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La vida -siempre- sigue, se abre paso, incluso en los momentos en que uno piensa que no será posible. El dolor lo arrasa todo; la muerte de un ser querido tiene un efecto devastador, pero se debe continuar. Es lo que ha hecho la actriz Esmeralda Moya (39 años) este pasado jueves, día 20 de marzo: regresar a la vida pública, volver a colocarse bajo los focos. 

La actriz, célebre por trabajos tan memorables como en Los protegidos, perdió a su padre, Ángel Moya, el pasado 2 de marzo. El progenitor de la artista llevaba tiempo aquejado de párkinson. Cuando se le diagnosticó la enfermedad, Esmeralda detuvo su vida. Todo giró en torno al bienestar de su padre. Ha sido Esmeralda una hija presente. 

Y esto le procura hoy, tras el deceso, una suerte de solaz, de calmaLa conciencia tranquila. Así lo manifestó la propia Esmeralda, en conversación con EL ESPAÑOL, este pasado jueves en el evento que se organizó por el 20 aniversario de la marca de coches KIA, acto que contó con la presencia del embajador de la firma, Rafael Nadal (38). 

La actriz, este pasado jueves, día 20, en el evento de KIA. Gtres

Esmeralda acudió a la alfombra roja con la mejor de sus sonrisas pintada en el rostro. Moya puso, a nivel estilístico, la nota de color con un dos piezas en rojo pasión. El luto, sostiene, lo llevará siempre por dentro, la acompaña y ya lució la indumentaria que consideró días atrás. Hoy, tocaba volver al color.  

Primer acto público al que acude tras la muerte de su padre. Preguntar cómo se encuentra es absurdo y está de más. El dolor es inmenso

Sí, dentro del dolor. El luto se lleva por dentro y los días que yo tenía que guardar luto, de vestimenta, sí que lo hice. Como muestra de duelo a mi padre. Hoy he querido ponerme de rojo. Hoy es el primer día que salgo a un evento.

La vida sigue y no hay que recrearse en el lamento

Estar en casa llorando no me va a devolver a mi padre. Ni me va a devolver nada. Entonces, tengo dos hijos maravillosos, mi marido, mi madre, mis amigas. Y si te digo la verdad, me siento muy afortunada por los 39 años que me ha dedicado mi padre.

Usted ha estado ahí, cuidando. Ha sido una hija presente

Yo, sinceramente, me siento muy agradecida por los 39 años que mi padre me ha dedicado. Me ha dado lo mejor de él. Yo siempre he estado con mis padres, cuidándolos. Con mi padre y con mi madre. Eso me deja una tranquilidad, un poso de felicidad, porque he podido hacerlo.