La Federación Española de Fútbol está en el punto de mira. Tras la polémica con el protocolo de LaLiga para regresar a la competición y los positivos por Covid-19 detectados en el Fuenlabrada, se ha desatado toda una batalla entre las diferentes instituciones que parece ir más allá de cuestiones meramente deportivas.

Javier Tebas, presidente de LaLiga, ha asumido la responsabilidad del viaje del Fuenlabrada a La Coruña pese a no tener los resultados finales de los test. Y, su hijo y asesor del club madrileño, ha denunciado públicamente el débil protocolo que hay en las competiciones que dependen de la Federación y que cuenta con el respaldo del Consejo Superior de Deportes.

Recientemente se han disputado los playoffs a Segunda B. Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, el protocolo establecido para la reanudación de este tipo de categorías es de todo menos seguro y carecía de los controles necesarios.

La teoría del protocolo era realizar un test antes de comenzar los primeros entrenamientos tras la vuelta de la competición. Y, después, realizar otro los días previos a cada partido. A ello se le suman medidas como la llegada escalonada a los recintos deportivos, el uso obligatorio de mascarillas, los puestos de desinfección de manos y, en algunos casos, la prohibición de usar vestuarios y otras zonas comunes.

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Este periódico no ha recibido respuesta por parte de la Federación. El sindicato de jugadores AFE se ha abstenido de realizar declaraciones y simplemente ha asegurado que "se ha estado siguiendo el protocolo marcado por el CSD". Por su parte, el Consejo Superior de Deportes asegura que los test no son "la panacea" y que las administraciones cuentan con "material suficiente para el control" de la pandemia en el deporte.

"El Ministerio como las CCAA tienen material de sobra para regular las cosas que hay que hacer, además de los protocolos", han explicado a este medio.

La obligación de jugar

A la hora de entender el reinicio de competiciones como la Tercera División hay que partir de una premisa: el simple hecho de volver a jugar ya suscitó polémica. Unos playoffs exprés que no gustaron a muchos clubes y que finalmente han terminado desarrollándose.

Ha sido ahí, en Tercera, donde se ha detectado un positivo en el Portugalete. El problema se pudo controlar más rápido que en el 'caso Fuenlabrada' y el partido se ha aplazado, sin que por ello afecte al resto de la competición. La información aumentará en los próximos días, pero el riesgo de contagio es notable.

En teoría, y jurídicamente hablando, la responsable de una serie de contagios sería la Federación si lo que ha fallado es el protocolo. Sin embargo, según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes de uno de los clubes participantes, cuando se propuso reiniciar la competición la actitud de la Federación no fue del todo participativa.

El documento que tenía que firmar, nos explican, eximía de cualquier responsabilidad a la Federación en cuestiones sanitarias. "O firmas o no juegas", al fin y al cabo. Y, si juegas, es bajo tu propia responsabilidad. "Nos obligaban a firmar una participación en el playoff donde se eximía de responsabilidad a las federaciones si pasaba cualquier cosa. Si tú no quieres firmar el documento no pasa nada, pero no puedes participar en el playoff", nos cuentan.

Ante esa situación, el todo o nada, solo puedes "pasar por el aro". "Si quieres competir y ascender de categoría, que es por lo que todos luchamos, no te queda más remedio", justifican. Otros clubes como el Lleida, que no llegó a entrar en los playoffs exprés, ya tiene su batalla judicial por la forma de gestionar la competición.

La RFEF, después del revuelo al inicio de la competición, aclaró que asumía "todas las responsabilidades que le son propias en su condición de entidad organizadora". Sin embargo, desde el club mantienen su postura.

Miedo en el deporte

Jugar en Tercera es arriesgarse. La profesión de la mayoría de los jugadores no es futbolista, sino que tienen que llevar ingresos a sus núcleos familiares con otros empleos. El fútbol es casi un sueño que les entretiene. Por ello, el miedo y la incertidumbre se ha instaurado en muchos de los jugadores de la categoría.

Algunos, contactados por EL ESPAÑOL, no han querido realizar declaraciones sobre el tema porque solo la situación del coronavirus y su riesgo durante semanas les genera cierto malestar. Tienen hijos y haber jugado en estas condiciones no les ha terminado de gustar.

"En este tipo de categorías, que no son profesionales, teníamos chicos jóvenes que vivían con sus padres y estaban expuestos a un posible contagio", detalla una de nuestras fuentes. Por otra parte, un jugador del Villanovense asegura a este periódico que "gracias a Dios ha salido todo bien"."Solamente hemos pasado tres-cuatro pruebas y hay que tener un poco de suerte. Te vas para casa y te juntas con tu mujer, tu mujer está en otro trabajo y también es inevitable que pueda ocurrir algún tipo de contagio", relata.

Las diferencias del protocolo

Lo peor de un protocolo es que no se cumpla. Misma situación que en Segunda: o LaLiga elaboró un documento insuficiente o el Fuenlabrada se lo saltó. Todo apunta que la responsable es la primera, al menos según las informaciones publicadas. En Tercera División la cosa se complica: las Federaciones Autonómicas entran en juego, al igual que los Ayuntamientos y las propias Comunidades.

Uno de los clubes contactados, perteneciente a Castilla La-Mancha, explica que todo "depende de las Comunidades Autónomas". Pero, dependiendo de algún aspecto concreto, los equipos deben pasar esos test antes de jugar y demás medidas establecidas.

Aquí es donde aparecen las primeras contradicciones y diferencias entre territorios. Uno de los futbolistas que ha disputado el playoff asegura que "cada semana y dos-tres días antes de cada partido" les han hecho otra prueba. El club en cuestión, que no quiere revelar su identidad más allá del territorio en el que juegan, explica que les hicieron "uno 24 horas antes del inicio del primer entrenamiento" y "otro test 24 horas antes del primer partido". En cinco semanas de competición, y con un encuentro disputado, solo han pasado dos pruebas.

"Es insuficiente", destacan, porque "han pasado cinco semanas y vives con incertidumbre". Ellos han disputado amistosos y han tenido que realizar más test, pero ya sufragados por el propio club. En caso de que aparezca algún positivo, no pueden acudir a nadie. "La Federación no te dice nada, no te genera otra opción para realizar algún test en centros con convenio. Todo lo sufragan los clubes". Teniendo en cuenta que son equipos modestos, se queda "bastante corto".

Llegada del Ejido en el autobús CD Ejido

¿Qué han hecho las Federaciones? Según nos explican, lo "único que han hecho es gestionar los test rápidos antes de entrenar y jugar". Es una de tantas críticas que surgen al respecto. Pero no la única.

"El protocolo que nos manda la Federación Española es muy confuso. Las fases de entrenamiento que publica el CSD en mayo no coincide con las fases que pone la Federación. Luego depende de la fase en la que esté la Comunidad y depende de que los Ayuntamientos te abran las instalaciones", denuncian.

Fácil de incumplir

El CSD, en conversación con EL ESPAÑOL, ha dejado claro que "si hay cosas que se están haciendo mal, habrá que proceder a denunciarlas públicamente". Y, por lo que ha podido saber este periódico, hay muchos fallos en el protocolo y el control de su cumplimiento.

Es una de las denuncias que se han realizado en estos últimos días. Según estas fuentes, los clubes de la Federación de Castilla La-Mancha ya les resultó "extraño" el simple hecho de volver a jugar. Pero, además, "no ha habido ningún seguimiento para ver si se cumplía el protocolo". Ni en el caso del club manchego ni "en casos cercanos".

"Según el protocolo, en los viajes teníamos que ir en dos autobuses y nosotros hemos ido en uno. Nadie nos ha controlado". El hacinamiento de los jugadores del que se hablaba días atrás, por tanto, es real. Y es que medidas como ir en transportes diferentes, para clubes humildes, es imposible. "Esos gastos los sufraga el club".

Luis Rubiales rfef.es

Lo grave es que nadie ha comunicado nada. "Nadie nos ha dicho de ir en dos, ni ha habido ese seguimiento, ni si tenemos que ir andando... Nosotros fuimos en un autobús". Confirman por tanto esa "falta de seguimiento". El enfado es notable. "Ya que te obliga a jugar la competición, podían haber estado más pendientes de cumplir los protocolos". Solo ha habido un positivo en toda la competición, al menos que se sepa, pero ha resultado ser todo una ruleta rusa.

Las comparaciones con la gestión de LaLiga tras la publicación de estos datos es evidente. Sin embargo, dicho club evita hacer esa comparación: "En LaLiga hay diferentes informaciones. Unos dicen que el protocolo es más estricto, que en cada club había alguien encargado de que se cumplieran los protocolos. Aquí nos han dicho: 'Os hacemos un test antes de cada partido y buscaros la vida'. Esa es la conclusión".

Pese a la petición de aumentar los test, desde el CSD reinciden en esa idea que no son "la panacea". "No es necesario hacer un test PCR a los clubes de los jugadores de Segunda B", sostienen. El funcionamiento que proponen es simple: "si hay sospechoso, PCR. ¿Positivo? Pruebas al entorno e inactividad total hasta que reciban resultados".

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