A Simon Porte, Jacquemus, no le frena nada y, después de celebrarse la Semana de la Alta Costura y la Moda Hombre de París en formato digital, el diseñador marsellés ha presentado su colección primavera-verano 2021 con público en un inmenso campo de trigo.

La pandemia de coronavirus no ha parado los pies al diseñador francés, que, si el año pasado presentó sus diseños en un campo cuajado de lavanda, en esta ocasión ha optado por un trigal, lo que le ha servido de ambientación para una colección fresca, que se retrasó más de treinta minutos sobre el horario previsto.

Sus seguidores acogieron con enfado en las redes sociales esta demora, pero luego quedó demostrado que valía la pena esperar. Los modelos desfilaban sobre una pasarela de recorrido sinuoso, en la que se abrían oquedades donde estaban sentados los invitados, siguiendo las medidas de seguridad sanitarias.

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SUMMER 2021

Una publicación compartida de JACQUEMUS (@jacquemus) el 17 Jul, 2020 a las 1:04 PDT

El desfile comenzó con un mono de cuerpo ajustado, con la espalda descubierta, cruzada con las tradicionales cintas que tanto le gustan a Jacquemus y pata de elefante.

Continuó al ritmo de los acordes de una guitarra española, con faldas de diferentes largos para ellas, rectas y tableadas, con aberturas laterales, tops mini a los que Jacquemus incorpora inmensas mangas farol y que acompañan a blusas de cortes asimétricos, de atrevidos escotes.

Shorts combinados con chaquetas minúsculas y vestidos de lino son algunas de las premisas de una colección inclusiva, en la que no faltan piezas de fiesta, delicadas, pero sobrias, y chaquetas sastre extragrandes para ellas.

El blanco y los tostados son los tonos estrella, prendas que también se colorean con el negro, el amarillo suave o el verde, dejando ligeros azules para los estampados florales en faldas y camisas masculinas.

Una propuesta uniforme y bucólica que incorpora para ellos bermudas, trajes flexibles en los que parte de un corazón parece desprenderse del tejido sin llegar a caerse. No en vano la colección se llama L'Amour.

Camisas con estampados de sillas y jarrones, tejidos troquelados que se complementan con el accesorio estrella de la casa, los bolsos, donde los mini lo son tanto que a veces hasta resulta difícil guardar el teléfono, pero que en esta ocasión conviven con piezas de tela y cuero natural.

Con L'Amour, el diseñador comienza una nueva opción creativa, "un modelo más sostenible" de negocio con el que pretende ralentizar el número de colecciones. Un desfile que ha dedicado a todo su equipo, pues solo ha podido estar con él la mitad.

[Más información: La Semana de la Moda de Milán más digital: del clasicismo de Prada a la locura de Moschino]

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