Una estrella de nuevo cuño deslumbra a los aficionados a la NHL -liga norteamericana de hockey hielo- desde hace sólo unas horas. Acostumbrados a medir las glorias y fracasos en términos estadísticos, los seguidores de este deporte han encontrado un nuevo ídolo en Auston Matthews, un joven de 19 años que logró en su debut con los Maple Leafs de Toronto lo que nadie nunca había soñado: hacer cuatro goles.

Hay que remontarse hasta 1917 para encontrar a otro debutante con sus cifras. Entonces, fueron Joe Malone y Harry Hyland quienes lograron cinco goles cada uno en el primer partido de lo que posteriormente se consideraría NHL. Sin embargo, aquellos registros no cuentan en las estadísticas oficiales al haberse producido en un partido de la National Hockey Association, la precursora de la NHL. Matthews es, por tanto, el único jugador que logra cuatro goles en un debut desde que se tienen registros.

Sus números asustan. Antes de debutar en la NHL, Matthews consiguió nada menos 55 goles y 61 asistencias (116 puntos, según el conteo de la liga) en 60 partidos. Aquello sucedió en su último año en la liga de desarrollo. El pasado verano, dos años después, Matthews fue elegido como número uno del Draft por Toronto. Y comenzó a funcionar la maquinaria de marketing que siempre rodea a las estrellas emergentes en cualquier deporte americano. Una estrella que pudo quedarse fuera de la mejor liga del mundo por culpa de su fecha de nacimiento.

Matthews, nacido el 17 de septiembre de 1997 en California, no pudo entrar en el Draft de 2015 porque el calendario que establece la NHL lo consideró demasiado joven como para ser prefoesional... ¡Por tan sólo dos días! Decepcionado, tomó una decisión que pudo costarle muy caro: irse a los ZSC Lions, un equipo de la liga suiza -bastante menos prestigiosa que la americana- en el que podría convertirse en profesional con apenas 17 años, pero que le alejaba del camino normal hacia la NHL.

Su experiencia fue bastante discreta. De los 116 puntos que había conseguido en la temporada 2014-15 pasó a 46. Eso sí, jugando 36 partidos en lugar de 60. En cualquier caso, cuando acabó la temporada en Suiza, no se lo pensó dos veces y quiso reengancharse en la NHL. Por suerte para él, no sólo había mantenido intacto su caché en EEUU y Canadá -donde se juega la liga-, sino que además fue elegido número uno en el Draft.

Tras meses de espera, en Toronto ya se frotan las manos con uno de los pocos que puede presumir de haber conseguido un récord en su primer partido en la NHL. El primero de tantos, esperan. De hecho, hay ya quien se atreve a compararlo con el gran Wayne Gretzky, aquel canadiense que dominó absoluta y rotundamente el hockey mundial desde finales de los 70 hasta finales de los 90.

Los 61 récords que Gretzky conserva en la actualidad le sitúan como el mejor jugador de la historia. Entre sus mejores registros se encuentran los 92 goles que marcó en una misma temporada, las 163 asistencias y los 215 puntos que logró en un solo año. También ostenta actualmente el récord de menor número de partidos que necesitó para llegar a los 50 goles en una temporada (39).

Aunque aún es pronto para hablar del futuro de Matthews, lo cierto es que sus cuatro goles le sitúan como claro aspirante a reemplazar el hueco que dejó Gretzky en el hockey cuando se retiró a principios de siglo. Desde entonces, nadie ha conseguido ni acercarse a los registros del mito canadiense. 

Noticias relacionadas