Hay hallazgos arqueológicos inesperados, tesoros que pueden salir a la luz durante unas obras. Y luego el descubrimiento que se ha registrado en Irán hace unos días, en tiempos de coronavirus. Un enterrador del cementerio de una ciudad de la provincia de Mazandarán, a orillas del mar Caspio, ha encontrado por casualidad los restos de un guerrero del Imperio parto, una de las principales potencias políticas y militares de Oriente Medio hace 2.000 años.

El relato del hallazgo es asombroso: al trabajador le había sido encomendada la tarea de preparar la tumba de una víctima del Covid-19 de la localidad de Pachi Miyaneh. Las autoridades locales, al ser el contagioso virus la causa de la muerte, le ordenaron cavar más profundo de lo habitual para reducir el riesgo de contagio.

Tras ponerse manos a la obra, la sorpresa del sepulturero fue mayúscula: bajo tierra había partes de un esqueleto humano, trozos de cerámica, una daga de hierro y un carcaj para guardar las flechas. Los arqueólogos también han documentado fragmentos de lo que parece ser otra arma, probablemente una espada. En este mismo cementerio se descubrieron recientemente un anillo y un collar de bronce datados en torno a hace cuatro milenios.

A expensas de análisis más pormenorizados del cuerpo y lo que parece un ajuar funerario, es precisamente las características del armamento lo que ha empujado a los expertos a fechar los vestigios del guerrero en la era de Partia, hace entre 2.300 y 1.700 años. "Teniendo en cuenta la forma de la daga y la flecha de tres cabezas halladas en la tumba, lo más probable es que pertenecieran a un soldado parto", han señalado los arqueólogos, según informa la agencia de noticas local IRNA.

En cuanto a las características del cuerpo, los expertos destacaron unos dientes sorprendemente regulares. "Un dentista local que vio las imágenes pensó que parecían implantes", ha señalado un historiador local, Ramezani Paji. Este investigador ha situado la época en la que habría vivido este guerrero en torno al siglo III a.C., en el momento en que los partos comenzaron a asaltar el poder.

Este imperio, que abarcó las culturas persa, helénica y regionales, se asentó en el norte del actual Irán y se caracterizó por su belicismo. Desde ahí, conquistaron a los seléucidas y llegaron a combatir contra Roma. Su victoria más célebre contra este poderoso enemigo se registró en la batalla de Carras, en la actual frontera entre Siria y Turquía en el año 53 a.C. Los partos celebraron su triunfo decapitando a Marco Licinio Craso, uno de los tres integrantes del primer Triunvirato junto con Julio César y Pompeyo.

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