La historia de amor -y desamor- de los reyes Juan Carlos (79 años) y Sofía (78) ha llenado miles de páginas. 55 años juntos dan para mucho. Por lo pronto, no habrá celebración ni pública ni privada para conmemorar el aniversario de boda. Ya no hay nada que celebrar, pues no hay necesidad de guardar las formas cuando hace tiempo que quedó al descubierto la auténtica naturaleza de su relación.

Sólo la reina Sofía se dejará ver este domingo en una tarde repleta de actos, todos relacionados con una de sus aficiones. Tras reunirse con el Círculo Internacional de la Escuela de Música Reina Sofía, la emérita acudirá al concierto de Plácido Domingo (76), que dirigirá a la citada orquesta en el Teatro Real. Celebrará, pues, su aniversario de bodas en solitario, como viene haciendo en las últimas décadas.

Sin embargo, en Zarzuela nada queda al azar y precisamente esta semana ha aglutinado el mayor número de actos públicos en los que los eméritos han aparecido juntos desde que dejaran el trono. El lunes entregaron la Medalla de Oro de la Real Academia Nacional de Medicina a la infanta Margarita (78), el miércoles viajaron juntos hasta Noruega para compartir paraguas en su camino hacia la cena por el 80 cumpleaños del rey Harald (80), y un día después se desplazaron al Palacio Real para acudir al funeral por Alicia de Borbón-Parma, tía del rey Juan Carlos. Todo está medido y estudiado y el hecho de que hayan aparecido juntos hasta en tres ocasiones en menos de cuatro días no es baladí.

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Los reyes eméritos, en el funeral de este jueves. Gtres

En cualquier caso, ya no es necesario programar actos conjuntos para mostrar una relación que hace tiempo dejó de ser real. Los primeros 10 años de matrimonio fueron, quizá, los más felices, aunque estuvieran sometidos a un exhaustivo control por parte del régimen de Francisco Franco. Quizá por ello, y porque el principal objetivo de los entonces príncipes era traer la democracia a España, se mantuvieron más unidos que nunca. Así fue hasta mediados de los años 70, cuando se conoció la primera infidelidad del rey Juan Carlos. El modo en el que la reina Sofía lo descubrió fue uno de los desencadenantes del desmoronamiento de la relación. A partir de ese momento, la separación de lechos y de hecho fue una realidad. Pero tenían que mantener las formas ante una opinión pública entregada. Lo hicieron durante los siguientes 45 años. Tras ellos, poco queda de aquel romance que se fraguó entre conjuras y acuerdos reales.

Así empezó su historia de amor...

Su relación comenzó a caballo entre la conveniencia propia de las alianzas regias y la voluntad de dos jóvenes que se habían caído en gracia, sobre todo por parte de la entonces princesa griega, embelesada desde prácticamente el principio por aquel rubio de ojos claros "algo bromista y gamberro" al que le gustaba flirtear. No en vano, durante la primera época de encuentros reales en barcos como el Agamenón y bodas europeas como la del duque de Kent o el conde de París, él mantenía romances con María Gabriela de Saboya (77) y Olghina de Robilant (82), entre otros amores de juventud.

Gabriela de Saboya, en una imagen reciente. Gtres

Tras varios años y unas vacaciones estivales en Corfú auspiciadas por la reina Federica, llegó el compromiso real, con anécdota incluida. El rey Juan Carlos acabó lanzándole el anillo a su "Sofi" para que lo cogiera al vuelo.

Por aquellos días aún se veía con la condesa de Robilant, uno de sus amores más pasionales y menos aceptados por sus padres, los condes de Barcelona. Según reveló la propia Olghuina hace unos años en un documental sobre el rey emitido en Telecinco, tuvieron una última cita en una pensión de Roma a pocos meses del enlace con Sofía de Grecia. En ella, le contó que le había comprado "una sortija con dos rubíes en forma de corazón con su propio dinero. Y eso que nunca tenía un duro".

Olghina de Robilant fue una mujer pasional. Gtres

Los inicios marcados por Franco

Para casarse con Juanito, la reina Sofía renunció, al igual que hizo    Felipe de Edimburgo (95) con Isabel II de Inglaterra (91), a sus derechos dinásticos. También hubo de convertirse al catolicismo para poder dar el sí, quiero.

Los primeros años tras aquella boda, celebrada en Atenas el 14 de mayo de 1962, fueron relativamente felices, siempre bajo el férreo control de Francisco Franco. Eligieron establecerse en Zarzuela y la mujer de éste, Carmen Polo, se aseguró de decorar cada una de las estancias a los entonces príncipes, que pronto comenzaron a tener descendencia.

La primera infidelidad, el punto de inflexión

Todo empezó con el fallecimiento del dictador. La llegada de la democracia trajo aires nuevos (y libres) a Zarzuela y el rey Juan Carlos supo aprovecharlos. Así, a mediados de los años 70 llegó la primera infidelidad conocida del monarca emérito, de la que tuvo conocimiento la reina Sofía a raíz de una sorpresa que le había preparado a su marido. Al final, la sorprendida fue ella cuando viajó hasta Toledo con sus hijos para encontrarse con él. Allí estaba, sí, pero en compañía de otra persona, que bien podría haber sido una conocida actriz y cantante manchega de este país

Sofía cogió sus maletas y a sus hijos y voló rápidamente hasta la India, donde la esperaba su madre. El Gobierno tuvo que maquillar la huida como una mera visita familiar. Aquello impactó de lleno en la estabilidad del matrimonio y abrió una grieta que nunca terminó de cerrar. La royal griega asumió el conocido como gen Borbón,  como había hecho con su papel de reina. 

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Después de la actriz, llegaron los dormitorios separados y la versión más aventurera del emérito, que comenzó a verse con otras mujeres, conocidas en mayor o menor grado. Así ocurrió con Bárbara Rey a mediados de los 80, a quien conoció por medio de Adolfo Suárez. Sería una de las relaciones que más problemas causó al monarca, pues el CNI, los fondos reservados, las escuchas y las grabaciones continúan haciendo acto de presencia a día de hoy. 

En medio de aquellas turbulencias sentimentales, los reyes eméritos siguieron guardando las formas en público y mostrando su profesionalidad en los actos oficiales. Llegaron, incluso, a celebrar su bodas de plata con un posado oficial en Zarzuela, una cena familiar y una recepción en el Palacio Real a la que acudieron parejas de toda España que habían contraído matrimonio el mismo día, mes y año que Juan Carlos y Sofía. Nadie se percató ese día de que los monarcas llevaban ya unos cuantos años separados de facto. Fue el mismo año en el que Carlos de Inglaterra (67) y Lady Di visitaron con sus hijos Marivent. La propia princesa de corazones comentó en su día que se sintió incómoda con el rey de España y que era demasiado "sobón".

Posado en Marivent con motivo de la visita de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales. Gtres

Sin embargo, una de las mujeres que más preocupó siempre a la reina Sofía fue la mallorquina Marta Gayá, con la que se vio durante años en la isla balear llegando a descuidar sus funciones profesionales y familiares. De sobra conocida es la escapada que realizó con ella en 1992 y que filtró el propio Felipe González (75) a los medios cuando afirmó que el rey no podía sancionar una ley porque no estaba. Sin actos en la agenda, comenzaron las preguntas. En realidad, el monarca se encontraba en Suiza junto a Marta Gayá.

Semanas después, ya en España, él y Sofía accedieron a participar en un sonado documental sobre la vida del emérito que se emitió en Reino Unido. A year in Spain relataba, además, los logros de España ese año, entre los que destacaba la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Selina Scott (65), una joven y atractiva reportera consiguió sacar el lado más socarrón y espontáneo del monarca. Debido a la complicidad que derrochaban ante las cámaras, su nombre también salió a la palestra como otra de las posibles amigas entrañables del rey campechano.

La complicidad de los reyes era más una cuestión pública y oficial que algo genuino. Gtres

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Desplantes sin disimulo

Los últimos años de su matrimonio han estado marcados, entre otras cosas, por los continuos desaires del monarca para con su esposa. En agosto de 2015, increpó a la reina Sofía para que le dejara sitio al lado del Papa Benedicto XVI (90) en un gesto muy comentado que no pasó desapercibido a los medios allí congregados. Tampoco el hecho de que tratara de desembarazarse del brazo de la reina a la entrada del cortejo civil de la ofrenda al Apóstol en la Catedral de Santiago de Compostela para posteriormente volver a recriminarle su actitud.

En 2012 ya ni se molestaron en disimular. Ese año se cumplían 50 años de su matrimonio y ni siquiera lo celebraron. Zarzuela únicamente distribuyó un cd con 50 imágenes que conmemoraban el aniversario. Por aquel entonces, los menesteres del rey Juan Carlos eran otros. 

La relación del rey Juan Carlos y la reina Sofía

Bodas de oro en plena 'era Corinna'

Corinna Zu Sayn Wittgenstein (53) había entrado en la vida del monarca años atrás, pero la ciudadanía española aún no era tan consciente como la prensa, que hasta ese momento se había movido entre el respeto a la institución y la protección condescendiente hacia los vaivenes del rey. Así lo hizo en mayo de 2010, cuando el ahora emérito Juan Carlos tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en Barcelona a cuenta de un nódulo de pulmón. Sofía y Corinna coincidieron en el Hospital Clínico de Barcelona. Una salía y otra se disponía a entrar para visitar al monarca.

Los reyes salen de la clínica Ruber tras una de las numerosas operaciones a las que se ha sometido el emérito. Gtres

Pero fue el incidente de Botsuana, en abril de ese mismo año, el que hizo que todo saltara por los aires: la caza de elefantes, la amiga entrañable del rey, el enorme desembolso económico del viaje en plena crisis económica española... el aluvión de críticas destapadas por culpa de una caída y una posterior operación de cadera le obligaron a pedir perdón en unas declaraciones hasta el momento nunca vistas. Su historia de amor con Corinna salió a la luz casi al detalle escudriñada de cerca por una Sofía ya resignada con su matrimonio, que ese mes de mayo cumplía el medio siglo. El matrimonio ya era, a ojos de los españoles, una fórmula impostada que seguía cumpliendo, no obstante, con los compromisos oficiales.

Desde que Felipe VI (49) accediera al trono en 2014, el modus operandi del matrimonio cambió por completo. Si antes mantenían las formas, la compostura y la imagen de pareja férrea y perfecto tándem profesional en cada uno de los actos públicos a los que acudían Juan Carlos y Sofía, a partir de ese momento comenzaron los viajes por separado, las salidas con otras compañías y los actos en solitario. Así ocurrirá este domingo, cuando ambos cumplan 55 años de matrimonio regio, que no real.