El pasado viernes, la NBA vivió un partido para la historia. Por segunda vez, un encuentro de playoffs se iba a la cuarta prórroga. Los jugadores acabaron sin fuerzas, especialmente Nikola Jokic, la estrella de los Nuggets. El serbio estuvo sobre la pista durante 65 minutos, quedándose a solo dos del récord.

La pasada madrugada los de Colorado jugaron el cuarto partido contra los de Oregon y tras la victoria, el pívot habló sobre cómo se recuperó físicamente de tal maratón: "Comí, vi programas de televisión, volvió a comer y dormí. Ni siquiera pensé en el encuentro".

Pese a todo, su entrenador, Mike Malone, se tuvo que disculpar por la gran carga de trabajo que le impuso a su jugador más importante: "Es nuestro mejor jugador, nuestra mejor versión es con él en pista y yo no podía imaginarme que acabaríamos jugando cuatro prórrogas. No se queja, pero le pido perdón por esos 65 minutos".

Jokic dejó también una imagen atípica en los instantes posteriores al último encuentro. Cuando se sentó en rueda de prensa procedió a coger el micrófono para adaptarlo a su altura. Sin embargo, en vez de hacer eso lo rompió. Su expresión lo decía todo.

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