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La tauromaquia vivió un frenazo inesperado en Madrid cuando Morante de la Puebla (46 años) se retiró de los ruedos el pasado mes de octubre. Morante admitió estar transitando por un trance difícil en cuanto a su salud mental se refiere.

La decisión, abrupta y sin previo aviso, coincidió, pues, con un momento personal delicado para el torero sevillano, que desde hace años convive con una lucha interior que él mismo ha reconocido en varias ocasiones.

Dos meses después de aquel anuncio, Morante ha hablado por primera vez de su estado actual tras recibir la tercera Oreja de Oro de RNE, uno de los reconocimientos más relevantes del toreo contemporáneo.

Morante de la Puebla, tras cortarse la coleta en Las Ventas. Gtres

El premio, otorgado por votación conjunta de crítica y aficionados, distingue cada temporada al matador que mejor representa la esencia de la Fiesta: autenticidad, personalidad y trascendencia artística.

No es un trofeo físico, como el propio Morante ha recordado con humor, sino un reconocimiento simbólico que queda inscrito en la historia del torero. Haberlo recibido en tres ocasiones lo sitúa en un lugar reservado a muy pocos.

Tras recoger el galardón, Morante ha concedido una entrevista al programa Clarín, de RNE. En ella se ha mostrado emocionado y agradecido.

"Muy contento. Es un trofeo que siempre viví desde los inicios con mucha ilusión, de si algún día podría ganar en mi vida una Oreja de Oro… y mira por dónde llevo tres", ha afirmado.

El torero aprovecha para confesar, con gran humor, que ha "pintado" las Orejas de Oro que conserva en casa. "Una Oreja de Oro sin que sea oro… ¿cómo voy a presentársela a los que vienen a mi casa? Las he pintado”, comenta entre risas.

Morante de la Puebla junto a su segunda mujer, Elisabeth Garrido, en una boda en 2016. Gtres

Sin embargo, el tono de la interviú ha virado cuando el tema se ha centrado en el estado anímico del diestro. Morante habla con sinceridad de la situación que atraviesa desde hace años, marcada por una lucha interna que condiciona su vida profesional y personal.

"Ahí vamos, luchando con la vida y, sobre todo, poniéndole mucha ilusión a que el mal tiempo pase y venga el bueno. Y podamos disfrutar con todos vosotros de lo que es mi vida y lo que me gusta", ha narrado.

La pregunta inevitable llega al final: ¿se trata de un punto final o de un punto y aparte su retirada del toro? Morante responde con claridad, aunque sin certezas.

"A mí me gustaría que fuera un punto y aparte, esa es mi esperanza. Esa es la verdad, mi lucha y mi ilusión. Pero, bueno, nunca se sabe. Estas cosas de la cabeza no son tan fáciles. Es una lucha interior muy fuerte desde que tenía 20 años".

Y agrega: "Pero ojalá pronto pueda estar con todos vosotros, que es lo que a mí me gusta, y poder ofrecer mi mejor versión para que ustedes la valoréis… y, a ser posible, otra Oreja de Oro”.

Morante de la Puebla, en una imagen del pasado junio en Madrid. Gtres

Morante no ha cerrado la puerta al regreso, pero tampoco puede garantizarlo. Su continuidad depende de un factor que él mismo considera más determinante que el toro o la plaza: su estabilidad mental.

La retirada en Madrid dejó a la afición desconcertada. Morante era uno de los nombres más esperados de la temporada y su ausencia abrió un vacío difícil de cubrir.

Su figura, marcada por un estilo personalísimo y una capacidad artística reconocida incluso por quienes no comparten su concepto del toreo, ha sido durante años un punto de referencia.

El torero se encuentra ahora en un terreno intermedio, sin actividad en los ruedos pero sin renunciar a la posibilidad de volver.

El diestro padece una enfermedad que arrastra desde hace décadas. A comienzos de este año, en una entrevista para ABC, el propio Morante explicó que padece "un trastorno disociativo que, sinceramente, casi no tiene explicación".

"Una enfermedad muy compleja, triste y dolorosa". Estas dolencias han rebrotado en los últimos tiempos obligando al matador a seguir un estricto tratamiento y, en ocasiones, a mantenerse alejado de los ruedos.

A su lado están su primogénito, José Antonio Morante Jr. (18) -fruto éste de su primer matrimonio con Cynthia Antúnez, con quien se dio el 'sí, quiero' en 2005-, y María (14) y Lola (12) , sus hijas menores junto a su actual mujer, Elisabeth Garrido.

La despedida

El pasado 12 de octubre, Día de la Hispanidad, el diestro, entre lágrimas, se cortó la coleta y puso fin a su carrera llevándose dos orejas en Las Ventas. Un inesperado adiós en el que estuvo arropado por conocidas figuras patrias.

Además de Santiago Abascal, en su despedida estuvieron presentes Isabel Díaz Ayuso (46), Cayetana Álvarez de Toledo (50), Tana Rivera (25) o el juez Santiago Pedraz (67).

Morante de la Puebla se sobrepuso a una cogida y se llevó dos orejas que le permitieron salir de su última faena por la puerta grande de Las Ventas.