Mikel Landa aún cree que puede estar en la Vuelta a España. Él va a poner todos los medios que estén a su alcance para lograrlo y el último es la máquina antigravitacional con la que se trata, entre otros, Rafa Nadal.

El ciclista alavés sufrió una caída el pasado sábado durante la Clásica de San Sebastián cuando estaba en el grupo de cabeza de carrera. Aunque dijo que se encontraba bien, que los aficionados podían estar tranquilos, los médicos tuvieron que llevárselo al hospital totalmente inmovilizado: en camilla y con collarín.

El diagnóstico era terrible. Tenía una fractura de la apófisis espinosa de la vértebra lumbar L1. Es decir, en situaciones normales tendría que guardar reposo absoluto durante dos o tres semanas. Pero eso no está en sus planes. Él quiere mejorar su séptimo puesto en el último Tour de Francia y la única gran vuelta que resta esta temporada es la Vuelta a España. Empieza el 25 de agosto, justo tres semanas después de su accidente. 

Ese diagnóstico no le valía. O al menos necesitaba otros plazos. Una cosa es llegar justo a otra carrera y otra, bien distinta, es no poder disputarla. Por eso, este lunes, Landa ha acudido a la consulta del prestigioso traumatólogo Mikel Sánchez. Allí, en su máquina antigravitacional, se han tratado Nadal, el futbolista Santi Cazorla o el Rey emérito Juan Carlos I. En esa máquina descansan todas sus opciones de acortar los plazos de la recuperación y poder estar en la Vuelta. 

La tecnología antigravitacional permite reducir la fuerza que la gravedad ejerce sobre las personas y, por lo tanto, reducir también su peso. De esta forma, el paciente puede realizar antes los ejercicios de recuperación. Además, el tratamiento con la máquina aumenta la distancia entre los músculos y las articulaciones y, por lo tanto, reduce el dolor y facilita volver antes a los entrenamientos. Todas las opciones de Landa pasan por esa máquina.

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