En Mestalla, no hace tanto, pedían la cabeza de Nuno. ¿La razón? El Valencia, después de una inversión de 138 millones de euros en verano, no conseguía arrancar y acumulaba 10 victorias, cuatro empates y ocho derrotas. Apenas tres meses después, la situación es todavía peor. El conjunto ché, con Gary Neville en el banquillo, no sabe lo que es ganar en Liga y se queda a cuatro puntos del descenso tras un nuevo varapalo contra el Betis en el Benito Villamarín (1-0). ¿Y ahora qué? Más de lo mismo: el técnico vuelve a estar en cuestión y, además, se tendrá que enfrentar a su afición contra el Barcelona en Copa del Rey el próximo miércoles. Eso, claro, en el caso de que el club no decida prescindir de sus servicios antes.



La situación, en números, se resume así: el Valencia suma cuatro victorias -todas en Copa del Rey-, seis empates y seis derrotas. Es decir, desde que llegó Gary Neville, el conjunto ché es el peor equipo de la Liga: ha sumado cinco puntos de 27 posibles. Una auténtica catástrofe que además no encuentra fin. Con una cara bien visible, la de su entrenador, que no piensa, por el momento, presentar su dimisión, como reconoció tras la derrota en el Villamarín.



Pero ante tal tesitura, quién tiene la culpa. ¿El entrenador? ¿Los jugadores? ¿El presidente? Quizás todos, pero la responsabilidad, en primera instancia, viene de arriba. Es decir, de Peter Lim. Él fue el que contrató a Nuno, el que lo destituyó y el que decidió fichar a Gary Neville, un entrenador con escaso bagaje en los banquillos y que, como gran aval, presenta su amistad con el propietario del Valencia.



Peter Lim, tras la destitución de Nuno, quiso poner distancia con Jorge Mendes, aunque sea por contentar al entorno del club. Y eligió al técnico inglés, con el que comparte negocios. El empresario de Singapur tiene el 50% del Salford United de la séptima división inglesa, propiedad de Gary Neville, Giggs, Butt y Scholes. Y también el 75% del Hotel Football -propiedad de los mismos ex jugadores-, una alojamiento situado en los aledaños de Old Trafford.



Esa amistad, finalmente, le llevó a Peter Lim a decantarse por Gary como técnico del Valencia. Y, a día de hoy, parece claro que se equivocó, tal como indican los resultados. ¿Los fallos? Se resumen recordando las frases de Neville en su primer día: “Mi falta de experiencia es un riesgo, tengo que convencer a los que dudan de mí (…) Jugaremos de una u otra forma dependiendo del rival”. Y llevaba razón, sus pocas tablas y su incapacidad para imponer un estilo reconocible han lastrado al conjunto ché, además de todos los líos internos.



¿Hasta cuándo aguantará? Esa es la pregunta que queda en el aire y que encontrará respuesta en las próximas jornadas, con la sonora pitada que le espera al equipo, al entrenador y al presidente en la visita del Barcelona. Y, obviamente, también a Jorge Mendes, que no estará en el campo, pero ronda como una sombra por todos los pasillos de Mestalla y, por supuesto, en el césped, donde sus jugadores no han terminado de encajar. Ni ellos ni el antes analista de televisión Gary Neville, que ahora recordará aquellas palabras que le dedicó Mourinho en sus primeros días: “En el banquillo no podrá parar el vídeo”. Y así será.

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