Tras dedicar una década a analizar centenares de procesos judiciales de finales del siglo XVI buscando fuentes históricas del Quijote, el archivero Javier Escudero ha encontrado hasta una treintena de personajes reales en la novela de Miguel de Cervantes.

"Yo encuentro el documento y dejo que hable", ha afirmado en una entrevista con la Agencia Efe este investigador, autor de una tesis sobre personajes cervantinos en La Mancha que ha sido calificada cum laude en la Facultad de Humanidades de Toledo.

Escudero ha buceado en procesos que aportan mucha información sobre las características del personaje, su entorno, el trabajo, las propiedades, los lazos familiares o las relaciones sociales.

Hasta ahora, lo habitual había sido acudir a partidas de bautismo o de matrimonio y a protocolos notariales, que son documentos de los que se puede extraer muy poca información, apenas nombres y fechas, explica el investigador.

Una edición de El Quijote de 1605 Susana Vera REUTERS

Su formación en Derecho, no en Filología, le ha hecho enfrentarse a esta investigación como si de un juicio se tratara, esforzándose en conseguir pruebas "hasta abrumar", porque su objetivo era ofrecer tal "acumulación de pruebas, de documentos" que de ello se desprenda "que alguna tiene que ser verdad porque son muchas".

En su investigación hay biografías de una treintena de personajes reales manchegos que están reflejados en el Quijote (Francisco de Muñatones, Francisco de Acuña, Pedro de Villaseñor, Martín López Haldudo, Miguel Berenguel y otros muchos) y también situaciones que inmortalizó Cervantes (tener una biblioteca, vestir como caballeros medievales, atacar un molino de viento, comprar un rocín y que se caiga...).

Escudero ha subrayado que esta coincidencia "no quita valor a la obra de Cervantes, sino que es complementaria" porque "que haya fuentes históricas o folclóricas no significa que no haya fuentes literarias, que las hay, o fuentes autobiográficas o que utilice otra multitud de fuentes. A lo mejor, las fuentes históricas son una proporción muy pequeña, pero existen y son complementarias con las otras", explica.

Este madrileño de 52 años, que actualmente trabaja en Cuenca, ha intentado "ver" lo que aparecía en los archivos "de la forma más objetiva posible", sin "prejuicios", dejando que los documentos "hablen". Es decir, se ha colocado delante del documento y ha extraído unas conclusiones, pero no ha tratado las fuentes literarias.

Una de las conclusiones más interesantes de su investigación es que El Toboso (Toledo) y localidades próximas (Quintanar de la Orden y Miguel Esteban) tienen una gran concentración de personajes reales y de sucesos que aparecen en el Quijote, y todo sucede entre 1578 y 1591, y más en concreto entre 1581 y 1584. O sea, que estas personas, coetáneas de Cervantes, vivían en un mismo entorno geográfico.

"Una locura similar"

Estos diez años de investigación (cinco de ellos dedicados al doctorado), casi cien mil folios de procesos judiciales de finales del siglo XVI, una tesis, un libro en tres volúmenes que saldrá en pocas semanas (publicados por la editorial Almud) y su presencia en numerosos congresos internacionales ha sido "una locura similar a la del Quijote, la verdad es que sí", ha admitido Javier Escudero.

Su periplo, sin embargo, empezó antes, hacia el año 2000, cuando era archivero en Mota del Cuervo (Cuenca), y después en Socuéllamos (Ciudad Real), y estaba haciendo una serie de estudios sobre esas localidades manchegas.

Iba viendo que esos pueblos tenían relación con la ruta del Quijote y cuando se enfrentó a los archivos de El Toboso "empezaron a surgir una serie de personajes y situaciones que eran muy similares al Quijote". A partir de ahí "fui capítulo a capítulo, intentando localizar nombres y situaciones".

Para abordar un trabajo de esta envergadura hay que implicarse totalmente, y Javier Escudero lo está: "son miles de horas, es totalmente absorbente y tienes que tener condiciones de tiempo, dinero y disponibilidad", ha asegurado.

Al principio, le resultó "un poco complicado" exponer sus primeras conclusiones ante la comunidad cervantista, porque sonaba a volver de nuevo a la teoría de los modelos vivos, pero en un momento determinado todo comenzó a rodar.

Tras recorrer una veintena de países hablando de sus investigaciones, tiene claro que aceptar que hay "realidad" en el Quijote, y en la obra de Miguel de Cervantes en general, solo se admite "en casos muy concretos y con mucho cuidado y reflexión".

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