"Arquitecto y aventurero. Parte de la aventura", ésta es la descripción que hace de sí mismo Nicolás Montero Martín, hijo de dos periodistas míticos del corazón y todo un influencer de viajes. Son muchos los que hace al año, siempre con su cámara a cuestas para inmortalizar los mejores lugares y captar momentos únicos. Marisa Martín Blázquez (59) y Antonio Montero (59) se tienen que conformar con seguirle desde la distancia, aunque le sienten muy cerca gracias a sus publicaciones de Instagram, repletas de mensajes cariñosos. 

    Aunque vive ajeno a la fama de sus progenitores, estos han hablado de él en algunas ocasiones, especialmente la colaboradora de Fiesta, que es muy activa en redes sociales. "Mi hijo Nicolás es arquitecto. Siempre fue su ilusión. Le recuerdo con siete años dibujando edificios y ciudades alucinantes. Con los ojos brillantes y adelantándose a su formación, como quien busca un tesoro escondido. O haciendo construcciones infinitas con sus Legos", escribía hace un tiempo en sus redes. Su relación es muy cercana, tanto que el joven lleva una frase de su madre tatuada. Es ésta: "Ve, vuelve, no esperes nada. Espera todo. Yo, siempre. Tú, conmigo. Te quiere, Madre".

    Aunque Antonio Montero no es muy dado a hacer comentarios de su familia, no oculta su orgullo por Nicolás. Recientemente escribía esto junto a uno de esos vídeos de viajes que publica su primogénito: "Tiene ritmo, belleza y mucha personalidad. Cómo todo lo que haces". Ahora él y su mujer siguen sus andanzas por el mundo en su nuevo viaje que le ha llevado a Centroamérica y Turquía.

    [Arquitecto, aventurero y enamorado: así es Nicolás, el hijo de Antonio Montero y Marisa Martín-Blázquez]

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    Arrancando

    Después de estar sin publicar nada en redes desde diciembre, en febrero Nicolás volvía a la carga desde el aeropuerto Internacional de Ilopango de El Salvador disfrutando del espectáculo aéreo Ilopango Airshow, uno de los más grandes de Latinoamérica que además tiene fines benéficos. Por supuesto, él lo disfrutó e inmortalizó los mejores momentos. "¡Qué fotones!", le dice Marisa Martín Blázquez.

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    Nicaragua

    Con la frase "nicaragüeando" empezaba la nueva aventura de este gran amante de los viajes. Posaba enseñando las magníficas vistas de su refugio y recibía las primeros corazones de su madre. Él le respondía con un: "Te quiero". Ambos tienen una relación muy cercana y especial. En esta parada del viaje, el arquitecto tuvo la oportunidad de recorrer las playas en jeep y ver tortugas.

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    Golfo de Fonseca

    Tumbado en una hamaca, con el mar de fondo, Montero provoca la envidia de sus seguidores. Se ha alojado en el hotel boutique Casa del Golfo, en El Salvador, que tiene una misión importante pues con lo que reciben del hospedaje se ayuda a prosperar a la comunidad local y se protegen sus playas. Un ligar idílico donde, además, organizan actividades de pesca. "Guapo", comenta la colaboradora de Fiesta al ver a su primogénito tan relajado.

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    Descubriendo rincones

    En esa zona del este de El Salvador, Montero ha tenido oportunidad de visitar playas naturales y nada explotadas por el turismo como Punta Amapala, Las Tunas, Torola, Playas Negras, Playas Blancas, Las Mueludas y El Tamarindo. En la imagen se puede apreciar que está solo y aprovechando para hacer sus fotos artísticas, esta vez subido en un árbol.

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    Piloto

    Él se atreve con todo y si hay que pilotar una avioneta, pues se hace y listo. Acompañado por un experto, Nicolás tuvo la oportunidad de ponerse a los mandos el pasado mes de marzo, lo que provocó las risas de Marisa Martín Blázquez que, pese a estar a miles de kilómetros, sigue sus andanzas. Éste es el divertido mensaje que le dejó en su muro de Instagram comentado la foto: "El tixipirón volador".

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    Estambul

    Después de su periplo por Centroamérica, Nicolás Montero Martín saltaba el charco para visitar Turquía: 11.000 kilómetros de distancia nada menos. En la capital del país, cómo no, recorrió el Bósforo, paseó por sus orillas plagadas de tiendas y restaurantes, fue al zoco y se dejó impresionar por la Gran Mezquita y otros monumentos importantes de Estambul. "Bien de arquitectura, bien de luz, bien de colores. ¡Disfrutad mucho, chicos!", desea Marisa y gracias a ella se sabe que no viaja solo.

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    Balat

    Es el barrio de moda de Estambul, el más pintoresco, con sus casas pintadas de mil colores. Una oportunidad perfecta para cualquier apasionado de la fotografía, como él. Adorado por los hipster las cafeterías y galerías de arte conviven con tiendas de toda la vida, iglesias y sinagogas. 

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    Pamukkale

    Nicolás parece impresionado por la grandiosidad de la antigua Hierápolis, ubicada en la localidad turca de Pamukkale, con su enorme anfiteatro romano. Está a unos 500 kilómetros de la capital y es uno de los lugares turísticos indispensables para quienes visiten el país. Desde luego, el arquitecto no se lo ha perdido y aprovecha para dar ideas a sus casi 5.000 seguidores en redes.

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