grupo ultra más violento y representativo del FC Barcelona. Es la facción más violenta de la hinchada del conjunto azulgrana y durante años han sembrado el terror y el pánico tanto dentro como fuera del Camp Nou. Sin embargo, en los últimos años han permanecido en el ostracismo gracias en parte a la actuación de Joan Laporta. 

El grupo se fundó en el año 1981 y la ideología con la que se alinean es la extrema derecha y la condena total del independentismo. Su ubicación habitual estaba en la grada del Gol Sur dentro del Camp Nou. Sin embargo, después fueron trasladados hasta el Gol Norte. Conocidos por sus múltiples peleas y sus delitos, sus mayores rivales son las Brigadas Blanquiazules del Espanyol y los Ultra Sur del Real Madrid por motivos deportivos, y los Biris Norte del Sevilla y los Bukaneros del Rayo Vallecano por ideología política. 

Su facción más violenta son los Casuals FCB, habituales de las peores peleas y las atrocidades más macabras. Su capítulo más oscuro fue la muerte de Frederic Rouquier, miembro de Brigadas Blanquiazules asesinado en 1991 a las afueras de Sarriá tras recibir varias puñaladas. Sus enfrentamientos contra los Mossos d'Esquadra han sido muy sonados en Barcelona así como sus palos económicos dentro de los negocios del narcotráfico y los atracos. 

A pesar de que hasta 2019 la comisión de antiviolencia del deporte no les declaró como grupo violento, el mayor golpe lo recibieron a partir del 2003, cuando Joan Laporta se atrevió a prohibirles la entrada en el Camp Nou e intentó también que no pudieran viajar a otros estadios siguiendo al equipo. Una acción que fue en línea a la también impulsada por el Real Madrid durante la primera etapa de Florentino Pérez en la presidencia y que tuvo su recorrido definitivo durante la segunda. Ahora, la preocupación con los ultras vuelve a Barcelona con el temor de que la violencia vuelva a desatarse. 

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