Tras siete meses alejada de la escena pública, tiempo en el que ha acompañado a su hijo Álex Lequio (26 años) en Nueva York en su lucha contra el cáncer, Ana Obregón (63) ha concedido su primera entrevista donde narra cómo han vivido esta dura batalla. 

"Cuando el médico me dice 'su hijo tiene un tumor', es como si hubiera bajado de repente el telón de mi vida", comenta la actriz sobre cómo recibieron el diagnóstico. Los médicos se percataron de que algo no iba bien cuando el hijo de Alessandro Lequio (58) ingresa en el hospital aquejado de unos dolores que venían arrastrándose desde hace meses: "Al tercer día de ingresar Álex por urgencias en un hospital de Madrid, nos dan la tremenda noticia: 'Es maligno y, además, de un tipo del que hay muy pocos casos en el mundo", según ha declarado a ¡HOLA!.

Ana Obregón habla por primera vez de la enfermedad de su hijo JALEOS

Las palabras asociadas a este tipo de enfermedad siempre suscitan un gran miedo, y sobre todo cuando el afectado es tu hijo: "Miraba a Álex en el hospital de Madrid, mientras cogía su mano, tan niño, mi niño... Me preguntaba: '¿Por qué le toca vivir esto?'". 

Marcha a Nueva York

Tras recibir esta noticia, la familia del joven empresario tomó una decisión: se marcharían a Estados Unidos para recibir los mejores cuidados. "Como en España no hay casi casos como el de Álex nos enteramos de que en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York, que era donde habían identificado este tipo de cáncer, existía un tratamiento", dice de manera rotunda la actriz. 

La portada de '¡HOLA!'.

A lo largo de estos meses, Obregón ha visto cómo su hijo luchaba de forma valiente contra esta enfermedad: "Al ver la impresionante entereza con la que Álex recibió este auténtico mazazo, me dije a mí misma: 'Si yo ahora me quedo en 'shock', no salvo la vida de mi hijo", comenta. 

Fue una decisión apresurada, que incluso le impidió llevar en la maleta nada más que "un vaquero y dos vestidos", prendas con las que asegura que ha estado este tiempo en la ciudad estadounidense. 

Con la mala noticia y un futuro incierto, la familia Lequio Obregón se embarcaba en un viaje hacia la Gran Manzana que no comenzó bien: "Nada más aterrizar en Nueva York, nos fuimos directos a urgencias porque Álex, que ya estaba con morfina, tenía unos dolores insoportables. Nos explicaron que dado el tipo de tumor que era, había que comenzar a tratarlo inmediatamente". 

La familia tomó la decisión de llevar esta lucha en la más estricta intimidad, pero contrariamente a sus deseos, se filtraron las imágenes de Ana, Álex, su novia y Alessandro entrando en el centro. "Fue así como mis padres se enteraron de que su nieto tenía cáncer". 

Durante esta estancia, Ana Obregón se apoyó en la fe. Aunque ella misma afirma que hacía tiempo que no acudía a Misa, desde la Primera Comunión, cuando estaban en la Gran Manzana "iba a la iglesia que había al lado, encendía una vela y me quedaba ahí un rato". Una forma de estar con ella misma y "dar gracias de que todo fuera bien". 

Tenía que refugiarse en la religión porque había situaciones que le suponían un auténtico reto, a pesar de la entereza que el propio Álex mostraba, sin una sola queja después de "los durísimos tratamientos de tres días y casi diez horas diarias que le dejaban sin poder moverse". A lo que añade: "Mi hijo me ha dado una lección de vida y me ha enseñado que es un honor ser su madre. Porque con veintiséis años y toda la vida por delante, no se ha quejado ni un solo momento". 

Álex Lequio ha vuelto a casa.

Ana Obregón era su mayor apoyo, y eso también una una presión que se añadía a la dura situación que estaban atravesando, hasta el punto de que uno de sus temores era tener algún problema que le impidiera estar junto a su hijo: "Mi mayor preocupación en Nueva York era caer enferma, porque estaba sola y nadie iba entonces a poder acompañar a Álex... y resulta que se me presenta un inicio de desprendimiento de retina"

En esas palabras también se desprende un sentimiento de soledad, que ella misma confirma, comentando que en algún momento le habría gustado "que alguien me abrazara, qué quieres que te diga. Alguna noche me hubiera encantado". 

Tras su estancia en Nueva York, y tal y como ellos mismos comunicaron a través de una publicación en sus redes sociales, Ana Obregón y Álex Lequio se marcharon a Nueva Jersey para comenzar una nueva etapa del tratamiento. "Esta es una enfermedad que es como un camino de piedras, en el sentido de que tienes los pies cansado y sangrando, pero sigues caminando porque sabes que al final está la luz", explica la actriz. 

La batalla ha sido constante días tras día: "Nadie se imagina las noches enteras en vela en casa, con el termómetro en la mano que si subía la fiebre y tener que irnos a urgencias". Eso cuando podían estar en casa, porque muchas ocasiones tenían que pasar largas estancias en el hospital: "Ver lo que yo he visto, dormir en los pasillos de los hospitales", recuerda la actriz. 

Buenas señales

Pero la lucha parece haber tenido sus frutos, y después de estar durante varios meses tratándose en el prestigioso centro, Álex y Ana han regresado a España: "Nos hemos vuelto porque mi hijo ya puede concluir en Madrid el ciclo de tratamientos, que acabará en diciembre, aunque luego tendrá que volver a Nueva York para hacerse chequeos cada tres meses". 

Esta lucha no solo ha afectado a su hijo, también a la madrileña que ha cambiado radicalmente: "La Ana Obregón artista ya no existe. Ya solo queda la madre. La primera se fue y no creo que vaya a volver nunca más". 

Ana Obregón y Álex Lequio en una imagen de archivo. JALEOS

La familia ha recibido el apoyo de varios rostros conocidos, como Antonia dell'Atte (58), Isabel Pantoja (62) y Micky Molina (54), quienes escribieron unas cartas preciosas a la actriz. También viajó hasta Nueva York Clemente Lequio, el hermano del empresario que "viajó desde Miami, donde está trabajando, y pasó tres días en casa con nosotros. Es un chico maravilloso". 

[Más información: Primeras palabras de Alessandro Lequio tras la vuelta de su hijo a España]

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