El FC Barcelona ha abierto de manera oficial una guerra con Ousmane Dembélé. El extremo francés ha pasado de ser calificado como el potencial mejor jugador del mundo a ser declarado transferible en solo unas semanas. Ese es el tiempo que le habían dado de margen para aceptar una renovación que ha rechazado en infinidad de ocasiones. 

El suyo es un caso que se ha ido enquistando con el paso de los días y que ahora tiene 11 días para resolverse de una manera amistosa para ambas partes. El Barça ha comunicado de manera oficial que quiere buscar una venta ante la negativa del jugador y de su agente de aceptar la renovación de su contrato ofrecida.

Ni al extremo le gusta la oferta a la baja del Barça, ni el club puede afrontar las pretensiones que han recibido como respuesta. 15 millones de euros netos por temporada y primas astronómicas o no firma. Ahora se encuentra percibiendo 10 'kilos' por curso. Ante esa tesitura, el conjunto azulgrana ya ha asumido la pérdida de un jugador que termina contrato el próximo 30 de junio y que desde hace unos días es libre para negociar su llegada a cualquier otro equipo. 

Ante esta situación, y con el miedo en el cuerpo de que pueda cerrar su llegada a algún otro club gratis, el Barça quiere cortar por lo sano. Mientras los rumores le sitúan entre el Newcastle y el PSG el próximo verano, en el Camp Nou quiere encontrar ya un club que pague un traspaso por un jugador que costó cerca de 140 millones de euros y que ahora va camino de salir, o por un precio de saldo, o completamente gratis.

Bartomeu junto con su nuevo flamante fichaje. REUTERS

 

Xavi cambia el paso

Uno de los mayores defensores de Ousmane Dembélé en las últimas semanas había sido su entrenador, Xavi Hernández. A pesar de contar en la plantilla con jugadores como Ferran Torres, Pedri o Ansu Fati, todos ellos regresando de lesión, el nuevo técnico del Barça tenía claro que el arma más desequilibrante que poseía en su ataque era Dembélé. 

Por eso, desde su aterrizaje en la ciudad de condal para reemplazar a Ronald Koeman, Xavi intentó mimar al extremo francés para acercar una renovación que era clave para los intereses deportivos del Barça. Aunque no así para los económicos. Con buenas palabras, minutos y carantoñas, el técnico catalán ha ido recordándole el tema de su renovación siempre que ha podido. Hasta que en el club le han dicho basta. 

Después los gestos de cariño, Xavi pasó del silencio a la opción de no mojarse en el tema para después dar el bandazo definitivo. El entrenador del Barça ha cambiado el paso y en su última aparición pública le lanzó un ultimátum a Dembélé. O renueva o tendrá que buscar una salida porque tendrá muy complicado volver a vestir la camiseta culé.

Así anunciaba lo que horas más tarde se ha confirmado al ver la lista de convocados para el partido contra el Athletic. Dembélé no viaja a Bilbao y queda, de manera extraoficial eso sí, apartado del equipo. Tras esta primera noticia es cuando se ha producido la aparición de Mateu Alemany para analizar los pormenores del caso, para ratificar que Dembélé tiene que buscarse un nuevo club en los 11 días que restan de mercado invernal y también para dejar una cosa clara. 

Esta decisión se debe a una elección deportiva tomada por Xavi al no verle comprometido con el proyecto de futuro del club. De esta manera tienen pensado justificar que, en caso de no salir, el futuro de Ousmane estará en la grada o, como mucho, en el banquillo sin miedo a una sanción. Así es como pretenden gestionar un asunto que se encuentra al borde de la legalidad ya que el Barça no puede privar a un jugador con contrato en vigor del desempeño de sus funciones. De ahí las acusaciones de acoso laboral que han recibido en las últimas horas. 

No obstante, dichas funciones contractuales solo le obligan a entrenar y formar parte del equipo, pero no a jugar. De este modo, mediante decisiones técnicas y deportivas, sus reiteradas ausencias hasta final de temporada estarán justificadas. Por este camino pretenden evitar un perjuicio legal al que la Asociación de Futbolistas está muy pendiente como ha transmitido a través de un comunicado. AFE se posiciona del lado del jugador aunque son conscientes de que el margen de maniobra es mínimo más allá de mostrar su apoyo y su deseo de encontrar una pronta solución al conflicto. 

Ousmane Dembélé y Xavi Hernández FC Barcelona

Crónica de un fracaso

Era el 25 de agosto del año 2017. El FC Barcelona hacía oficial uno de los fichajes más caros de su historia en uno de los veranos más movidos que se recuerdan en el Camp Nou. Solo unas semanas antes, el club catalán veía como perdía a Neymar, su mayor activo después de Leo Messi y el heredero del argentino. 222 millones de euros que entraron en las arcas del club y que se dilapidaron de manera bochornosa. 

A la junta directiva de Josep Maria Bartomeu le quemaban en el bolsillo y sin control alguno se lanzó al mercado. Cada vez que el Barça llamaba a la puerta de algún equipo para interesarse por un gran jugador, les asomaban los billetes por las costuras de los pantalones. Fue ahí cuando se inflaron todos los precios de un mercado que creció como la burbuja inmobiliaria. 

Finalmente, el dinero obtenido por el brasileño se invirtió en el fichaje del por entonces extremo del Borussia Dortmund. Una operación que constó de 105 millones de euros fijos y que se incrementó con 40 'kilos' más en variables. Un dispendio astronómico que unió unos meses después al fichaje de Philippe Coutinho. El exmediapunta del Liverpool no llegó ese mismo verano, sino que lo hizo en enero del 2018 a cambio de 120 millones fijos y otros 40 en variables. Entre los dos fichajes más ruinosos de la historia rondaron los 300 millones.

Desde su fichaje, Dembélé ha disputado solo 130 partidos con la camiseta del Barça en los que ha aportado 31 goles y 23 asistencias. Números muy pobres para un jugador que costó una barbaridad y que estaba llamado a ser un auténtico líder por su velocidad, su desborde y su capacidad para jugar con ambas piernas.

Durante su etapa en el FC Barcelona, Dembélé ha sido más protagonista por sus polémicas extradeportivas que por su rendimiento en el césped. Desde sus preocupantes aficiones a los videojuegos con los que se pasaba horas y horas y que afectaban directamente a su tiempo de sueño y descanso hasta su perturbadora vida personal. 

Dembélé nunca ha demostrado estar muy integrado ni en la ciudad ni en el equipo. Siempre rodeado de los jugadores franceses, pocas veces se le ha visto hablar en castellano, un signo que siempre suele demostrar algo de intención por adaptarse a un nuevo entorno. Además, generando polémica han estado siempre sus continuos problemas con la puntualidad, ya que llegaba tarde de manera sistemática a entrenamientos y concentraciones, demostrando poca implicación y seriedad. Casi todo lo que tenía que ver con Dembélé dejaba mucho que desear. 

Ousmane Dembélé, durante un partido con el FC Barcelona. AFP7 / Europa Press

Una estrella de cristal

A su alto coste, su bajo rendimiento, sus descuidos fuera del terreno de juego y las polémicas avivadas por su agente Moussa Sissoko, se ha unido su fragilidad física. Dembélé ha demostrado ser una estrella de cristal. Gran parte de sus problemas han venido por sus continuas lesiones, algunas de ellas de gravedad como la que sufrió en la última Eurocopa y que le tuvo fuera de los terrenos de juego más de cuatro meses. 

Desde su llegada al FC Barcelona en la temporada 2017/2018, Dembélé ha ido agrandando un historial de lesiones que se ha acercado de manera peligrosa a las dos decenas. Cerca de 20 lesiones, la mayoría de ellas musculares, que han lastrado su progresión y su crecimiento como una de las piezas claves del Barça. 

De hecho, solo tiene 24 años, toda la carrera por delante, y parece que se marchará del club catalán casi como un veterano sin mayor esperanza de éxito. Sin embargo, si consigue centrarse, puede tener por delante una década de fútbol a un nivel altísimo, algo que en Barcelona no ha ofrecido entre desplantes, ausencias y bajas. 

Dembélé ha conseguido acumular casi los mismos partidos jugados que fuera del equipo, ya sea por lesiones, sanciones o enfermedad. Ousmane supera los 100 encuentros de baja y los 650 días sin estar disponible para sus entrenadores. La mitad del tiempo que ha pasado como jugador del Barça lo ha pasado fuera. 

Con estos datos y con su pobre rendimiento, es imposible no afirmar que el de Dembélé es el fichaje más caro y ruinoso de la historia del Barça y del fútbol, en dura disputa con el de Philippe Coutinho. Un auténtico drama para el que debería haber sido uno de los herederos de Leo Messi y que costó 140 millones de euros. 

El jugador que fuera campeón del Mundo con Francia en el año 2018 se marchará, salvo milagro, con dos Ligas, dos Copas del Rey y una Supercopa de España en su palmarés. Un pobre bagaje para haber formado parte de uno de los clubes más laureados de la historia. Solo resta por saber cómo se gestionará el final de su etapa en Can Barça, si con una estancia de varios meses en la grada o con una venta a precio de saldo en lo que resta de mercado. 

[Más información: Philippe Coutinho, el fichaje más ruinoso de la historia y por qué al Barça no le vale con su salida]

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