La casa fuerte se ha despedido de la parrilla... y la verdad es que no siento nada. Bueno, sí, una pizca de liberación, un relajo rayano en el éxtasis. No, no me ha gustado nada este reality que Mediaset se ha sacado de la manga. Solo en momentos muy puntuales me ha llegado a quitar el bostezo, pero es que, claro, Telecinco es tan bueno, tan sublime con los realities que uno se vuelve exquisito. Qué le vamos a hacer. Es que, fijaos el percal: con este programa me ha pasado que casi nunca sabía de qué escribir o por dónde titular. Mal presagio. 

Eso, créanme, es un problema cuando ves pasar las horas de la noche, el contenido y todas las tramas y... nada. Cero interés en lo que ves. Y encima me meto en Twitter este jueves para ver el último gran debate de La casa fuerte y me entero de que está grabado desde hace tres días. Me come la muerte, el hastío. Empiezan la noche con que Cristian (33) está jodido porque no sabe qué hacer con su pareja Jessica, a la que le ha sido infiel y desleal en el concurso y todavía no quiere verla. "Estoy muy jodido y no concibo el sueño", asegura. Y yo bostezo. Dato curioso: le ha pedido perdón a Yola por humillarla. Lo hace ahora para quedar como un caballero ante España. ¡Mentira todo! Ahora es tarde, muy tarde... 

Siguen con la entrada en plató de las flamantes ganadoras, Yola Berrocal (49) y Leticia Sabater (54). Aquí me desperezo y me quito una legaña un poco porque son majas y me caen bien. Me gusta el rollo que despiertan, se las ve principalmente de vuelta de todo. Saben que no necesitan caer en fangos pringosos para arañar minutos de televisión. En una palabra, se las ve relajadas ante la vida. De algo deben servir los años: ellas han toreado ya en esas plazas que los demás ahora visitan. Felicidades a Yola porque es la auténtica reina de los realities, por encima de Sofía Suescun (24): ¡ha ganado tres! 

Yola y Leticia no están, ellas levitan. Tienen un aura cojonuda y el espectador eso lo nota. Por eso se la suda bastante lo que los demás piensen de ellas. Dicen algunos como María Jesús Ruiz (37) y su madre, o Ferre y su chica, que solo sabían buscar la cámara y la bulla, conchabadas en el baño. Magistral la respuesta de Leticia Sabater: "Claro, porque yo aquí he venido a trabajar, no a estar a la bartola". Nada más que añadir, señoría. Luego han puesto vídeos y más vídeos y más vídeos. De la enemistad inicial entre Fani Carbajo (34) y Oriana Marzoli (28), de si Iván está o no invitado a esa boda de Fani y Christofer -que habrá que ver-, que si la madre de Cristian dice que no ha dormido nada desde que se enteró del robo en casa de su hija...

Sonsoles durante el debate final. Mediaset

¡Jesús, despierta! ¿Veis? Otra vez cerré los ojos. Ah, que se me olvidaba: ¡la enemistad entre Labrador y Rafa Mora (37)! El primero ha sido compañero de reality de Macarena, la pareja del segundo, y tiene tan mala opinión de este que lo llama Rata Mora. Todo muy original. ¿Que por qué se llevan mal? No lo sé, juro que he procurado estar al tanto, pero nada... sopor. Menos mal que entre tanto lodo y charca moral ha habido una figura que ha aportado algo de dignidad, de solera y prestancia al tema: Sonsoles Ónega (42). Solo ella ha frenado el despropósito. Eso sí, consejo que te doy, Sonso: no vuelvas nunca a aceptar esto, ¡ese circo no va contigo! 

Vale que eres una profesional y una obrera en este oficio. Una bien mandá, como se suele decir. Si tu jefe, Paolo, te dice ve, tú vas. Y no es malo, ojo, pero creo que hay cosas, líneas, que no deben traspasarse. A ti se te perdonará este desliz profesional porque tu valía está por encima de todo -¡eres la amiga de la reina Letizia (47) e hija de Fernando Ónega (73)!-, pero aléjate. No te viene bien. Has estado sublime, brillante, inconmensurable, eso sí. No se puede hacer mejor por parte de alguien que nunca había descendido a las cloacas. Has cerrado el concurso como lo empezaste: con ese porte regio y riguroso de una presentadora de informativos. 

Ónega me cae bien, me da buen rollo. Pisó el plató en el estreno un tanto agitada al principio, pero al cabo se hizo con todos. Es sensata y prudente y en este mundo de locos hace falta una opinión como la de ella, asentada, sin tanta burbuja. Dicen en las redes que presenta como si fuera un informativo, pero yo no lo veo como una crítica: a lo mejor es el futuro; ver la vida con carácter de telediario. No sé, veo que ha sido aire fresco y muy necesario. Sí, pero insisto, Sonso: no lo repitas. Tú vuelve a lo tuyo, a lo que mejor sabes hacer. Déjale estas migajas a Jordi González (57). Él estará encantado. Zapatero a sus zapatos. Adiós, La casa fuerte. Espero que no verte nunca más. 

[Más información: Yola Berrocal, humillada por el machista de Cristian Suescun: ¡bochornosa escena en La casa fuerte!]

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