La pasada edición del Giro de Italia tan sólo contó con siete ciclistas españoles de entre los 176 que tomaron la salida el primer día en Fossacesia Marina. Si hace no demasiado tiempo el ciclismo nacional era toda una referencia en las grandes vueltas, lo cierto es que de un tiempo a esta parte le cuesta brillar e incluso meter a un buen número de componentes en este tipo de pruebas.

Uno de esos siete valientes que se fueron a la aventura de un Giro de Italia pasado por agua fue Óscar Rodríguez. El de Movistar Team afrontaba su quinta gran vuelta (ya había corrido otro Giro y tres Vueltas a España) con la ilusión del primer día y además llegaba en buena forma después de haberlo hecho bien en el Tour de los Alpes, pero sin duda no le salió la carrera que esperaba. 

Se mojó hasta los huesos, pasó frío, cogió un virus estomacal que mermó sus fuerzas y por si fuera poco sufrió una dura caída que le dejó fuera de juego. El navarro se fue al suelo en la undécima etapa y no pudo volver a subirse a la bici para continuar en la competición. Se estrelló contra una señal de tráfico de tal forma que su riñón salió muy mal parado, motivo por el que tuvo que ser trasladado a dos hospitales diferentes para ver cuál era el alcance de aquel golpe. 

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Pasó doce días ingresado en Italia, fue sometido a constantes pruebas y analíticas y hasta su madre y su novia tuvieron que desplazarse hasta el país transalpino para poder estar con él cada día. Ahora, ya en casa, EL ESPAÑOL habla con el ciclista de Movistar Team, que cuenta esta experiencia con una naturalidad gigantesca y que ya piensa en recibir el OK de los médicos para volver a subirse a la bicicleta. 

Su objetivo en el Giro

En Movistar Team estaban convencidos de que podían hacer una buena clasificación general con Einer Rubio. El colombiano estaba haciendo una gran temporada y ya había ganado en el UAE Tour ante rivales de primer nivel, así que en el equipo español querían que estuviera lo más arriba posible. 

Óscar Rodríguez iba a ser uno de sus grandes escuderos, pero también llegaba al Giro consciente de que podría ser protagonista en algunas etapas: "Tenía planificado el Giro desde el principio de año. Hice el Tour de los Alpes y viajé al Giro. Iba sobre todo a trabajar para Einer pero sabía que iba a tener mis oportunidades. Fui allí con mucha ilusión y muy motivado, llegué en un buen punto de forma", afirma el ciclista de 28 años.

Sin embargo, poco a poco las cosas se fueron torciendo y tomando un cariz diferente a lo esperado. La carrera estuvo pasada por agua durante las dos primeras semanas y eso hizo mucha mella en los cuerpos de los ciclistas: "No te haces una idea de lo que es hasta que estás ahí dentro. Desde la salida empezaba a llover, al día siguiente otra vez... Se hace muy cansino y es muy duro", dice Óscar. Este clima afecta a la musculatura de las piernas, especialmente si se produce día tras día como sucedió en este Giro. 

Pero ese no iba a ser el principal enemigo del excorredor de Astana o de Euskadi-Murias en la carrera. Óscar enfermó y ahí sus reservas pasaron al mínimo: "Cogí un virus estomacal como muchos otros ciclistas. Algo me sentó fatal, y eso fue en la etapa anterior al Gran Sasso. Luego en aquella etapa empezó a llover otra vez y no podía comer. Hasta ese momento me encontraba bien, pero luego me puse fatal, toda la tarde y toda la noche vomitando", comenta el ciclista del Movistar Team. Incluso tuvieron que cambiar de habitación en el hotel a su compañero Max Kanter. 

Llega la caída

Parecía que después del día de descanso y de un par de etapas de recuperación Óscar Rodríguez comenzaba a recuperarse. El navarro estaba decidido a terminar bien el Giro de Italia y a dejar atrás todos sus problemas de los primeros días, pero entonces la mala suerte en forma de caída se cruzó en su camino. 

Se disputaba la undécima jornada, un día de 219 kilómetros de recorrido con final en Tortona, cuando tuvo que decir adiós a la carrera. El propio Óscar recuerda cómo fue su caída: "Iba trabajando en cabeza porque había que hacer la volata con Fernando Gaviria y se cayeron los Ineos. Durante un tiempo paramos pero llegó el momento de empezar a poner un poco más de ritmo", dice de los segundos previos. 

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En ese instante en el que el grupo comenzó a rodar algo más deprisa, llegó Jonathan Milan, el líder de la clasificación por puntos, para decirle algo a voces a Óscar Rodríguez: "No le entendía bien. En lo que giré la cabeza a la izquierda, un corredor del Trek me pasó e hicimos el afilador. Yo tenía la mirada puesta en Milan", dice de la forma en la que se desencadenó la caída. 

Entonces, recuerda el momento en el que se dirigía directo a estrellarse contra el muro de una vivienda: "Iba a una velocidad terrible hacia la casa, me acuerdo de gritar y de chocar. No perdí la consciencia en ningún momento. Entonces se bajó Muriel del coche y me preguntó si podía seguir, pero le dije que no. Ahí llegó la ambulancia y me llevó al hospital en Tortona".

El golpe fue fatal. Se estrelló contra una señal de tráfico y uno de los costados de su cuerpo recibió el impacto. "Pensaba que me había roto las costillas", dice Óscar sobre el dolor que sintió en aquel momento. No quería dejar la carrera después de haber sufrido tanto justo en el instante en el que empezaba a recuperar, pero no le quedó más remedio. 

Doce días hospitalizado

La ambulancia le trasladó a un primer centro hospitalario en Tortona y Óscar tan sólo tiene palabras de agradecimiento para el trato que recibió allí: "Los doctores fueron brillantes en ese hospital. En urgencias me hicieron de todo, no me tuvieron esperando ni un minuto", recuerda. Eso sí, después de todas las pruebas la doctora le indicó que su diagnóstico era negativo, que su riñón estaba afectado por el golpe y que debía ser trasladado a otro centro especializado.

Una vez allí, le pusieron una sonda y el doctor comenzó a filtrarle sangre en grandes cantidades. Fue una experiencia desagradable de vivir para el ciclista de Movistar Team, que también destaca los buenos cuidados que recibió en este segundo hospital. "Había mucha sangre y tenía una hemorragia por dentro", relata Rodríguez. 

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Allí le hicieron también infinidad de pruebas para tener su estado de salud bajo control en todo momento. Análisis de sangre, TACs, ecografías... Cualquier prevención era poca tratándose de un órgano tan delicado como el riñón. A todo esto había que sumarle que Óscar estaba lejos de casa, en otro país y sin saber si podría regresar pronto, así que su madre y su novia no dudaron en viajar para apoyarle y estar con él.

"Cuando ya vi toda la carnicería que había, vinieron mi novia y mi madre y estuvieron conmigo todos los días", recuerda entre risas Óscar Rodríguez, ahora que ya ha superado aquella aventura. Al fin, doce días después de ingresar en el hospital, pudo marcharse a casa el pasado domingo. Una larga estancia en la que, eso sí, no dejó de animar al resto de sus compañeros que seguían en carrera desde la televisión.

 

De hecho, pese a su caída Óscar Rodríguez le da una gran nota a la actuación de Movistar Team en el pasado Giro de Italia ya que consiguieron una brillante victoria de etapa con Einer Rubio: "La valoración es buena porque el triunfo de etapa te lo arregla todo, así que creo que ha sido buena. La pena es que no pudimos ganar con Fernando Gaviria, pero es una muy buena actuación".

Ahora Óscar no se marca plazos de recuperación aunque él está animado, de muy buen humor y deseando volver a subirse encima de la bicicleta aunque sea en el rodillo. Por eso, su calendario de aquí hasta el final de temporada no está ni mucho menos claro, pero seguro que pondrá todo de su parte para resarcirse y, por qué no, estar en La Vuelta, donde ya sabe lo que es conseguir una victoria de etapa.