Del estrellato al calabozo. Es la historia que está viviendo en estos últimos días Jan Ullrich, el exciclista alemán que en 1997 se proclamó campeón del Tour de Francia. Disfrutando de sus vacaciones en Mallorca, acabó detenido por asaltar la casa de su vecino, el cineasta Til Schweiger.

Pasadas unas horas retenido con las fuerzas de seguridad, el germano fue puesto en libertad. Dejando una imagen nefasta de la situación que protagonizó, Ullrich ha querido conceder una entrevista al diario Bild para dar las explicaciones que creía convenientes. En dicha conversación con el medio alemán, reconoce problemas con las drogas y el alcohol, aunque no ve un delito en su último percance.

Según apunta Ullrich, se coló en la casa de Schweiger con la única intención de hablar con él. "Llamé y nadie me escuchó, así que entré en la propiedad", apunta el exciclista. Una vez dentro de la casa, se topó con alguien que "perdió el control" y con quien tuvo una "pelea verbal".

Sin embargo, también tuvo algún problema con su vecino y, según él, amigo de muchos años. "Con Til, tal vez incluso un toque en el hombro. De repente esta persona saltó hacia mí con una patada de kung-fu. Pude esquivarla, pero caí y después vino la policía", relata en dicha entrevista.

Problemas con el alcohol y drogas

Las razones de su comportamiento no están marcadas, pero él da algunas pistas sobre lo que podría estar sufriendo. Y es que, tal y como explica, tras el divorcio con su mujer no lo está pasando nada bien. Alejado de sus hijos, ha llegado a tomar el camino de las drogas y el alcohol. 

"La separación de Sara y la distancia con mis hijos, que no he visto desde navidad y con los que casi no he hablado, me han llevado a hacer y tomar cosas de las que me arrepiento mucho", afirma a Bild.

En el mismo diario, Schweiger relata algunas de las confidencias del exciclista: "Cuando lo dejó su mujer comenzó a tomar anfetaminas y me decía que solo dormía dos horas. Comenzaba tomando cerveza a las 6 de la mañana y seguía durante todo el día. Me dijo que tenía una receta para tomar cocaína porque era menos dañina que las anfetaminas".

Ullrich, que fue condenado a 21 meses de cárcel por conducir ebrio, quiere poner punto y final a esta oscura etapa de su vida. Todo por sus hijos, que están sufriendo en primera persona los desvaríos de quien en su día tuvo el mundo a sus pies: "Por el amor a mis hijos estoy haciendo terapia".

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