Dentro del circuito internacional, la Semana de la Moda de París es siempre la pasarela más esperada y la que presume de mayor poder de convocatoria. En el interior de localizaciones tan emblemáticas como el Grand Palais (escenario preferido de Chanel), la Fundación Louis Vuitton o el Museo Rodin (en Dior), estilistas, periodistas y compradores de todo el mundo comparten graderío con las celebridades, it-girls y toda clase de personajes, amantes de la moda, que ocupan el codiciado front row o primera fila; mientras, en la calle, decenas de fotógrafos esperan ansiosos por capturar con sus cámaras las próximas tendencias que marcarán el street style. Y, por supuesto, están ellos: los mejores diseñadores de moda no solo franceses, sino de los cinco continentes.

Nadie quiere perderse la Paris Fashion Week (Semana de la Moda de París), nunca. Pero esta temporada, además, la pasarela parisina contaba con un añadido que elevaba al infinito su atractivo: los estrenos de tres diseñadores en tres grandes casas de moda, el (re)estreno en solitario de otro y la despedida de una gran modista que nos dejaba hace apenas unas semanas.

Anthony Vaccarelo presentaba su primera colección para Saint Laurent, tras sustituir al diseñador Hedi Slimane, odiado y amado a partes iguales y sin mesura. Maria Grazia Chiuri abandonaba en Valentino al que había sido su compañero artístico durante los últimos 25 años para encabezar el equipo creativo de Dior. Por último, Jouchra Jarrar ocupa el cargo que hace unos meses dejó al divertido Alber Elbaz en el taller de costura parisino más antiguo en activo, Lanvin.

Las cuatro firmas tienen un legado histórico que ha crecido aún más, tanto en prestigio como en negocio, en los últimos tiempos. Diseñar para cualquiera de ellas y mantener su balance positivo supone un reto que, imaginamos, pondría de los nervios a los cuatro diseñadores. El resto de la industria esperaba con ilusión y entre vaticinios las colecciones de Primavera-Verano 2017 que desfilarían en París.

Sin embargo, este clima de presión (positiva, dicen que ‘sin presión no hay diamante’) se nubló el 25 de agosto, cuando la reina del punto, Sonia Rykiel, falleció a los 86 años de edad y a causa de las complicaciones derivadas del Parkinson. Por esta triste razón, el desfile de su firma se incorporó también a la lista de los shows imprescindibles en esta edición de Paris Fashion Week.

A primeros de octubre, París fue más moda que nunca. Nueve días de desfiles casi ‘non stop’ entre los que, al menos, debes conocer las cinco colecciones citadas. Sigue leyendo para descubrir qué se esperaba de cada una de ellas y cómo sus responsables cumplieron o no con las expectativas.

- Anthony Vaccarello para Saint Laurent

En abril de este año, Saint Laurent anunciaba que Anthony Vaccarello (1982, Bruselas) ocuparía el puesto de director creativo que desde 2012 ostentaba Hedi Slimane (1968, París). Vaccarello trabajó unos años en Fendi y en 2009 lanzó su propia marca, que ahora ha aparcado momentáneamente para concentrarse en Saint Laurent. En 2015 fue llamado a las filas de Donatella Versace para encargarse de la línea joven de la familia italiana, Versus, donde potenció el espíritu sexy de la casa con sus minivestidos y con sus aberturas perfectamente pensadas.

Vaccarello parecía un sucesor casi natural de Slimane en Saint Laurent, puesto que el estilo de ambos diseñadores tiene puntos comunes: el amor a los tejidos metalizados y al cuero, una interpretación personal del adjetivo ‘sexy’ o la mirada hacia la estética de los años 80. Por eso, el nombramiento no sorprendió demasiado ni se esperaba que lo hiciera su primera colección. Continuar y aprovechar el legado Slimane, quien ha conseguido que la firma que en 1962 fundara uno de los genios de la moda del siglo XX resurgiera, más de 50 años después, a ritmo de ‘glam rock’, sería suficiente para ganarse el aprobado.

Sin embargo, Vaccarello no iba a conformarse con ser ‘Slimane II’ y, desde el inicio del show, el pasado martes 27 de septiembre, lo demostró. Si Slimane había eliminado hace tres años el nombre ‘Yves’ de la casa, Vaccarello retomaba el logo completo, ‘YVS’, en unas letras neón que presidían desde al aire, colgadas de una grúa, la pasarela. ¿Quería reconectar con el fundador de la maison o eliminar la era Slimane?

Con la manga asimétrica como eje de la colección, los hombros XXL caídos como recurso más repetido y la deconstrucción de algunos de los patrones clásicos de Saint Laurent, como la chaqueta de smoking, Anthony Vaccarello presentaba una colección de Primavera – Verano 2017 sexy y ochentera, claro, pero más glamurosa que la que hubiera diseñado Slimane. Entre prints animales, hombreras y acabados metalizados, no faltaron dos elementos 100% Vaccarello, el cuero y las minifaldas, ni tampoco su musa, Anja Rubik.

Los dos looks más sorprendentes fueron el corpiño negro que fusionaba dos de los escotes de la temporada (el cuello Bardot y los hombros descubiertos) y que presentó acompañado de unos informales jeans, y la camisa transparente con mangas abullonadas. En 1966, Saint Laurent presentó una blusa de un tejido similar y se convirtió en uno de los iconos de su trabajo. Medio siglo después, Vaccarello demuestra que una blusa traslúcida sigue siendo una prenda perfectamente actual aunque, eso sí, no fue una mujer la que lució en este show, sino un hombre, el único incluido en su casting.

Cada vez más, las marcas están eliminando la separación entre las pasarelas de moda masculina y moda femenina, bien creando colecciones unisex, bien haciendo desfilar hombres para presentar colecciones de mujer (y al revés), o bien utilizando modelos denominados agénero, transgénero o sin género.

que se suman a la tendencia a fichar modelos  que tienen algo diferente, algo que las hace destacar de las demás; desde un prototipo de belleza totalmente fuera de lo común, a una personalidad, un carácter rebelde, punk o alternativo. También triunfan las modelos con poco pelo

- María Grazia Chiuri para Dior

Por un lado, el hecho de que Maria Grazia Chiuri fuera la primera mujer al frente de la casa que Christian Dior fundó podía anticipar parte del mensaje que la diseñadora transmitiría con su primera colección para la maison. Por otro, la escasez del tiempo que Chiuri tenía para preparar el desfile –sólo 6 semanas- hacía suponer que su inmersión en el universo Dior vendría entre los tules y bordados que caracterizaban su trabajo anterior en Valentino. Y los vaticinios se cumplieron.

Con una puesta en escena de lo más tradicional, muy similar a la de aquellos primeros desfiles en los talleres de costura, y con una banda sonora tranquila -incluso aburrida en algunos momentos- , María Grazia lanzó una promesa estampada en las juveniles camisetas blancas en las que se podía leer ‘Dior(r)evolution’.

La tendencia deportiva llegaba a una de las casas más femeninas y clásicas de París, a través de corpiños, pantalones ceñidos y cintas estampadas con las palabras ‘J’adior’, en unos diseños directamente inspirados en el atuendo con el que se practica esgrima. ‘El traje de la esgrimista (mujer) es prácticamente el mismo que el del esgrimista (hombre)’, justificaba Chiuri la elección que le ha servido para ganar una batalla que se planteaba complicada: dotar de calidez el frío aunque impoluto estilo con el que su predecesor, Raf Simons, había triunfado en Dior desde 2012.

Al comienzo del desfile de Chiuri, se echaron de menos muchos elementos 100% Dior, como los colores pastel y las flores, que finalmente desfilaron sobre la pasarela. La icónica silueta que en 1947 la periodista Carmel Snow bautizó como ‘new look’ se camuflaba con timidez en un vestido negro de cuero y otro estampado con topos. Sin embargo, el objetivo de Christian Dior con el ‘new look’ era el mismo que consigue Chiuri con sus propuestas: realzar el cuerpo femenino y crear las prendas que la mujer necesita. Las diferencias se deben a que las necesidades de 2016 nada tienen que ver con las de la vida de posguerra, un momento en el que sí encajaban los vestidos de 40 metros de tela que diseñaba Dior, porque eran una manera de establecer el estatus de la clase alta en tiempos de escasez.

Como colofón de la primera colección de Chiuri para Dior, llegó la prenda que ha hecho famosa a esta diseñadora: los preciosos vestidos en los que la delicadeza del tejido semitransparente contrasta con el lujo de las aplicaciones y el poder seductor de la corsetería. Para Dior, Maria Grazia Chiuri ha reemplazado las flores y los motivos étnicos de Valentino por dibujos surrealistas en unos looks que combinan, por ejemplo, una falda larga de tul con un suéter de punto. Porque la mujer de 2016 reclama un equilibrio entre belleza y comodidad, y Maria Grazia Chiuri sabe perfectamente cómo satisfacer los deseos de sus coetáneas.

- Pierpaolo Piccioli para Valentino

Al fichar en julio por Dior, María Grazia Chiuri tuvo que despedirse del que había sido su compañero de taller durante los últimos 25 años y su aliado en la dirección creativa de Valentino desde enero de 2008, cuando Valentino Garavani diseñó por última vez. Pierpaolo Piccioli se quedaba solo al frente de una casa que, gracias al dueto Chiuri-Piccioli, ha crecido en prestigio, como reflejan las infinitas apariciones en prensa, y en cifras puramente económicas, con fórmulas tan acertadas como la archiconocida línea de accesorios Rockstud.

La situación a la que se enfrenta Piccioli no tiene nada que envidiar a un verdadero debut porque sus propuestas en solitario tendrán que mantener el altísimo nivel logrado junto a Chiuri. Si hace un año, en una entrevista conjunta los diseñadores de Valentino declaraban que ‘cada uno mantiene su identidad dentro del trabajo conjunto’, a partir de ahora podremos distinguir quién es en realidad quién.

La primera colección de Piccioli deja adivinar que él era el romántico y el nostálgico de la pareja. Las propuestas que el domingo 2 de octubre presentaba en París eran recatadas y femeninas, y la modernidad general se rompió con detalles que remiten a otros tiempos de la historia, como la lazada bajo el cuello de las blusas o los estampados a mano de la diseñadora Zandra Rhodes, inspirados en el cuadro ‘El Jardín de las Delicias’ de El Bosco. La (nueva) mujer Valentino sigue disfrutando de vestir transparencias, solo que ahora cubre su piel con bordados más tupidos o, directamente, con abrigos de verano sobre el vestido.

- Bouchra Jarrar para Lanvin

La firma de moda parisina en activo más antigua (Jeanne Lanvin abrió su primera boutique de sombreros en 1889) llevaba en manos de Alber Elbaz nada más y nada menos que 14 años; una eternidad, si lo comparamos con los tres años de media que parecen durar los diseñadores en cada marca. En este periodo, Lanvin resucitó en la escena fashion, gracias a los diseños femeninos y favorecedores del marroquí. Este diseñador supo conectar con su clienta, completando sus reconocibles colecciones, en las que los estampados, el color, las asimetrías y los volantes siempre estaban presentes.

Todo ello, apoyado con campañas tan divertidas como el inolvidable vídeo de 2011 en el que él mismo, junto a sus modelos, parodiaba el tema I know you want me de Pitbull. Parece sorprendente que a una señora clásica que compra en Lanvin pudiera hacerle gracia este tipo de actuaciones, pero, así fue, y Lanvin volvió a posicionarse entre el top de las firmas francesas.

Models Dance To Pitbull's "I Know You Want Me" Wearing Lanvin

Hasta que, de unos meses a esta parte, la creatividad de Elbaz se esfumó, o eso sostenían algunos, entre los que se encontraban, por lo visto, los responsables de la firma. Así, en noviembre de 2015, Elbaz dejaba huérfana, y sin un sucesor claro, a Lanvin. Un equipo de diseñadores firmó, sin mayor pena ni gloria, la colección de Otoño–Invierno 2016/2017, presentada en febrero 2016. Y, por fin, en marzo de este año, llegaba la esperada noticia: la diseñadora de Alta Costura Bouchra Jarrar (1970, Cannes) tomaría las riendas de la firma.

La colección debut de Jarrar para Lanvin dejó de lado el legado Elbaz para reconectar con la diseñadora original. El Hollywood de los años 30, una época que también inspiraba a Elbaz, apareció en forma de trajes de gánster (en vez de con los vestidos que hubiera presentado su antecesor). La masculinidad se opone a la feminidad, igual que el blanco se enfrenta al negro en una colección impregnada por completo del estilo creativo de Bouchra Jarrar y de su recorrido en la moda.

Su puesto anterior como diseñadora de joyas (en Jean Paul Gaultier, por ejemplo) y su trabajo actual como creadora de alta costura explican que la prioridad de Jarrar sea lograr un corte perfecto de las prendas, que son muy sencillas y en tonos nada estridentes, y que la magia llegue a través de tres elementos: los contrastes entre los tejidos, las superposiciones y las aplicaciones de flores, metálicas y de plumas.

 

- Julie de Libran para Sonia Rykiel

Sonia Rykiel comenzó a diseñar por necesidad: cuando estaba embarazada del primero de sus dos hijos, no encontraba en las tiendas prendas que le resultasen cómodas. De esta forma arbitraria, se inició en la moda la mujer que más tarde sería considerada "la reina del punto", gracias a su repetido trabajo con este material. El estilo relajado y práctico de sus prendas permitió a la mujer de su época anteponer la comodidad a las tendencias, sin sacrificar con ello el chic parisino.

Tras años de lucha contra la enfermedad del Parkinson, Sonia Rykiel se despedía para siempre el pasado 25 de agosto, con 86 años, dejando un legado tejido en punto y decorado con rayas de colores. Desde mayo de 2014, la diseñadora Julie de Libran (1972, Aix-En-Provence, Francia) se encargaba de la creatividad de la firma. El desfile que celebró el lunes 3 de octubre en París mostró el cariño y la admiración que tanto ella como todo su equipo profesaban a Rykiel.

Al comienzo de la presentación, trece modelos pelirrojas y peinadas con el característico estilo de la misma Sonial Rykiel salieron en escena con bodies negros estampados con una letra de color, formando un mensaje escueto pero suficiente: ‘Rykiel Forever’. Tras ellas, la colección de Primavera-Verano 2017 subió a la pasarela para dejar claro que las rayas de colores, las siluetas oversized, el espíritu práctico (llevado al extremo en los bolsos XXL que cuelgan de la mano de las maniquíes) y el punto adorados por Rykiel siguen funcionando perfectamente bien en 2016. Como apoteosis final, una lluvia de confeti saltó por los aires, como si fueran lágrimas de plata que lloraban la ausencia de la diseñadora.

Al margen de las impresiones que estas cinco colecciones hayan podido causar en expertos y aficionados a la moda, ahora que París ha echado la persiana, serán los estilistas, los compradores de las tiendas y los propios clientes quienes tendrán la última palabra. ¿Habrán aprobado el ‘examen de acceso’ Vaccarello, Chiuri y Jarrar? ¿Mantendrá Piccioli su exitosa trayectoria en Valentino? ¿Perdurará el estilo Rykiel ahora que nos ha dejado la diseñadora? El estreno real: la próxima primavera, en las mejores tiendas.