El dopaje es la mayor lacra del deporte, más aún en disciplinas tan castigadas como el ciclismo. Las hazañas de grandes campeones -véase por ejemplo el caso de Lance Armstrong- se han revelado en completas mentiras con el paso del tiempo. Pero cuando los organismos internacionales parecen haberse sacudido las connivencias del pasado, un nuevo escándalo acaba de salir a la luz: en Italia, un niño de tan sólo 14 años, ha dado positivo por un esteroide en una competición regional. ¿Dónde está el límite?

En el metabolismo del menor, según ha confirmado en un comunicado la Agencia Antidopaje Italiana (Nado), se han encontrado restos de mesterolona, un esteroide que se comercializa bajo el nombre de Proviron y que está en la lista de medicamentos prohibidos por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). El Tribunal del CONI encargado de resolver este tipo de casos, a propuesta de la Fiscalía, ha sancionado de forma inmediata al joven ciclista.

El dopaje de este niño significa, por desgracia, un récord negativo para el ciclismo y el deporte en general, pues nunca un deportista tan joven había dado positivo. Cabe preguntarse ahora qué grado de consciencia tenía el menor en relación a lo que estaba tomando y, sobre todo, qué responsabilidad recae sobre el entrenador e incluso sobre la familia. Porque... ¿cuál es el objetivo de proporcionar substancias dopantes a un chaval de 14 años que practica deporte para divertirse?

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