Cada año, por estás fechas, escuchamos una y otra vez en boca de amigos y conocidos los ya consabidos comentarios relativos al típico dulce de la época: "El mejor roscón de Reyes es el que hacen en tal o cual pastelería, o en tal o cual obrador"; "Conozco yo un sitio". También a principios y finales de año suelen aparecer en los medios las clásicas clasificaciones y rankings de los mejores hornos, panaderías y profesionales reposteros de la ciudad.

En Madrid son habituales de dichas listas establecimientos como : El Pozo, La Marina, El Riojano, Formentor, Nunos, Moulin Chocolat, La Duquesita…



Entre los roscones, los hay industriales, semi-industriales y artesanos, pero: ¿Qué tiene que tener y cómo tiene que ser un roscón para ser un gran roscón? ¿Qué es lo más importante? ¿Su densidad? ¿Su esponjosidad? ¿Su textura? ¿Que esté relleno? ¿Qué no lo esté? ¿Que lleve frutas escarchadas, o únicamente almendras? ¿Que lleve, o no, aromatizantes? ¿Que incorpore agua de Azahar? ¿Que esté más o menos horneado?

El roscón de Reyes de La Miguiña. Moeh Atitar

Aunque, lógicamente, habrá opiniones para todos los gustos, lo que, inicialmente, es casi seguro, es que para cada uno de nosotros el mejor roscón será aquél al que estemos más habituados desde siempre. En este sentido, tenía mucha razón aquel famoso cocinero cuando le respondió al periodista que le preguntaba sobre quien era, a su juicio, el mejor cocinero del mundo y éste le dijo que el mejor cocinero del mundo, no para él, sino para el propio periodista, seguro que era su madre.

Y es verdad, a todos nos suele gustar más aquello a lo que estamos más acostumbrados. Dicho esto, ¿de qué manera se podría objetivar, cuál o cuales son realmente los mejores roscones de Madrid? Una forma de conseguirlo es lo que, desde hace años, hacen unos buenos amigos míos. Todos los 5 de enero por la tarde, Marta y Miguel celebran una rosconada a la que convocan a un buen número de amigos que tienen "la obligación" de aportar a la merienda navideña un buen roscón.

Ni que decir tiene que todos los invitados nos esforzamos en estar a la altura de las circunstancias, intentando localizar un roscón que, al menos sobre el papel, merezca la pena. Año tras año, la rosconada de Marta y Miguel se ha ido convirtiendo en una auténtica y verdadera cata.

Pedro Días, haciendo el roscón de Reyes de La Miguiña. Moeh Atitar

A este informal concurso repostero, el pasado año, concurrieron no menos de 15 roscones, muy diferentes entre sí y de muy distinta procedencia. Los había de: Vait, Viena, El Corte Ingles, Niza, Chantilly, Nunos, Moulin Chocolat, Belle Bombón, Silvia Fragio, La Duquesita, Everest…. Siempre se proclama ganador de este goloso y casero concurso, aquel roscón que se acaba antes y que concita el mayor número de espontáneos elogios.

No parece que pueda haber un criterio más natural y elocuente para decidir el roscón vencedor que el de su entusiasta consumo, ¿no? Pues bien, el roscón que, sorpresivamente, se alzó como indiscutible ganador del certamen rosconero en 2016 fue el de La Miguiña, un modesto obrador de la calle Teruel 26, en el que, desde hace escasamente un par de años, colabora Clara Villalón, una exparticipante de Master Chef particularmente dotada para todo lo que tenga que ver con la repostería.

En el "acta" que días después de la cata, Marta remitió a sus invitados, describía así al roscón triunfador: "roscón cubierto de naranja confitada y con un suave baño de almíbar, en lugar del más habitual lustre de huevo. Resultó ser un magnífico bollo: esponjoso y de delicado y delicioso sabor a almíbar de naranja".

Es obvio que en Madrid hay establecimientos que hacen y seguirán haciendo magníficos roscones de Reyes, pero el de La Miguiña, por méritos propios, estará, a partir de ahora, e indiscutiblemente, entre los mejores.