Millán Cámara Carlos Bernabé

Este Barça compite. Y sus jugadores tienen sangre si se lo proponen. Sólo faltaba que un equipo con tanto buen jugador no estuviese preparado para dar la talla. Pero había que cambiar algo, darle una vuelta de tuerca al asunto. En este caso, al banquillo. De momento, la apuesta ha salido bien: una victoria en ACB y otra en la Copa. Disputadísima, como no podía ser de otra forma, ante el Baskonia. Pero triunfo y pase a semifinales al fin y al cabo, donde espera un Gran Canaria contundente ante el Fuenlabrada. ¿Quién se vistió de MVP? El de casi siempre en esta temporada, Thomas Heurtel. Uno que a duras penas sabe esconderse en los momentos comprometidos [Narración y estadísticas: 94-90].

Lo de las idas y venidas va implícito en este torneo. Aunque resulta curioso que los dos partidos con más alternativas de estos cuartos de final coperos tuviesen por protagonistas a los dos grandes de turno: Real Madrid el jueves y Barcelona el viernes. En el Baskonia se las prometían muy felices durante los primeros minutos, con una salida en tromba a cargo, sobre todo, de Timma. Pero el nuevo Barça quería mostrar que, sí, todavía hay tiempo para reconducir la temporada. O, al menos, para intentarlo.

De ahí que los hombres de Pesic intentasen escaparse en el marcador por primera vez ya en los 20 minutos iniciales. Sin éxito, pero con nombres propios como Heurtel, Sanders, Tomic, ClaverRibas y, sobre todo, Oriola. Hay que ver el idilio del chaval con la Copa del Rey. Y sus ganas contagiosas: difícil no entrar en dinámica positiva cuando encuentra el acierto en ataque. No obstante, el carácter del Baskonia le obligaba a evitar por todos los medios que el Barça ganase antes de tiempo. Tenía que sufrir para hacerlo.

Estaba claro en quién podían confiar los vascos: el siempre predispuesto Beaubois, un Shengelia enorme si las lesiones le respetan y el ya mencionado Timma. Además de las apariciones bastante oportunas de Poirier por dentro. Sí, la decena de puntos de renta del Barça no tardó en diluirse en cuanto el equipo de Pedro Martínez se entonó… tras los minutos serios de rigor del rival, que parece bastante más compuesto que en la era Sito Alonso.

La eliminatoria de cuartos más esperada por todos no podía defraudar. Y no lo hizo. Pero algo se palpaba en el ambiente: a pesar de la competitividad del Baskonia, el Barça parecía querer más la victoria. De principio a final, los catalanes solventaron todo entuerto en el que les metió el rival vasco. Daba igual que el marcador se apretase o directamente quedase empatado: cuando había que dar un paso adelante, el Barcelona lo hacía con más ímpetu.

Navarro sabe mucho de esas cosas. Por algo ha sido un líder ejemplar durante tantos años. En el tercer cuarto, cuando empezaba a acercarse la hora de la verdad, sus puntos empezaron a cimentar el triunfo. Los suyos y los de Oriola, que sabe mucho de comandar un equipo a pesar de lo joven que es. Qué madurez más inusitada pero genial la suya.

Para acabar con las muchas vidas del Baskonia, nada mejor que unos triples y buena defensa. Y, aun así, ahí seguían los hombres de Pedro Martínez, sin dejar de dar estopa en pleno cuarto final. Beaubois creía más que nadie. Y Shengelia. Cuando todo apuntaba a una victoria del Barça, el empate regresó al electrónico. A tres minutos del final, todo podía pasar. Y Tomic no pudo retomar su buen concurso en un momento más oportuno. Al igual que Heurtel. Los tiros libres entraron y una bandeja capital del francés también, así que el Barça dejó con un palmo de narices a casi todos. Quién habría dicho hace una semana que estaría en la siguiente ronda copera. Pero esto no es una sorpresa: es la lógica del grande herido en su orgullo. Ese que, antes o después, vuelve.

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