Berlín

Yanis Varufakis se hizo célebre en todo el mundo por plantar cara como ministro de Finanzas a los programas de rescate y austeridad dictados por los acreedores internacionales de Grecia. Apenas estuvo medio año en ese cargo, desde enero de 2015 hasta julio de ese año. Sin embargo, desde entonces, dispone de un aura de la que gozan pocos políticos.

Para no perderla, Varufakis fundó hace un año en Berlín el Movimiento Democracia en Europa 2025 (DiEM25, por sus siglas inglesas). Con el objetivo de tener a su audiencia en alerta ha publicado sus memorias: Adults in the Room: My Battle with Europe's Deep Establishment (Editorial The Bodley Head) [Adultos en la habitación: my batalla en las profundidades del sistema europeo]. El diario británico The Guardian, de hecho, se preguntaba recientemente si el volumen de Varufakis no era “una de las mejores memorias políticas jamás escritas”.

Varufakis dice a EL ESPAÑOL que sus memorias son, en cualquier caso, un ejercicio de revelación de secretos (whistleblowing). Trata el griego de subirse a la ola de los Edward Snowden, Chelsea ManningWikileaks y compañía. “Considero que lo que he hecho es un acto de whistleblowing”, afirma Varufakis sobre su libro. “Va en el interés del público utilizar mis experiencias para informar de lo que está pasando a costa de Europa y su gente”, añade.

Por “lo que está pasando” cabe entender muchas cosas. Una de ellas, patente en la experiencia de Varufakis, es el doble discurso con el que funcionan las altas instancias europeas, esas que decidieron en su día, por ejemplo, cómo debía ser rescatada la economía de Grecia. Políticos como el ministro español de Economía, Luis De Guindos, o el titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, incurren en ese doble lenguaje, según cuenta el griego en sus memorias.

En realidad, dentro del Eurogrupo, reunión informal de los ministros de Economía y Finanzas de los 19 Estados miembros de la UE que utilizan la moneda única, Varufakis pudo observar de primera mano el funcionamiento de la bipolaridad política con la que funciona Europa.

“La visión oficial de lo que pasa en el Eurogrupo es muy diferente de lo que se dice detrás de las puertas una vez que se cierran. Esta divergencia es una señal de que la gestión de la crisis deja mucho que desear”, sostiene Varufakis, que habla en Berlín con este periódico, en el margen de un reciente acto del DiEM25 celebrado en la capital germana.

Paella, vino y De Guindos

En sus memorias, Varufakis deja claro que el papel de España en la crisis griega no atiende a una línea política claramente inteligible. Luis De Guindos, ministro de Economía desde 2011 y representante de España en el Eurogrupo, siempre se distinguió por seguir una línea dura con Grecia.

De Guindos era de los “preocupados” por la crisis griega en los días en los que Varufakis se negaba a prolongar el régimen de rescate económico a base de reformas estructurales y austeridad. Era de los que insistía en que “el tiempo se ha acabado para Grecia” y de los que advertían de lo “complicado” que sería todo si Varufakis y compañía se negaban a seguir por la senda del programa de ayuda condicionada de la Troika, el trío formado por la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

De Guindos nunca desaprovechó la oportunidad en el Eurogrupo de ponerse del lado de Wolfgang Schäuble y en contra mía

“Como ministro de un Gobierno español conservador que era el enemigo jurado de Podemos, partido hermano en España de Syriza, Luis [De Guindos] nunca desaprovechó la oportunidad en el Eurogrupo de ponerse del lado de Wolfgang Schäuble y en contra mía”, cuenta Varufakis en su libro.

Alude así al ministro de Finanzas alemán, hombre clave en el mantenimiento del consenso en Europa según el cual sólo el ahorro, el orden y las reformas estructurales podrán sacar de la crisis a los países más afligidos por las deudas. Schäuble fue uno de los promotores de la idea del 'Grexit' –la salida de Grecia del euro– como solución extrema a la tragedia económica helena. En la memorias de Varufakis, el ministro de Economía español llega a aparecer como alguien incluso “interesado en derrocar” al Gobierno heleno de Syriza, según los términos del político griego.

¿Me estás diciendo Luis, que ya no estás interesado en derrocar nuestro Gobierno?

Sin embargo, la sorpresa para el lector español de las memorias del otrora titular de Finanzas griego es el relato del encuentro que De Guindos y Varufakis mantuvieron el 8 de Mayo de 2015. “Ante un simple pero fabuloso plato de paella, con un excelente vino tino para acompañarlo, siguió una conversación apabullantemente amistosa”, escribe el ahora líder del DiEM25. El intercambio lo reproduce el griego más o menos como sigue.

La pinza del sur

“Tú, los italianos y nosotros tenemos que hacer piña”, le dijo De Guindos a Varufakis. “¿Me estás diciendo Luis, que ya no estás interesados en derrocar nuestro Gobierno? ¿No era ese tu deseo no tan secreto?”, respondía intrigado el entonces ministro de Finanzas griego. “Ya no”, reconocía el ministro español.

Podemos ya no nos supone una amenaza en el modo en que lo fue hace unos meses

“¿Qué ha cambiado? Tenía la impresión de que te habías sumado a Wolfgang [Schäuble] en la consecución del Grexit”, preguntaba el titular de Finanzas griego, que no daba crédito. “Lo que ha cambiado es que Podemos ya no nos supone una amenaza en el modo en que lo fue hace unos meses y, también, ahora tengo más miedo del Grexit. No estoy seguro de que podamos contenerlo”, explicaba De Guindos. 

El ministro español ha mantenido en público que la salida helena del euro “no era una solución”, pero consideraba que evitarla era, ante todo, una responsabilidad griega. “El Gobierno griego tiene que poner sobre la mesa las condiciones para que esto se evite”, decía De Guindos, por ejemplo, en julio, dos meses después de haber comido paella amistosamente con Varufakis.

Alemania Vs Grecia

Entre ambos, había una “buena química”, según el griego. En su primera reunión del Eurogrupo, en la que el ministro heleno ya pudo percibir lo imposible que sería modificar los términos en los que fueron negociados los rescates por los anteriores Gobiernos de su país, De Guindos tuvo un trato empático con el griego.

Un día entendí lo que tenían todos en común: ¡Todos eran alumnos de Goldman Sachs!

“'Deberías haber visto por lo que yo tuve que pasar cuando aterricé aquí para hacer este trabajo y nuestros bancos estaban colapsando. Fue terrible', me dijo [De Guindos], señalando en dirección a Wolfgang”, cuenta Varufakis. Con todo, aquello “no fue el principio de una maravillosa amistad entre nosotros, pese que a dio paso a una fascinante conversación algunos meses después en su despacho en Madrid”, señala Varufakis, aludiendo a la vana propuesta de “hacer piña” italianos, griegos y españoles

Para el heleno, De Guindos estaba entre “los pocos responsables con los que era fácil comunicar sin juego sucio, pequeñeces ni incomprensiones” en el Eurogrupo. “No estábamos de acuerdo políticamente ni ideológicamente pero compartíamos un lenguaje común y el deseo de ir hasta el final de los problemas. Un día entendí lo que tenían todos en común: ¡Todos eran alumnos de Goldman Sachs!”, abunda el ministro griego.

Varufakis sitúa a De Guindos en el bando de las “cuasi-cheerleaders de la Troika” en el Eurogrupo

En realidad, más que alumno, De Guindos destacó entre 2006 y 2008 como asesor y directivo para Europa y la península ibérica al servicio de Lehman Brothers, institución financiera con cuyo colapso se identifica el inicio de la crisis financiera que ha dejado mermadas a las economías de la periferia continental, incluida la española. Pese al buen trato en lo privado, Varufakis sitúa a De Guindos en el bando de las “cuasi-cheerleaders de la Troika en el Eurogrupo.

El contingente íbero

A De Guindos, su homólogo portugués y el empeño de ambos en defender las bondades del plan europeo de salvamento griego, Varufakis los llama el “contingente íbero” de Schäuble. A ellos y a otros responsables que “en privado”, según cuenta el ex ministro heleno, se mostraron a favor de las propuestas griegas de renegociar los rescates, se les reprocha doble lenguaje en los foros europeos.

Porque disentían cuando Schäuble les daba la espalda pero, una vez sentados en la mesa del Eurogrupo, sólo se manifiestan a favor de lo que en Alemania se llama “política de ama de casa suaba”. A saber esa política del trabajar, ahorrar, ordenar y nada más. “Haz, haz, haz casas y no mires a las chicas” es un dicho extraído de un poema considerado como uno de los hitos de la cultura de Suabia (suroeste germano).

“Estoy convencido de que alinear lo que se dice detrás de las puertas del Eurogrupo con lo que se dice a los ciudadanos de Europa va en el interés de la democracia europea”, afirma Varufakis. Al griego cabe darle parte de razón en su argumento sobre “el doble discurso del establishment europeo”.

Un hombre roto

Resulta muy difícil pensar que en Alemania y en el resto de Europa se pueda tener un buen concepto de los sucesivos rescates a Grecia cuando el propio Schäuble no cree en ellos. Varufakis arrancó del ministro de Finanzas alemán una extraordinaria confesión que así lo atestigua en su última visita a su despacho en Berlín.

Es enfermizo lo que está pasando en Europa, las políticas basadas en Estados-nación crean a nivel europeo una gestión brutal

“¿Firmarías el MoU [Memorándum de entendimiento de la UE con Grecia] si estuvieras en mi lugar?”, preguntaba el otrora ministro griego a su influyente homólogo alemán, aludiendo a las condiciones del rescate griego. “Como patriota, no. Es malo para tu pueblo”, respondió el germano.

En él Varufakis vio “un hombre roto”. “Al salir ese día [de Berlín] no estaba dejando detrás de mí un dictador maquiavélico, dejaba un corazón hundido, un hombre ostensiblemente más poderoso que casi el resto en Europa que, a pesar de todo, se sentía impotente ante lo que él sabía lo que era correcto hacer”, relata Varufakis.

A Schäuble, que reconoció lo funesto de los rescates invitado por Varufakis a dar su opinión olvidando que era ministro de Finanzas alemán, le impedía promover otra salida de la crisis griega la voluntad de la canciller Angela Merkel de salvar Europa y el euro por la vía iniciada con el primer rescate de 2010. A esa voluntad se sumaban – y aún se suman – el consenso del Eurogrupo, cuyo presidente, Jeroen Dijsselbloem, al igual que los representantes del BCE y el FMI, no son elegidos por mecanismos democráticos habituales. 

Yanis Varufakis junto al filósofo croata Srecko Horvat en la presentación del DiEM25, en 2016 S. M. Berlín

Que Grecia no haya salido de la crisis de la deuda ni del régimen impuesto por los programas de salvamento económico de la Troika es, para Varufakis, la prueba de que hay “algo estructuralmente equivocado que no tiene nada que ver con Grecia”. “Es enfermizo lo que está pasando en Europa, las políticas basadas en Estados-nación crean a nivel europeo una gestión brutal”, sostiene Varufakis. Ahí radica, a su entender, la necesidad de trascender fronteras a través de un partido político transnacional como el que aspira a ser el DiEM25.

Syriza ya no es parte de la izquierda, ha cambiado mucho. Se ha convertido en parte del establishment

El análisis de Varufakis, y el de los 60.000 integrantes que cuenta actualmente el DiEM25, parte de la necesidad, a su parecer, de transcender el ámbito político de los Estados-nación. “El problema con todo partido político en Europa, ya esté a la derecha, a la izquierda, en el centro o donde sea del espectro político, es que todos los partidos han sido creados para atraer a electorados de Estados-nación, es como si estuvieran limitados por las barreras de los Estados-nación”, abunda Varufakis.

Ajuste de cuentas

El sistema político nacional y europeo ha decepcionado a muchos en Grecia. Eso explica, entre otras cosas, el auge de Syriza, la coalición de izquierda que gobierna en Grecia desde 2015 bajo la dirección del primer ministro Alexis Tsipras. La experiencia en el poder de Syriza también significó para Varufakis una gran desilusión. Por eso terminó dimitiendo en julio de 2015.

Tsipras y compañía acabarían aceptando la prolongación del doloroso régimen de rescates. Pero por ahí no pasaba Varufakis. Ahora Varufakis dice que “Syriza ya no es parte de la izquierda, ha cambiado mucho”. O lo que es peor: “se ha convertido en parte del establishment”. Difícilmente se puede encontrar término más despectivo que ese anglicismo en el vocabulario político de Varufakis. El establishment representa, de hecho, todo frente a lo que luchara el economista heleno en sus días de ministro de Finanzas. Su libro es un testimonio de esa batalla perdida.

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