Estados Unidos tiene una gran preocupación con el coronavirus. Sus cifras han alcanzado ya los más de 650.000 casos y los 34.000 muertos. El país es la zona cero de la epidemia actualmente en el mundo y, aunque Donald Trump ya está buscando formas para reabrir el país y volver a activar su economía, el Covid-19 va a seguir poniendo en jaque a la población del norte de América.

Pero en las últimas horas se ha levantado bastante revuelo en el universo del baloncesto americano. Ni LeBron James ha anunciado que se retira, ni la NBA ha anunciado su fecha de regreso a la competición. Las confesiones de dos jugadores de instituto han caído como una auténtica bomba sobre la estructura habitual con la que las jóvenes promesas de este deporte van progresando antes de llegar al gran circo que supone la liga americana.

Jalen Green, el candidato más firme a ser el número 1 del Draft en 2021, anunció este jueves que no irá a ningún equipo universitario la próxima temporada después de acabar su etapa en la High School. Este joven le ha dado un palo al sistema del baloncesto universitario para apuntarse al sistema de desarrollo de un año que supervisa la G-League, la competición en la que juegan muchos de los 'rookies' y 'sophomores' elegidos en el draft que aún no están preparados para el primer nivel y que controla la NBA.

Jalen Green, el hombre que ha provocado un nuevo terremoto en la NCAA REUTERS

No estará solo en ese programa. Isaiah Todd, otro de los 'prospect' altos para ese mismo Draft según los principales medios del país, se apunta también para dar este paso. Este jugador, de hecho, tenía ya un acuerdo firmado con el dos veces campeón de la NBA Juwan Howard, ahora entrenador de la Universidad de Michigan.

Este programa se trata de un sistema de desarrollo que se prolonga durante un año en el que entrenadores profesionales y otros jugadores veteranos de la NBA se encargarán de vigilar a estas futuras estrellas. Además, según aseguran fuentes cercanas, esta temporada podrían disputar entre 10 y 12 partidos contra alguna de las franquicias de la G-League para que este proceso sea aún más profesionalizado.

Adrian Wojnarowski, el periodista mejor informado sobre la NBA, ha asegurado que este programa lo liderará Sam Mitchell, otro ex de la Liga Americana que fue entrenador del año en 2007 con los Toronto Raptors. A estos dos jugadores se les podían unir otros cuatro grandes nombres para ese Draft: Makur Maker, Karim Mane, Kennedy Chandler y Kai Sotto, jugador filipino que estuvo en la órbita del Real Madrid y del Barça.

Pero lo más tentador de este programa es la parte económica. Los jugadores universitarios no tienen ningún incentivo, a priori después de algunas investigaciones que han puesto en duda este sistema. En este programa estas promesas por pulir tendrán unos ingresos por estos encuentros que disputarán en función de su rendimiento, también por actos comunitarios y, según informaciones, algún otro tipo de actos entre los que se podrían incluir los publicitarios.

Isaiah Todd, el otro jugador del Draft de 2021 que se irá al programa de la G-League Instagram (zaytodd)

Las cifras de las que se hablan para Jalen Green son cercanas a los 500.000 dólares. Además, también firmaría su primer contrato de zapatillas. De hecho, estas operaciones las llevaría Aaron Goodwin, el mismo que negoció las primeras relaciones contractuales en el ámbito de las zapatillas a LeBron James, Dwight Howard y Kevin Durant. Eso si, en ningún caso se espera que alcance las cifras que firmó Zion Williamson cuando rompió todos los récords con un acuerdo de 10 millones de dólares por año.

Estrellas que no fueron a la Universidad

La polémica con respecto a los pasos que tienen que dar las jóvenes promesas del baloncesto americano comenzó en 2005, cuando el comisionado decidió que no se podrían presentar al Draft ningún jugador que llegase directamente desde el instituto. O sea, que desde ese año toda promesa que quisiera llegar por la vía rápida a la NBA tenía dos opciones, ir a la NCAA o a algún club profesional lejos de Estados Unidos.

La gran mayoría de los jugadores, antes de esa fecha, pasaban siempre por algún equipo universitario. No todos están preparados a los 18 años recién cumplidos a competir al nivel de los más grandes. El mismo Michael Jordan, en boca de todos estos días por la publicación de su gran documental en Netflix, paso por North Carolina durante tres años y no debutó en la NBA hasta los 21. Allí ganó el campeonato de la NCAA en 1982, pero no fue hasta 1986, ya como profesional, cuando terminó su Grado en Geografía.

El que no pasó por la universidad fue el difunto Kobe Bryant. La estrella de Los Ángeles Lakers durante tantos años llegó directo desde la High School de Lower Marion. El de Philadelphia superó a Wilt Chamberlain como el jugador de instituto del sureste de Pennsylvania más anotador de la historia con 2,883 puntos. Cuando terminó esta etapa, a pesar de las grandes ofertas universitarias, siguió los pasos que había dado Kevin Garnett en 1995 y se fue directo a la NBA.

Michael Jordan junto a Dean Smith, el entrenador con el que consiguió el título de la NCAA REUTERS

También cogió ese camino LeBron James. La ahora estrella de Los Ángeles Lakers llegó a la NBA directo desde el instituto de St. Vincent - St. Mary para ser elegido en el Draft por los Cleveland Cavaliers en 2003. A pesar de perder el partido por el campeonato en el último año de su etapa de High School, 'The King' decidió dar el paso de convertirse en profesional después de salir en la portada de Sports Illustrated. Antes de él, ningún jugador de instituto lo había hecho.

Una tendencia en crecimiento

El problema de las jóvenes promesas lleva en el candelero ya los últimos años. Dos de los mejores colocados para el Draft de 2020, LaMelo, hermano de Lonzo Ball, y R.J. Hampton se marcharon a la NBL, la liga de baloncesto australiana. Estas dos futuras estrellas se apuntaron al programa 'Next Stars' donde se aseguran un sueldo de unos 80.000 dólares que pagarían directamente los organizadores de la competición.

Pero es que dentro de todas esas polémicas en torno a la liga universitaria que se comentaban anteriormente, una de ellas afecta a una de las grandes estrellas de este Draft. James Wiseman, número uno del sorteo según algunos 'prospects', fue suspendido durante 12 partidos esta temporada por haber cobrado 11.500 dólares de Penny Hardaway, legendario jugador de la NBA y actual entrenador de la Universidad de Memphis. Tras esta sanción decidió dejar el equipo y prepararse para el Draft por su cuenta.

Ya no son solo los jugadores europeos, asiáticos o africanos los que llegan al Draft de la NBA desde fuera del sistema universitario. La NCAA pasa por una gran crisis en la que, a pesar de asegurar una formación de talento, no consigue atraer a las grandes estrellas que ven una oportunidad económica en sus aún cortas carreras para dar el salto a la mejor liga del mundo desde otras vías. 

[Más información: El plan de la NBA para que las franquicias vuelvan a los entrenamientos tras el coronavirus]

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