El uso de los aceites sobre la piel es tan antiguo como la propia Humanidad. En la gran mayoría de las excavaciones arqueológicas que se realizan, suelen encontrarse antiguas fórmulas para preparar lociones a base de aceites. Ingredientes a los que Cleopatra, reina de la belleza y precursora de mucho de productos que hoy tenemos en nuestro neceser, ya les atribuía múltiples beneficios y eran elemento básico de la alquimia cosmética de la que era gran aficionada y defensora. 

Los aceites son, en realidad, un ingrediente habitual en mucho de los productos de belleza. Los griegos ya los usaban para sus masajes terapéuticos y los romanos se hidrataban con uno de los más famosos en el Mediterráneo, el de oliva. Frente a esa guerra oil-free que se impuso hace unos años, por la que todo tipo de productos con la palabra aceite en su composición eran caracterizados poco menos que como el demonio; una de las tendencias beauty que llega pisando fuerte pide llenar con ellos tu neceser.

Cleopatra utilizaba los aceites para cuidar su piel. | Foto: Elizabeth Taylor en "Cleopatra", (1963).

Son compatibles con todo tipo de piel y, si dejamos a un lado los derivados del petróleo y cualquier tipo de parafinas –que obstruyen los poros y sí, son comedogénicos (que producen puntos negros)-, no hacen más que aportarnos beneficios. Por tanto, lo importante es saber distinguir con qué tipo de aceites nos quedamos. Y son dos: los vegetales y los esenciales.

Los primeros mantienen la hidratación, pues son capaces de penetrar en las capas más profundas de nuestra piel, y se componen de ácidos grasos, como es el omega3; mientras que los segundos poseen pequeñas partículas aromáticas con una vinculación mucho más emocional al ser aplicados sobre nuestro cuerpo. Ambos se complementan y conducen, recíprocamente, las propiedades del otro.

Además, tanto uno como otros favorecen la absorción de los demás cosméticos y estimulan las fibras encargadas de producir el colágeno, responsable directo de la firmeza de nuestra piel.

PERO SI SON TANTOS, ¿CON CUÁL ME QUEDO?

El uso de un aceite u otro va a depender del objetivo que quieras conseguir. Así, el aceite de caléndula es un perfecto calmante y antiinflamatorio (sobre todo para estos meses de verano o para las irritaciones de los más pequeños); el aceite de almendras o de argán son los más hidratantes y el aceite de cocomuy famoso entre las celebrities y que promete convertirse en el producto más completo del año que viene, con una aplicación de 360°- es el más rico en vitamina E, por lo que es perfecto para nutrir la piel. El cicatrizante por excelencia es el de rosa mosqueta y el que más utilizamos en España, sin duda, es el de oliva, con propiedades antibacterianas.

Y es que incluso aquellas personas con pieles grasas o tendencia acneica pueden encontrar en estos aceites calificados por los alquimistas como el alma de las plantas, uno de sus mejores seborreguladores; como son el aceite del árbol del té tópico o el de jojoba. Lo único que tienes que saber es si son o no los más aconsejables para tu tipo de piel y la zona a tratar. 

LA COSMÉTICA OLEOSA: MANUAL DE USO

Los productos oleosos se han especializado, sobre todo, en fórmulas faciales y capilares; como pueden ser los limpiadores o las mascarillas que buscan un extra de brillo para el cabello (e incluso, que pueden aplicarse sobre la barba masculina).

Si optas por los primeros, debes calentar el producto primero con los dedos y extenderlo sobre el rostro.  Tienen una gran capacidad para retirar la suciedad, basándose en un sistema de arrastre que no utiliza ningún tipo de jabón y carece, además, de agua, por lo que son adecuados para las pieles más sensibles. Si prefieres los segundos, deberás decidir si lo que quieres tratar es un problema específico o, simplemente, nutrir las puntas. Pero, en cualquier caso, tienes que aplicar el producto sobre el cabello húmedo y dejar que actúe varios minutos.

Si lo que buscas es una acción completa sobre el cuerpo –que también existen multitud de productos para ello-, escoge cualquier producto, pero realiza siempre movimientos circulares y espera a que se absorba por completo.