El inicio de Koeman en el banquillo del FC Barcelona no era fácil. Tensión interna, presión externa y numerosas incertidumbres en el futuro a corto plazo del equipo. Una atmósfera complicada para cualquier entrenador y más para uno como el holandés, que regresaba al club donde triunfó y con el objetivo de iniciar un proyecto férreo y exitoso.

Las expectativas eran altas, pero el comienzo de temporada del Barcelona de Koeman está siendo inestable. Los resultados no ayudan y, además, se han ido sumando nuevos frentes de batalla a los que ya tenía abiertos a su llegada. Y es que la problemática de Leo Messi y su petición de abandonar el club parecía el gran conflicto de Koeman durante sus primeros meses en el Camp Nou.

Sin embargo, el caso del argentino ha quedado minimizado con respecto a otras cuestiones. Bartomeu dimitió, la campaña electoral va dando sus primeros pasos para convencer a todos los aficionados azulgranas, las cuentas que ha dejado la última Junta Directiva han hecho saltar las alarmas y la plantilla mantiene un conflicto con la cúpula del club por la intención de abordar una adecuación salarial. Un maremágnum que debilita la estancia de Koeman al frente del banquillo.

Con la temporada ya empezada, y más de un mes después del primer encuentro oficial de la era Koeman, el Barcelona tiene cuatro grandes problemas que ponen en apuros un inicio inestable del técnico holandés. Por el momento, y frente al 3/3 cosechado en la Champions League, los blaugranas están en la zona media de la tabla con 11 puntos de los 21 posibles y con la derrota de El Clásico como gran 'espinita'.

Ansu Fati, durante un partido de esta temporada EFE

La lesión de Ansu

De las pocas buenas noticias del Barcelona en lo que va de campaña es la explosión de Ansu Fati. El canterano ya dio síntomas de estrella el año pasado. Sin embargo, ha sido con la confianza de Koeman cuando ha terminado de asentarse en el primer equipo. Bartomeu, en una de sus primeras comparecencias del curso, le sacó de la lista de transferibles y remarcó la confianza de la entidad en su desarrollo como estrella.

Así está siendo. Ansu Fati es un titular casi fijo de Koeman y, además, ha dado el salto a la Selección gracias a la llamada de Luis Enrique. Con la elástica culé acumula cinco goles y cuatro asistencias en 10 partidos disputados. Números de líder y que le han situado por debajo de Messi en cuanto a jerarquía sobre el terreno de juego.

Justo cuando mejor estaba, Ansu Fati cayó lesionado en el último duelo del FC Barcelona. Una pésima noticia que generaba un nuevo problema para Koeman. La escasa luz que había en su corta estancia en el banquillo se apagaba. Fati, tras una entrada durante el Barça-Betis, se retiraba en el descanso para horas después confirmarse que sufría una rotura del menisco. Ya operado, su desaparición se prevé de entre tres y seis meses en el peor de los casos. Koeman tendrá que innovar.

La Masía, en riesgo

Si algo preocupa en el barcelonismo es el estado de la cantera. De hecho, la gestión de La Masía apunta a ser una de las bazas electorales de todos los candidatos. Recuperar el talento y protagonismo del filial es fundamental. Así, además, se recordarían tiempos mejores en los que las categorías inferiores nutrían a la primera plantilla. Lo reclamaron exjugadores y lo reclaman los aficionados.

Ese papel de la cantera, sin embargo, no estaba siendo muy relevante con la llegada de Koeman. El holandés quería renovar la plantilla, pero ninguno de los fichajes procedía de La Masía. Ansu Fati y Riqui Puig apuntaban a ser los únicos representantes de la fábrica azulgrana, con esporádicas apariciones de Araujo. En ambos casos había esperanzas e ilusión entre la afición.

Riqui Puig durante un entrenamiento del FC Barcelona FC Barcelona

Pero, con la lesión de Ansu Fati, La Masía queda descabezada en el primer equipo. Koeman, por lo tanto, debe buscar soluciones para dar vida a la participación del filial. Riqui Puig no lo tiene fácil y el entrenador, hace unas semanas, trasladó al jugador que lo mejor era que abandonara el equipo en forma de cesión.

Un duro golpe para el joven centrocampista que provocó las primeras críticas a Koeman por olvidarse de uno de los canteranos más talentosos de La Masía. Su pensamiento, al menos hasta antes de la lesión de Ansu Fati, no ha cambiado: Puig no cuenta.

El caso Messi

El delantero argentino fue protagonista durante el verano por su petición de abandonar el FC Barcelona. También por el burofax donde confirmaba los rumores. E incluso por su histórica entrevista donde anunciaba notables encontronazos con Bartomeu y destacaba que, si se quedaba, era por no querer ir a juicio contra el club de su vida.

Sus gestos con Koeman eran analizados hasta el más mínimo detalle. Y en los últimos encuentros las imágenes de Messi, en alguna ocasión desaparecido y en otras con poca intensidad sobre el césped, han vuelto a levantar polémica. Koeman ha evitado el conflicto y siempre que se ha pronunciado sobre el argentino ha sido para respaldarle.

Por su parte, Messi enterró el hacha de guerra con el club. Más todavía tras la dimisión de un Bartomeu que tenía imposible convencer al delantero de su renovación. El capitán será otra de las claves en la carrera electoral y ampliar su estancia en la Ciudad Condal está en la lista de deseos de todos los precandidatos.

Messi celebra un gol con el FC Barcelona La Liga

Pese a ello, su adiós al Barcelona no es algo que esté descartado al cien por cien. Messi tiene ofertas y clubes como el Manchester City se han pronunciado tras el cierre del mercado de fichajes. Pueden ir a por el argentino en la próxima ventana de traspasos. Guardiola seguirá al frente del equipo y Messi puede formar parte de su plantilla futura. Una incógnita con la que tendrá que trabajar Koeman durante meses.

La incertidumbre

La continuidad de Messi no es segura. Pero tampoco la de Ronald Koeman. El técnico es una pieza impuesta por la anterior Junta Directiva, liderada por Josep Maria Bartomeu y aborrecida por gran parte del barcelonismo. Es por ello que muchos reclamaron que el contrato del holandés no fuera de larga duración, pues la nueva cúpula del club tendría un proyecto propio en el que Koeman no estaría.

El técnico, pese a ello, firmó hasta 2022 y sabe que está en la cuerda floja, más todavía si los resultados en la competición doméstica no cambian radicalmente. El propio entrenador reconoció que su futuro depende de los resultados cosechados y su estancia en el banquillo cuando llegue un nuevo presidente se tendrá que estudiar. La tensión no puede ser mayor.

Muchas de estas cuestiones se resolverán en unos meses. Si las elecciones llegan en enero, el Barcelona iniciará el 2021 con la necesidad de aclarar todos estos aspectos pensando en la estabilidad y calma deportivas.

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