— ¿Recordáis qué hacíais en el Mundial de España 82?

— Disfrutar de la vida. 

Carmen no duda un segundo. No recuerda exactamente qué hacía ese mes de junio, pero todo su pasado brota al recordar una fecha exacta. "Seguramente estaría viajando con mi marido. Bajábamos con la moto y recorríamos África por esa época", relata. En la residencia de ancianos Ballesol Olavide de Madrid se reúnen cada martes cinco mujeres y cuatro hombres dispuestos a compartir décadas de recuerdos. Lo hacen a través del fútbol. Familiares, amigos y detalles se cuelan entre conversaciones banales sobre el pelo de Maradona o el carácter de Juanito. En la pantalla de un ordenador, Paolo Rossi levanta los brazos y celebra la victoria italiana en el Mundial de Naranjito. Sobre la mesa, decenas de imágenes de futbolistas de la época que permanecen en la memoria de casi todos. Zubizarreta, Camacho y Guardiola comparten cartel con 'El Pelusa'. "No me da la cabeza para recordarlo", dice Jesús. "Era Maradona. Se estropeó con las drogas", recalca Beatriz. Entre todos, reconstruyen la historia del fútbol y sus propias vidas. 

El fútbol para recuperar la memoria

— Mari Cruz, ¿tú te acuerdas de cuántos goles metió el Atleti el sábado?

— Yo soy del Real Madrid. 

Mari Cruz tiene 83 años y recita hasta en tres ocasiones la mítica delantera del Athletic: "¡Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza!" Lo hace como quien aprende un padrenuestro que se niega a olvidar. "Pero yo soy del Madrid", insiste. Socia del club madrileño desde los 15 años, su padre le llevó al fútbol aunque no fuera "cosa de chicas", siempre con la condición de que no se lo contara a nadie. "Me preguntó si quería ir y claro que quería ir. Me puse guapa y me fui al fútbol". Vivió a Di Stéfano y Molowny y sin embargo presume una medalla del Atlético que le regaló un futbolista. "Del Atlético Aviación, que es como lo conocí yo. Los futbolistas del Atleti eran los más guapos". 

Jesús sujeta con la mano izquierda un papel rectangular con el nombre 'Guardiola'. Lo mira detenidamente. Delante tiene varias caras conocidas. Duda y amaga con colocar la etiqueta de forma aleatoria. No recuerda quién es Pep Guardiola, uno de los iconos del barcelonismo en los noventa, y le tienen que ayudar. Primero con pistas sencillas, luego descartando a los demás. En esa tarea es clave Gema Rodríguez, psicóloga del centro. Aunque el dinamizador del taller es un exfutbolista, en este caso Javi Torres (exjugador del Valladolid), es ella quien desarrolla el trabajo durante la semana.

"Conozco a los residentes y es bueno que tengan una cara conocida. Su trabajo semanal es rellenar un librito de reminiscencia desde su infancia a su edad adulta y su vejez en relación con el fútbol, las experiencias que han tenido y la implicación en su vida", explica. "Hay gente en el taller a la que no le gustaba el fútbol y ahora están más motivados incluso. Les sirve de manera emocional. Por ejemplo, hay un residente que estaba en un mal momento por la muerte de un ser querido y al entrar en esta actividad está encantado. Tiene cierto deterioro cognitivo y le está sirviendo además para pasar el duelo, está siendo una actividad positiva para él".

Jesús intenta colocar el nombre de Guardiola en la fotografía correspondiente Mamen Hidalgo

Fútbol como terapia, porque, guste o no guste, envuelve numerosos recuerdos en la vida de los españoles. "Todos lo hemos vivido. Se recuerdan emociones, sentimientos, situaciones con los padres, con un hermano, con un amigo...". Les motiva, están ilusionados y salen del taller emocionados esperando la clase siguiente. "Están como niños, hacen una porra para los partidos del Atleti y se pasan el fin de semana pendientes del telediario o de la radio para ver quién gana". 

Mecanismo para memorizar

Los talleres de reminiscencia a través del fútbol comenzaron en Escocia hace ya 15 años. La Asociación de Futbolistas Veteranos los trajo a España hace tan solo tres, por lo que se desarrollan en una fase muy inicial en diferentes residencias y con menor deterioro cognitivo en sus participantes. "Nos dimos cuenta de que con el fútbol se les encendía una bombillita para recordar cosas", explica Roberto Solozábal, exjugador y presidente de la Asociación de Veteranos del Atlético de Madrid. 

"El fútbol es una excusa. En la sociedad española es un elemento muy importante en la vida social de muchas personas, incluso de gente a la que no le gusta nada el fútbol. Rascando en esas memorias, atraemos recuerdos. Es una herramienta para abrir un campo en su vida personal". 

¿Y si no les gusta el fútbol?

"No conocía nada del fútbol, prácticamente no me gustaba. ¡Pero yo me apunto a todo!", dice Beatriz, de 85 años. "Estoy aprendiendo y me estoy entreteniendo una barbaridad. Sé expresiones y palabras del fútbol, oigo las transmisiones de los partidos los sábados y estoy pendiente de si gana o pierde el Atlético. Estoy como una aficionada más, lo que nunca me ha pasado". En su familia no se vivía este deporte, carece de recuerdos. "Nos preocupábamos más de cosas culturales como arte, música, cine... Estoy asombrada de que ahora me guste a mis años", relata. "Conocemos a los futbolistas, pero mi memoria no me permite recordar los nombres, estoy perdiendo la memoria. Pero pierdo la memoria en los nombres, no en las cosas o situaciones".

Beatriz mantiene la lucidez de las ganas de vivir, pero tiene compañeros con más problemas: "En este grupo hay uno o dos quizás que tienen muchos problemas para memorizar. Al fin y al cabo, somos mayores. Pero se ve que les ha hecho una nueva ilusión, les ha creado un entusiasmo por una cosa nueva, llegan los martes y todos tenemos mucha curiosidad. Tenemos que obligarnos a hacer cosas, no quedarnos en un rincón. Así que pegamos fotos, escribimos datos, reconocemos jugadores... Es todo un estímulo". En realidad, lo que le gusta es el rugby.

Una participante sujeta una fotografía de Andoni Zubizarreta Moeh Atitar

Visita al Wanda Metropolitano

Ni el Wanda ni los asistentes tienen recuerdos de este majestuoso estadio. Ambos se conocen por primera vez, pero es igual de emocionante. "Solo había estado en el Casablanca, que ahora se llama Mestalla (Valencia). Así que me ha parecido grandioso, magnífico, estupendamente preparado", explica Beatriz. "A mí me pareció completamente rematao, muy bonito". En el libro de reminiscencia, Mari Cruz tomó notas de su visita al estadio: "Bonito, pero un poco recargado". Dicho esto, tiene una preocupación: "Está muy lejos. Los que viven en Puerta de Toledo lo tienen que pasar mal". 

Los participantes del taller visitan el Wanda Metropolitano