El PSG llega a Inglaterra con una misión, anotar en el Etihad. Para sorpresa de todos, el City de Pellegrini, del que todos sabemos la fecha de caducidad, sacó un valioso empate en la ida de los cuartos de final (2-2). Una serie de infortunios y decisiones erróneas por parte de los dos equipos que dejan al City en una posición ventajosa: el 0-0 les permitiría plantarse en semifinales. Mientras el PSG recupera a Verratti, aunque no podrá contar con Matuidi ni David Luiz -sancionados-. El Manchester City vuelve a contar con Vincent Kompany y Yaya Touré, aunque en el caso del marfileño aún no queda claro si es una gran noticia.



Si Yaya Touré está al 100% es titular, esta premisa se ha mantenido a lo largo de toda la temporada. El que ha sido el pilar de los éxitos de este proyecto vive horas bajas: su rendimiento decreciente sumado a la llegada de Guardiola han colocado al jugador en la puerta de salida. Antes de su adiós le queda mucho por delante, nada menos que el partido europeo más importante de la historia del City.



El guión de la eliminatoria



El PSG tendrá el balón (65% posesión en la ida) porque tiene mejores jugadores para moverlo y el City buscará aprovechar cada pérdida rival porque tiene velocidad y magia arriba para hacerlo (Kun, De Bruyne y Silva). La fórmula de cada uno la conocemos pero, ¿entra Yaya Touré? Por supuesto es capaz de decidir pero no es la opción lógica.



En la ida marcaron los dos futbolistas que más ganan si Yaya Touré no juega: De Bruyne y Fernandinho. El primero es el que permite el plan contragolpeador y el segundo es el que más se libera sin el marfileño. El City necesita implicación defensiva de todos, algo que Yaya Touré no aporta; movilidad arriba, tampoco; y velocidad. Yaya Touré condiciona a todos sus compañeros y la duda es si sigue siendo tan bueno como para influir tanto. Tanto para cubrir los espacios que no cierra como para intercambiar posiciones en ataque.



La estrella que cambió al City, Yaya Touré, por la estrella que guiará el futuro del club, De Bruyne. Kevin De Bruyne destabilizó al PSG con sus conducciones y activó a sus compañeros con movilidad. Sus sprints acompañados de los desmarques de Agüero hicieron competir al City en París y su movilidad permitió a David Silva moverse y hacerse grande. Con De Bruyne los tres conectan, tocan y se van; con Yaya Touré se mueven, pero el carril central tiene al marfileño acampado.



Esa movilidad que funcionó se potencia sin el marfileño. Recuperaban, corrían, se movían y no daban tiempo al PSG a colocarse porque tampoco podía seguir las marcas. Además, ese ecosistema ofensivo permite a Fernandinho –si Yaya Touré no juega- subir el balón, imprimir dinamismo y acercarle a la posición donde triunfó.



El centrocampista brasileño llegó a Manchester tras agitar Europa con el Shakhtar. Él era la amenaza constante, el pase entrelíneas y la creatividad del equipo ucraniano que bailaba samba. Al llegar a Inglaterra fue forzosamente convertido en la sombra de Yaya Touré, para tapar sus vergüenzas y dar sentido a la salida de balón. El injerto tuvo éxito relativo en títulos, pero siempre que le han buscado las cosquillas a ese doble pivote el City ha sufrido.



El mayor problema es que Yaya Touré reserva sus esfuerzos al ataque y se da paseos cuando tiene que recuperar la posición, eso contra jugadores que caracoleen por dentro es mortal en Europa. Una descripción que se adapta a Di María para penalizar cualquier espacio. Sin duda el PSG es el favorito, pero si el City recupera la posición rápido y sale en carrera tiene más opciones.



Yaya Touré en 2016



No, Yaya Touré no se ha convertido en un mal futbolista, simplemente es ineficaz sin balón y eso en el planteamiento del City contra el PSG es dispararse en el pie. Aun así Yaya Touré sigue siendo uno de los mayores talentos de su plantilla y su capacidad para marcar auténticas obras de arte sigue presente. Con Yaya Touré, el Manchester City gana pegada arriba, poderío físico y acierto en el pase.



Además, el condicionante Touré deja una cosa positiva: retrasar a Fernandinho y quitar a Fernando da seguridad en la salida de balón, de hecho, él regaló el 1-1 a Ibrahimovic con un error en el control y un fallo mayor de concentración pero no parece la prioridad del City sacar el balón jugado desde atrás en Europa.



El problema es que la aportación defensiva de Touré va a menos con el paso de los años. Cada vez roba menos balones y sus estadísticas defensivas han mermado. Pellegrini ha tratado de poner un parche adelantando la posición de Yaya Touré, pero como hemos visto no concuerda en el plan ofensivo de permutar posiciones y jugar a menos toques. En la ida contra el PSG el City dio 352 pases, su promedio en Champions es de 509 por partido.



El City en Europa ha dejado tantas lagunas en los últimos años que es difícil creerles incluso cuando el contexto les favorece. El plan que funcionó en la ida es más creíble dando galones a Kevin De Bruyne sin Yaya Touré. El presente deja claro que la transición Yaya Touré-De Bruyne no deja dudas en función del rendimiento, pero que pesa la jerarquía del marfileño.

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