Corría el minuto 96 de partido entre el Athletic y el FC Barcelona. El choque, ya en la prórroga, intentaba buscar al ganador sin llegar a los penaltis después de una batalla extenuante. Sin embargo, había un jugador de los 22 que estaban en el campo que no llegaría ni a la tanda ni siquiera al final del tiempo extra. Se trataba de Ansu Fati

Casi engañando a las cámaras de televisión, el extremo del FC Barcelona enfilaba el camino a los vestuarios con la cara tapada por su camiseta y envuelto en lágrimas. En un primer momento, nadie entendía nada. Pero el rostro del joven canterano, que era un verdadero poema, hacía presagiar lo peor. Una nueva lesión le detenía en seco. 

En su camino a los vestuarios, Xavi Hernández le detenía para abrazarle e intentar darle un consuelo que Fati no iba a encontrar en este mundo. El talento del Barça volvía a revivir su peor pesadilla. Otra vez fuera de la dinámica del primer equipo. Otra vez apartado de sus compañeros. Otra vez a pasar pruebas y otra vez a ponerse en manos de los médicos y de los fisios. 

Al menos, lo que parecía en un primer momento, la rodilla, quedaba descartado. Se trataba de un nuevo problema muscular, el segundo que padece esta temporada en la que apenas ha jugado diez partidos. Un bagaje muy pobre para un futbolista llamado a ser uno de los líderes de la plantilla y uno de los nuevos referentes de la selección española de Luis Enrique, quien siempre ha apostado ciegamente por él. 

Ansu Fati se retira lesionado en el partido contra el Athletic Reuters

Calvario en San Mamés

Ansu Fati volvió a revivir una pesadilla que ya es la tercera vez que le visita en menos de dos años. Dos temporadas en las que apenas ha podido rendir como profesional. Las lesiones están lastrando una carrera que estaba llamada a las cotas más altas y que se está perdiendo entre lesión y lesión. 

El '10' saltó al terreno de juego de San Mamés en el minuto 61 en sustitución de Jutglà como parte de esa política de readaptación que el Barça estaba poniendo en práctica con él. Acababa de regresar de otra gravísima lesión muscular y Xavi quería ir despacio con él. Por eso le había ir dándole minutos poco a poco. Los primeros, en la Supercopa de España ante el Real Madrid. Allí salió y demostró una vez más su brillantez encontrando el camino hacia el gol, concretamente con un remate de cabeza. 

Ya ese día notó la exigencia de lo que es volver a competir, pero sin acusar un daño muscular ni tampoco en su maltrecha rodilla. Y solo media hora después, los peores fantasmas volvían a visitarle para confirmar que sufría una grave lesión muscular. Sergiño Dest salía en su puesto en un cambio de circunstancias del Barça y el canterano se marchaba entre lágrimas y sin tan siquiera poder agradecer los cariños de Xavi y de su cuerpo técnico. 

Cabizbajo se fue directamente al vestuario y tras el choque se le pudo ver serio y con un aspecto muy triste, como el que sabe que su calvario comienza de nuevo. Ansu confiaba haber dejado atrás estos problemas, pero lo cierto es que aquella terrible lesión de rodilla le ha dejado una fragilidad muscular que empieza a ser preocupante. 

Ansu Fati, lesionado en el Barcelona - Betis de La Liga fcbarcelona.es

Cerca de dos meses fuera

Ansu ya ha pasado las primeras pruebas médicas, las cuales han revelado que sufre una lesión muscular en el bíceps femoral de su pierna izquierda. Nuevas pruebas determinarían el alcance exacto de su dolencia, aunque su plazo de recuperación queda pendiente de evolución. Lo que ya es real es la resurrección de su drama. 

Parece que Ansu tendrá que estar entre cuatro y seis semanas de baja. No obstante, dados sus complicados antecedentes, este periodo de ausencia podría irse de manera definitiva hasta los dos meses. Otra vez un largo parón en su carrera que provocará un lastre más en la trayectoria de un jugador que, con 19 años, ya ha estado más tiempo sin jugar que sobre el terreno de juego. 

Su pesadilla comenzó el 7 de noviembre de 2020. Una dura entrada del jugador del Betis Aissa Mandi le provocó una rotura del menisco interno de su rodilla izquierda. El canterano azulgrana tenía que pasar por el quirófano para tratar su grave lesión y arrancaba un calvario que se alargó mucho más de lo esperado y que dejó varias intervenciones más en su articulación. 

Lo que se estimaba como un parón de dos a tres meses terminó siendo de once. Entre la lesión primaria y las secuelas posteriores repletas de recaídas, de procesos inflamatorios y de malas sensaciones, Ansu rozó el año de inactividad. Más de 300 días en los que la afición del Barça estuvo esperando al que llamaba a la puerta para ser su gran estrella.

La primera vez que Fati volvió a jugar tras aquella lesión fue ante el Levante. Una aparición fugaz de 9 minutos el 26 de septiembre del 2021 que celebró con gol. Volvía la ilusión a su rostro y al de toda la hinchada del Camp Nou. Pero un mes y medio después todo volvía a ser oscuro. Un gol al Valencia, otro al Dinamo de Kiev y otro al Celta habían sido su bagaje hasta que el 6 de noviembre se volvía a romper en Balaídos. Esta vez no era la rodilla, era un grave problema muscular que le tendría en el dique seco durante muchas semanas. 

Un desgarro en el bíceps femoral de su pierna izquierda, esa que se había lesionado contra el Betis, le dejaba de nuevo en el dique seco. Dos meses de ausencia que hicieron más grande su herida en lo emocional después de todo el sufrimiento que había padecido con esa grave lesión de rodilla. Ansu regresó el pasado 12 de enero en la Supercopa ante el Real Madrid para volver a marcar gol. Y una semana más tarde, nueva lesión tras disputar solo media hora de juego. Un calvario que no cesa y que le persigue amenazando peligrosamente su carrera. Desde su debut con el conjunto azulgrana han pasado ya un total de 879 días, de los cuales 418 los ha pasado de baja. Casi el 50 por ciento. 

Ansu Fati en el suelo tras caer lesionado ante el Celta EFE

Problemas para el Barça

Estas continuas lesiones de Ansu Fati que ahora podrían tenerle fuera cerca de otros dos meses no solo son malas noticias para el canterano azulgrana. También lo son para el club. El '10' estaba destinado a ser uno de los grandes activos deportivos y económicos de la entidad azulgrana en la presente temporada y en el futuro. De hecho, una prioridad de Joan Laporta a su llegada era cerrar su renovación junto a la de Pedri a pesar de los apuros económicos. 

Blindar a su estrella era clave y la consideración hacia su talento era total. De hecho, previo consenso con los pesos pesados del vestuario, se decidió entregarle el dorsal '10' que portaba Leo Messi como reconocimiento a su enorme calidad. Sin quererlo, también le estaban colgando el cartel de ser su heredero a futuro. Además, sus datos mejoraban los que ofrecía el argentino a su edad, ya que era un jugador mucho más alejado del área. 

Con estos enormes periodos de baja, el Barça no solo ha perdido a uno de sus mayores activos deportivos, sino también económicos. El conjunto azulgrana tiene su camiseta más mediática, la del '10', colgada de la enfermería de manera constante. Además, Ansu es una de las joyas de una plantilla bajo mínimos y ni está generando beneficios deportivos ni tampoco empresariales. Su ausencia no le deja ser un reclamo para marcas, anunciantes y aficionados. Y todo ello se traduce en problemas para el Barça y para Joan Laporta. 

Ansu era uno de sus salvavidas, pero se está convirtiendo, por desgracia, en un capítulo negro dentro de su ruina. Todos le consideran como un genio precoz que podría llegar a ser uno de los mejores del mundo y, como tal, un reclamo para que estrellas como Haaland quisieran venir al Barça. Pero esa vía también está muerta.

Sin ser un atractivo, sin dar éxitos deportivos y sin opciones de ser el heredero de Messi, la figura de Ansu se hunde y con ello muchas de las aspiraciones de éxito de un Laporta que estará viviendo estas horas con especial pesar después de tantas malas noticias. Y mientras, Fati, envuelto en un calvario del que ojalá termine saliendo para demostrar lo que lleva dentro. 

[Más información: El Barça declara la guerra a Dembélé: crónica de un despilfarro de más de 140 millones de euros]

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