Dominado por las mismas camarillas durante varias décadas seguidas, el fútbol latinoamericano ha perdido por fin en 2015 el velo de impunidad que le ha permitido salvarse sistemáticamente de las denuncias y sospechas permanentes por apropiarse de muchos millones de dólares, de México a Argentina, en los últimos lustros. 2015 será el año del antes y el después para la FIFA, para Blatter y para Platini, pero el continente clave es América. La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) y la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF) están en el centro de la gigantesca investigación por sobornos de hasta 200 millones de dólares impulsada por el FBI desde comienzos de año. Abarca casi 100 imputaciones por delitos como organización mafiosa, fraude masivo y blanqueo de dinero. Ya avisó en mayo la fiscal jefe de Estados Unidos, Loretta Lynch: “Nadie se salvará. No podrán esconderse”.

La mayor trama de la historia del deporte

Se trata de la mayor trama de corrupción conocida en la historia del deporte y en la treintena de personas imputadas destacan algunos de los mayores dirigentes del fútbol en el continente americano: presidentes de federaciones nacionales, directivos de la FIFA, etc. Varios de ellos han sido extraditadas ya a Estados Unidos y otros esperan la resolución de sus recursos. Todo comenzó el pasado 27 de mayo, cuando agentes policiales detuvieron en Zúrich, sede de la FIFA, a siete dirigentes de la entidad rectora del fútbol internacional. Desde entonces el goteo de noticias, detenciones, imputaciones y escándalos es imparable.

Ya entonces quedó patente el cariz latinoamericano del proceso: entre los arrestados sospechosos de corrupción figuraban los presidentes de varias federaciones nacionales de fútbol (Nicaragua, Costa Rica, Venezuela), el vicepresidente de la FIFA Jeffrey Webb y el ex presidente de la CONMEBOL Eugenio Figueredo (uruguayo). Quedaba detenido el vicepresidente del fútbol brasileño, José María Marin, de 83 años, que presidió la hasta hace poco todopoderosa Confederación Brasileña del Fútbol hasta después del Mundial 2014.

Poco despúes se emitían órdenes de búsqueda y captura contra el mismísimo presidente de la CONCACAF, Jack Warner, y el paraguayo Nicolás Leoz, presidente de la CONMEBOL durante 26 años (hasta 2013). La mayoría de ellos, septuagenarios y octogenarios que, según las autoridades estadounidenses, llevaban lustros robando a manos llenas. Leoz también será extraditado próximamente a Estados Unidos.

Segunda ronda de detenciones

Medio año después, suspendidos el presidente y vicepresidente de la FIFA (Joseph Blatter y Michel Platini) por un posible pagó desleal de 1,8 millones de euros a favor del francés (también presidente de la UEFA, suspendido temporalmente), dirigida la institución interinamente por el camerunés Issa Hayatou, el FBI ha ejecutado este mes su segunda ronda de detenciones, también en Suiza. La investigación se nutre en gran medida del testimonio Chuck Blazer, exsecretario general de la CONCACAF, de nacionalidad estaodunidense, a quien la policía de su país seguía esde 2010 por su gran riqueza y evasión fiscal, y que llegó a un acuerdo de delación premiada con las autoridades antes de dejar su cargo en el organismo.

Entre los afectados aparecen, ni más ni menos, fueron los nuevos presidentes de la CONCACAF, el hondureño Alfredo Hawit, y de la CONMEBOL, el paraguayo Juan Ángel Napout. Se sospecha de sobornos en patrocinadores de la mayoría de las selecciones sudamericanas y para la adjudicación de los Mundiales de 2006 (Alemania), 2010 (Sudáfrica) y 2014 (Brasil). Entre los personajes acusados hay incluso un ex presidente del Gobierno, el también hondureño Rafael Callejas, que dirigió el país entre 1990 y 1994. Ya hay ocho acusados en prisión, seis en proceso de ser enviados a enfrentar la justicia de Estados Unidos, uno prófugo y uno en libertad.

Futuro confuso

El futuro del fútbol sudamericano, a sólo 7 meses de la edición especial de la Copa América por su centenario, es extraordinariamente confuso tras décadas de podredumbre acumulada. Tras la detención (y extradición a Estados Unidos) de Juan Ángel Napout, el uruguayo Wilmar Waldez, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) parece el único dirigente en condiciones de asumir el cargo. Especialmente después de que sea el único vicepresidente en funciones de la CONMEBOL: el venezolano Rafael Esquivel fue detenido en mayo y Sergio Jadue, máximo responsable del fútbol chileno, dimitió la semana pasada tras aceptar otro acuerdo de extradición a Estados Unidos para ser juzgado.

Napout ha quedado en libertad bajo fianza tras presentarse ante un juez federal de Nueva York, donde se comprometió a pagar 20 millones de dólares. Las elecciones a la FIFA, previstas para el próximo 26 de febrero, no tendrán ningún candidato americano. Parecen aplicarse a todo el continente las constantes denuncias hechas en Brasil por el ex futbolista Romário, hoy senador, que lleva años llamando “mafiosos” y “ladrones” a los dirigentes federativos de su país.

Inmunidad e impunidad

El tiempo le ha acabado dando la razón. El resto del continente también experimentaba situaciones asombrosas: en junio pasado, el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, derogó la inmunidad diplomática con que contaba la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) desde hace casi dos décadas. El Estado paraguayo le había dado al edificio de una entidad deportiva el mismo nivel de protección que una representación diplomática de la ONU. La impunidad del fútbol americano también se ha terminado.

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