Los clubes de fútbol de todo el mundo han explotado y, quizá, la pandemia del coronavirus marque un antes y un después con el fútbol internacional durante la temporada. Si ya había muchas críticas con que los jugadores abandonasen durante unos días la concentración de las competiciones con los equipos que pagan sus contratos, este parón de selecciones ha desbordado el vaso. Los contagios y las lesiones han mellado de forma importante las plantillas y desde las entidades van a moverse.

La situación del Atlético de Madrid, agravada porque ahora tendrán que recibir al FC Barcelona, es uno de los ejemplos más claros del mosqueo generalizado que existe. "Si los clubes nos estamos sacrificando, las selecciones también tienen que sacrificarse. Si no se puede jugar, pues no se juega. Hace falta más control y seguridad, porque no es lo mismo hacer un Madrid - Barcelona que un viaje de 13 horas a Brasil o Uruguay", argumentó Enrique Cerezo, presidente de la entidad colchonera en El Larguero este miércoles.

También lo hacía José Mourinho en su cuenta de Instagram que tan viral se ha convertido en las últimas fechas. "Increíble semana de fútbol. Grandes emociones en los partidos de selecciones, increíbles amistosos y total seguridad. Resultados de los tests COVID después de que los partidos ya se hayan jugado, desconocidos saltando al campo durante los entrenamientos y mucho más. Tras otra sesión de entrenamiento con sólo seis jugadores, es momento de cuidar de mí mismo", escribía el técnico del Tottenham Hotspur en su última publicación.

Pero que se lo digan al Liverpool. Para el partido del próximo domingo ante el Leicester City tiene las bajas de Van Dijk, Joe Gómez, Alexander-Arnold, Robertson, Fabinho, Henderson y Thiago Alcántara por lesión y la de Mo Salah por su positivo por coronavirus con la selección. Si la temporada ya iba a ser complicada por lo económico, los clubes han encontrado una nueva traba con la situación de los contagios y de los problemas físicos por la carga de encuentros.

Enfado general

Para el aficionado está siendo muy divertido ver resultados sorprendentes, goleadas inesperadas, que equipos inusuales ocupen las primeras posiciones de la tabla o el simple hecho de que, prácticamente, cada tres días tienen un encuentro de su equipo en la televisión. Pero esto está siendo un drama para los clubes. El desgaste de los jugadores, que venían de vivirlo durante el regreso del fútbol de la temporada pasada en verano, y el descontrol de la pandemia está poniendo contra las cuerdas a sus plantillas.

Mientras negocian con esos mismos jugadores que se contagian y se lesionan por defender sus intereses sobre el campo rebajas salariales, de repente y de buena fe, se encuentran que vuelven tocados o contagiados después de estar con sus selecciones. Esto ha explotado en el seno de los principales clubes que, si ya habían mostrado su descontento de forma indirecta con los anuncios de la posible formación de la Superliga Europea, ahora tienen una nueva excusa para cambiar el orden establecido.

Luis Suárez es una de las víctimas del Virus FIFA EFE

En las próximas reuniones de la ECA (Asociación de Clubes Europeos), se planteará buscar alternativas a esta situación con las selecciones. No es la primera vez que se plantea ante UEFA y FIFA que estos partidos internacionales se lleven a momentos en los que los clubes ya no estén compitiendo por sus propios intereses. Pero todo apunta a que se va a plantear de nuevo, esta vez de forma unilateral. Si no se acaba con estos parones, la amenaza con dejar de participar en las competiciones amparadas por estos organismos crecerá.

Calendarios alternativos

Todo apunta a que se podrían establecer calendarios con los que, empezando en agosto y terminando en abril, habría tiempo para todo. El preferido para los clubes, y algunos jugadores, sería el que vaya sin solución de continuidad del principio de la temporada al final con los clubes y, después, se celebrasen esos compromisos internacionales.

Es decir, comenzar con sus clubes en agosto y no parar hasta diciembre. Contar con unas vacaciones en ese período navideño, regresar con sus equipos en enero y no parar de competir hasta abril. De esta forma se evitaría que todas las semanas tengan dos partidos, que los entrenadores puedan contar con cinco sesiones como mínimo entre encuentros y que las competiciones se amontonen unas con otras cuidando más a los futbolistas.

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Después, comenzaría el período para las selecciones donde los entrenadores no tendrían sobresaltos entre convocatoria y convocatoria, podrían contar con un gran número de jugadores entre los que elegir y preparar mejor las competiciones. Entre abril, mayo y junio las Federaciones tendrían un importante tiempo para poder hacer clasificaciones, campeonatos y amistosos para los que no lleguen lejos en los grandes torneos.

Pero la gran traba que siempre se han encontrado los clubes en esta lucha es el factor económico. Las Federaciones se lucran sobre todo a través de estos compromisos. Los premios que se consiguen van a parar a las competiciones que ellos organizan y que, sobre todo, suelen afectar a las categorías más humildes. Agrupar todos estos encuentros en una sola burbuja no es una opción que convenza a estos entes ya que el resto del año dejan de existir.

Es por lo que también cabe la posibilidad de partir la temporada en dos. La actividad podría seguir empezando en el mismo mes de agosto, con fechas un poco más apretadas para que los clubes compitan hasta diciembre. Ahí empezar un mes y medio de competición de selecciones, con el parón de las navidades incluido. Después llegarían de nuevo los clubes hasta mayo, para volver a comenzar otra burbuja de campeonatos desde mediados de ese mes hasta finales de junio.

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Sin lugar a dudas, opciones para evitar lo sucedido en este último parón de selecciones hay. Si bien es cierto que fueron las propias ligas, con el consentimiento de los clubes, las que acordaron que hubiera tres partidos por parón para que la pasada temporada se pudiera completar sin interrupciones, la realidad ha superado a las buenas expectativas de los que pensaban que no pasaría nada por disputar estas competiciones internacionales.

El coronavirus ha agravado el virus FIFA y puede ser la puntilla de estas jornadas entre los torneos de clubes. La compensación económica ya no es suficiente para paliar las consecuencias negativas que tienen estos parones. Alguna alternativa tendrán que encontrar desde los organismos oficiales si quieren evitar que el mundo del fútbol pueda romperse en más pedazos.

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