¡Cuánto talento tenemos en España!, esa ha sido mi reflexión al ver el estreno de La Voz Kids en Antena 3. Tengo que confesar que me pasa algo extraño cuando veo a niños cantar en concursos de televisión; siempre pienso -es una soberana tontería, lo sé- que deberían estar estudiando y no exponiéndose así. Joselito, cuánto daño has hecho. Es una rayada, una ráfaga abyecta de pensamiento que solo me dura un nanosegundo; el tiempo justo de desprejuiciarme y dejarme arramblar por la emoción y felicidad tan pura que destilan los enanos. ¡Larga vida a La Voz Kids

Me gusta La Voz Kids. Y me encanta el jurado de este año. Ahí, David Bisbal (40 años)-no soy neutral aquí, él es de Almería como yo-, Vanesa Martín (38) -me he reconciliado con ella después de un tiempo distanciado, vete a saber por qué-, Melendi (40) -qué decirte que tú ya no sepas, querido. Eres gigante y que sepas que estoy escribiendo este artículo con Besos a la lona de fondo- y Rosario Flores (55). Dejadme esta pequeña maldad: sí, hombre, la conoces seguro; esa señora melenuda que no para quieta en su asiento ni un solo segundo -así está de fibrosa la jodía-, que no deja de gesticular con las manos, con la boca, con el tronco... ¡con lo que pilla! Por no hablar de cómo habla, de cuánto habla. 

Rosario, segundos antes de levantarse de la silla para piropear. Atresmedia

Rosario es intensita, esa es la verdad. Debe de ser, en la distancia corta, de esas personas con la que te lo pasas pipa, e incluso ha de ser la caña de España de juerga. Sí, pero también debe dejar derrengado al que tiene al lado. La Flores debe ser de esos seres humanos a los que has de dosificar por tu bien emocional. Resulta que sus piropos engolados hacia los niños -y repetidos hasta la saciedad; recuerden que ha estado en otras ediciones- comienzan a mellar en el ánimo de los espectadores. "Rosario, por favor te lo pido: o te callas un poco o cambias de repertorio", "¿Cuánto tardará en decir monstruo o que la voz tiene luz?" Juro que he contabilizado hasta 12 piropos en bucle. ¡Doce! Y hasta David y Melendi se lo han siseado entre ellos: "Ya empieza Rosario..."

A ver, Rosario, para que me entiendas; que son tonterías sin fundamento, que esto no va a cambiar mi admiración por ti. Ni de lejos, oye. Para que me creas, he cambiado a Melendi por ti y ahora escucho Yo me niego. Una delicia. Vale. Pero, ¿por qué no pruebas a callarte un poco? ¿A valorar más el silencio?

El caso es que me han gustado todos los niños que han desfilado por el escenario. ¿Quién no adoptaría a Daniel García y su versión de El patio? ¿O a esa Sofía de 14 años que me ha derretido con Miss Celie´s Blues? ¿O esa Manuela de pelo kilométrico que se desgañita con Aún no te has ido y que tiene un salero que no se pué aguantar? Ay, por no hablar de Paloma, que en los fines de semana entretiene a los ancianos en la residencia con su melódica voz? Así como antes os contaba que tenía ese sentimiento encontrado con los niños... después de esta noche, klínex en mano, pienso: estamos a salvo. El futuro será bueno. 

A ver, cosas a comentar del programa, así al aire: me gusta que el jurado pueda tener la opción de bloquear a alguno de sus compañeros ante una actuación sublime (por miedo a que el adversario le quite al cantante) -oye, pues le da vidilla al cotarro-; me pone un poco de los nervios que Bisbal cante en el cierre de cada actuación (A ti, te lo repito, amor: ¿por qué no te callas?); no comprendo muy bien qué pinta Juanra Bonet (45) en el programa (me pregunto si su función, darle ánimos a los cantantes y abrirles la puerta, no la podría desempeñar Eva González (38)); y me encanta que los programas, sobre todo para niños, terminen sobre las doce y pico de la noche, y no a la una o dos de la madrugada. ¡Tomad nota, Telecinco y TVE! 

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