Álvaro López Ratón irá a juicio acusado de un delito de agresión sexual. Según informa El País, la Fiscalía afirma que el jugador golpeó a una mujer en las inmediaciones de un local y trató de mantener relaciones con ella: "La zarandeó y la empujó contra una pared, golpeándose con un banco de piedra y la besó contra su voluntad, metiéndole la mano dentro de las bragas y se bajó los pantalones". Tras negarse,"la llamó zorra y abandonó el lugar".

Según informa el diario El País, La Fiscalía pide dos años de cárcel para Ratón, que está en libertad provisional y una indemnización de 10.000 euros para la víctima. También pide que Ratón no pueda acercarse durante cinco años a menos de 500 metros de la víctima, cuya vivienda se encuentra al lado de la de los padres del futbolista.

El proceso de instrucción se ha llevado a cabo durante 16 meses. Él mismo, su entorno como y el club en el que milita desde el año 2016, el Real Zaragoza, han defendido la inocencia de su futbolista y se han mostrado públicamente del lado del jugador nacido en O Carballiño, Ourense.

El jugador emitió un comunicado cuando saltó la noticia: "No es un día fácil, probablemente sea uno de los más complicados de mi vida, pero lo afronto con la total tranquilidad de saber que los valores que me inculcaron mis padres, sobre el respeto y la educación de las personas, me han valido para superar las diferentes adversidades que uno afronta a lo largo de la vida", escribía el jugador.

Álvaro Ratón en un entreno con el Real Zaragoza. Twitter (@alvaroraton)

Manifiesto forzado

La supuesta víctima y demandante ha salido de su anonimato de forma obligada tras acusar al jugador de acoso sexual. Su datos personales como iniciales o edad se terminaron filtrando en el pueblo y según su entorno: "La insultaron por la calle, la señalaron y eso supuso para ella una nueva agresión; fue un auténtico escarnio público". 

"Si ha decidido seguir adelante con la denuncia y hacer frente a todo esto no ha sido solo por ella, sino pensando también en otras mujeres que no pueden, que no se atreven a hacerlo por miedo", afirma la familia. "Las consecuencias psicológicas de un procedimiento tan largo son agotadoras y muchas mujeres no siguen adelante con sus denuncias porque es la víctima quien tiene que demostrar una y otra vez que es inocente", insiste su entorno. 

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