La salud de Michiko (85 años), esposa del del antiguo emperador de Japón Akihito (85), es delicada, a juzgar por el comunicado emitido por la Agencia Imperial del país nipón, que ha hecho saltar las alarmas. En el documento, las fuentes reales afirman que la antigua emperatriz ha sufrido vómitos con sangre en los últimos meses que preocupan tanto a sus médicos como a su familia. 

Desde la Agencia Imperial añaden también que este proceso ha remitido en el último mes gracias a los medicamentos. Los médicos achacan que esta dolencia se puede deber al estrés al que se ha visto sometida en el último año, con la abdicación de su esposo Akihito. Sin embargo, su entorno está preocupado porque estos problemas de salud se suman a su avanzada edad y a la notable pérdida de peso que ha experimentado desde abril. 

Michiko, esposa de Akihito, ha tenido vómitos con sangre en los últimos meses.

La primera noticia que hacía entrever que la salud de Michiko era delicada se produjo en junio, cuando la casa imperial japonesa anunció que a la emperatriz le habían ser diagnosticado una anomalía en la válvula de su corazón. En ese momento los médicos decretaron que debía hacer reposo y dejar descansar al corazón, para evitar el pulso irregular y el riesgo de sufrir un paro cardíaco. 

Entonces la esposa de Akihito optó por realizar terapias contra el estrés en su tiempo libre como tocar el piano, leer, recolectar la seda de los gusanos del palacio imperial o traducir poemas. 

Solo unos meses después, en septiembre, se supo la emperatriz emérita de Japón tenía que someterse a una operación de cáncer de pecho. Los doctores afirmaron que la intervención había sido todo un éxito y que el tumor de un centímetro y medio había sido extirpado sin complicaciones.

Lo cierto es que desde que entró a formar parte de la Familia Real la salud de Michiko siempre ha sido delicada. El estrés y la depresión de una vida tan escrita y repleta de presión (ascendió al trono con una gran oposición por su origen plebeyo) no tardaron en pasarle factura.

La princesa Michiko en la década de los 60.

Tanto es así que en la década de los 70 llegó a perder la voz durante siete meses, en 1993 sufrió un desmayo tras leer una noticia falsa y durante mucho tiempo ha sufrido de úlceras estomacales, sangrado intestinal y reflujo gastroefásico, entre otros. A raíz de estos problemas, su hija, la princesa Sayako, se convirtió en su principal apoyo y no dudó en acompañarla en sus eventos.

"Pasé por muchas dificultades a la hora de hacer frente a tantas exigencias y expectativas. Incluso aún lo siento [...]. Me sentí triste y apenada por no estar a la altura de las exigencias del pueblo [...]. Ha sido un gran reto superar mi dolor y mi angustia cada día de mi vida", aseguró en una de prensa durante un viaje por Europa junto a su marido.

Michiko es una de las figuras más apreciadas dentro de la Familia Real nipona. A pesar de las fuertes reticencias que existieron cuando entró a formar parte de la familia imperial, su fuerte sentido del deber unido a la encarnación de los valores tradicionales la han convertido en uno de los personajes más queridos y venerados en el país.

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